Pastel de chocolate

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23 de septiembre

Ella esperaba impacientemente su cena. El ático de aquella casa no tenía ventanas, y la única luz con la que contaba era la que provenía de una vieja lámpara. Para ella no existían las horas ni los minutos, sólo la casi absoluta soledad. No contaba con ningun reloj que le indicará la hora, o un calendario que le indicará el día. Ella desconocía cuando era de noche o de día, el ático siempre era oscuro, y a ella no le importaba para nada, sabía que no tenía salida.

Del suelo una pequeña puerta que estaba cerrada con llave, se abrió. Una mano se asomó y le tendio a la chica  en un plato un mendrugo de pan y un vaso con agua, para luego volver a cerrar la puerta.

Apresuradamente ella tomo el alimento y lo comió con desesperada, mientras se le escapaban unas lágrimas.

******

-¡Aiden!- dijo la mujer de alta estatura y espalda ancha- ¡La cena está servida!

La señora Young, tenía un carácter muy estricto con sus hijos, en especial con Aiden.

Molesto, el bajo las escaleras para reunirse con su madre y su hermano.

-¿No crees que deberías salir un poco más?- pregunto Drew, el hermano mayor de Aiden.
-Cierra la boca
-¡Aiden!- le regaño su madre.
-Perdona ma- dijo irritado Aiden.
-Y... Aiden ¿hay ya una persona especial en tu vida?- dijo interesada la señora Young.
-¡Si, Megan Cooper!- respondió Drew burlándose- Claro que no tiene las agallas para invitarla a salir
-¿La hija de los vecinos? Es hermosa- dijo animadamente su madre.
-¡Cierra la boca!- grito molesto, levantándose de la mesa. Subio rapidamente las escaleras y se encerró en su habitación.

Drew sabía perfectamente que lo que más le molestaba a Aiden era hablar de Megan con su madre presente. Claro que eso no le impedía hacer enojar a su hermanito de vez en cuando.

Aiden aún molesto se sentó en su escritorio y miro a la ventana. La casa de los Cooper era una gran maravilla arquitectónica. Sus hermosos ventanales, y sus enredaderas hacían lucir a la casa un pequeño palacio. Aiden recorrió con sus mirada dicha casa, del pequeño pórtico al techo, tan solo deteniéndose en la ventana de la hija mayor de los Cooper.

Y sin más se puso a escribir inmediatamente.

24 de septiembre

-¡Hola Megan!
-¡Hola Aiden!

Esa era su rutina diaria, tan solo saludarse mientras esperaban el autobús de la escuela.

-Por cierto, feliz cumpleaños- rompió nerviosamente el silencioso Aiden.
-¡Gracias!- dijo alegremente Megan- Pensé que no te acordarías.
-¡Bueno... eres mi vecina favorita!- trato de decir galantemente el.
-Sabes, deberíamos hablar más en la escuela- dijo sorprendentemente ella. Aiden se puso totalmente rojo al escuchar eso.

Por infortunio, el autobús llegó, y los dos tuvieron que posponer su plática para ir a la escuela.

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De la pequeña puerta del suelo, salió una mano y le tendio un pedazo de pastel a ella.

Sin mostrar sentimiento, ella se acerco a él, lo tomo entre sus manos y le dio un pequeño mordisco, sabía a chocolate, ella odiaba el chocolate. Molesta miró nuevamente a la puerta y descubrio que a un lado había una pequeña carta. La tomo y la leyó, dejando escapar una lágrima, tal vez por que decia "Feliz cumpleaños Sophie"

*******

-¡Felicidades Megan!-gritaron todos al verla entrar por el vestíbulo.
-¡Gracias!- dijo mostrando una sonrisa perfecta.

Aiden la miraba a distancia. Siempre se veía tan hermosa.

-Planeta tierra, a planeta Aiden- dijo Becka, la mejor amiga de Aiden.
-Perdona no te preste atención- le contestó distraído.
-Ya lo sé veías a la señorita perfecta- dijo celosa Becka.
-¡No es cierto!
-Claro que si, ella es tan hermosa que es imposible que no la veas.
-Tu también lo eres- trato Aiden de consolar a su amiga.
-Muy amable de tu parte.
-Bueno, voy a Álgebra ¿te veo en el almuerzo?- pregunto el pelinegro.
-Por supuesto.

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Para los Cooper, el cumpleaños de su hija era muy importante. Su madre había hecho pastel chocolate (el favorito de Megan) y su padre había tomado el día libre. Adornaban la casa para la fiesta que daban cada año por el cumpleaños.

Todo debía ser como lo habían planeado. Todo incluyendo el pequeño secreto. La señora Cooper le había subido un pedazo de tarta con una sutil nota. Le daba gracia lo anterior.
Rose y George Cooper sabían que no debían preocuparse por ella, ya que no podía ser escuchada desde el ático.

*********

Aiden como de costumbre no paraba de mirar a Megan Cooper. En sus manos sostenía la carta que le había escrito a ella, inseguro se acerco a ella, pero a al estar a pocos metros de ella, se arrepintió y volvió en sus pasos.

-¡Ja Aiden!- río Jim, el compañero de laboratorio de el- Eres una gallina.
-Vete a la -#&$$*

Molesto, Jim le arrebató la carta y corrió a Megan.
-¡Hola Megan!
-¿Hola Jim?
-Aiden te manda esto-dijo malignamente Jim entregándole la carta a ella. Sonrió satisfecha y la guardo en su bolso.

Mientras tanto, Aiden sufría un paro cardíaco al ver dicha escena. Claro que no tenía ni idea de lo que le esperaba.

Querida Sophie...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora