La chica extraña que vive en el ático

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Flashback

-¡Niñas!- dijo sonriendo aquella mujer.
-¿Si mami?- le respondió Meg.
-¿Saben que día es hoy?- volvió a decir su madre.
-No, mami- respondieron en coro.
-¡Dia de pastel de chocolate!- les dijo enseñándoles el pastel en el que había pasado toda la tarde trabajando.
-¡Gracias mami!- dijo la pequeña Meg alegremente. La niña siempre había sido muy dulce, usaba vestidos de tul rosa,se peinaba de dos coletas y siempre traía una muñeca en la mano.

Su hermana era diferente. Su cabello corto no le permita hacerle ningún peinado, y ella odiaba los vestidos de tul a menos que fueran negros, era cerrada y decapitaba toda muñeca que cayera en sus manos.
Ella miraba en silencio a su hermana y a su madre.

-¿Te sucede algo Phie?- pregunto cariñosamente su madre. No contesto la niña.
-¿Hermanita?- pregunto preocupada Meg.
-¡¿Sophie?!- grito aterrada su madre al ver que ella, una de sus pequeñas niñas, vomitaba sangre de un derepente, con una aterradora sonrisa (que parecía una mueca) en el rostro de la pequeña.

Fin Flashback

25 de septiembre

Aiden no había dormido en toda la noche. La imagen de aquella chica, sus cadenas y sus ojos azules, no salían de su mente.

¿Quien era ella?, se preguntaba, o mejor ¿que así encadenada en casa de los Cooper? ¿debía llamar a la policía? ¿estaría alucinando?

Sólo había una forma de saber que rayos sucedía, debía ver nuevamente a esa chica. ¿Como?, eso era lo fácil.

*******

-¡¿Como que no vaz a ir a la escuela, Aiden?!- dijo histérica su madre.
-No me siento bien.
-¡Pues claro! ¿No viste como salió gritando como niña ayer en la fiesta de los Cooper?- dijo molestando Drew.
-Okey, hoy tengo el turno de la mañana en el hospital- dijo la señora Young, ella era enfermera- Si llega a hablar tu padre, contestale de buena forma- le sermoneó.

Erick Young, era un hombre de negocios que casi siempre no estaba en casa, y que casi nunca llamaba a sus hijos y mucho menos a su esposa.

Dadas las nueve de la mañana, ya no había nadie en casa, su madre se había ido al trabajo y su hermano a la universidad. Estaba totalmente sólo.

El sabía que Megan ya estaba en el Instituto, su hermano Cameron en la primaria y sus padres estaban apunto de ir al trabajo; dejando la casa sola de 9:00 am a 1:00 pm. Era ahora o nunca.

Justo enfrente de la ventana de la habitación de Aiden, habia un viejo árbol; sus ramas llegaban hasta la cornisa de la casa de sus vecinos.
Sin pensarlo, salto a él y se fue desplazando hasta llegar a la cornisa.

Tratando de mantener el equilibrio, camino hasta la ventana más cercana.
La abrió nervioso, rogando que no tuviera la alarma encendida.
Nada, la ventana se abrió con facilidad, y el entro rapidamente.

Era la habitación del hermano pequeño de Megan. Inmediatamente salió al pasillo de la planta alta. Miró al techo, y si como lo esperaba,ahí estaba la puerta al ático.

Trato de abrirla, no lo logro. Estaba cerrada con llave. Sin detenerse, bajo rápidamente al estudio del señor Cooper. Abrió rápidamente los cajones de un costoso escritorio de abedul. Nada, revolvía y sacaba las cosas buscando una llave, o una pista.

Fue cuando empezó a pensar si había sido buena idea volver a esa casa, si no era mejor olvidarse del asunto. Pero de repente vio una pequeña llave al fondo de un cajón. Debía ser esa.

******

Tenía hambre. Aquella mañana no había recibido su desayuno. Sophie sintió como su estómago gruñía pidiéndole un poco de comida. Ella se limitó a abrazar su huesudo cuerpo. Ella sufría una delgadez severa. Pero no podía hacer nada, estaba condenada a morir sola y ... hambrienta.

Sophie, tratando de olvidar esa sensación de hambre, tomó el viejo ejemplar de 'Orgullo y Prejuicio' y lo abrió para comenzar a leerlo, pero fue interrumpida por ruido sordo.

*****

Se aseguró de no cerrar la puerta para poder salir. Aiden camino entre las cajas de libros viejos, sosteniendo una linterna que había tomar prestada de la habitación de Megan Cooper. No estaba seguro que encontraría, pero deseaba que el estuviera equivocado, y así pudiera dejar de preocuparse por lo que había visto ayer.

Por infortunio, lo que había visto era real. Ahí yacía la chica que era idéntica a su amor platónico (pero mucho más delgada, de cabello negro y ojos azules) Sostenía un libro entre sus manos.

Ella lo miro curiosa. El se acerco para verla más de cerca. Ella estiro su brazo (el que no estaba esposado) tocando el rostro de Aiden. A ella le gustó cómo se sentía su tacto. El la miró aún más sorprendido.

Ella sonrió débilmente (pareció más un mueca forzada) y el sonrió nervioso.
-Sophie- fue lo único que pudo articular ella.
-Aiden- dijo asombrado- Es un gusto.

Querida Sophie...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora