La llegada de Lou Hewlett

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19 de octubre

Pequeña, torpe y aburrida. Caminaba con la mirada en el suelo. Louise Hewlett es de las chicas que no quiere llamar la atención, sin embargo su cabello rojo, llama demasiado la atención, por eso lo odiaba. Lo cortaba hasta las orejas para "pasar desapercibida", claro que como de costumbre no funciono para Aiden.

La chica tenía algo que le impedía dejar de mirarla. Talvez sus ojos miel, talvez su cabello como la sangre, no lo sabía exactamente.

Desde su misteriosa llegada al instituto, los rumores aparecieron en seguida.

-Dicen que estuvo en un manicomio para menores de edad...
-Yo escuche que la abandonaron en un orfanato cuando era pequeña....
-Dicen que ella vio como asesinaban a sus padres...
-... Dicen que puede ver a los muertos...
-Su padre es un excéntrico hombre de negocios...
-Es muy guapa... ¿tendrá novio?

Algo aturdida entro al salón de clases tratando de que el profesor en turno no notará su presencia, claro que eso no funciono.
-¡Señorita Hewlett! Bienvenida- dijo sonriendo el profesor de Literatura- ¿podría presentarse?

De mala gana, se acerco hasta el frente del aula, escuchando a su paso los murmullos de sus compañeros.

-Bueno, mi nombre es Louise Hewlett, pero prefiero que me digan Lou-hizo una pausa para observar detenidamente a sus compañeros- Mi familia y yo nos trasladamos de Oregon, mi padre recibió un ascenso... Y no veo veo fantasmas.

Sin más corrió a sentarse a un lugar desocupado al fondo del salón. La clase siguió sin novedad.

-Me gusta el tono de tu cabello- dijo alguien al finalizar la clase. Al mirar atrás se encontró con un chico de cabellos negros y ojos grises. Un chico "guapo" según Lou.
-Gracias... Pero realmente no me gusta a mi- dijo con seguridad.
-Que pena... Soy Aiden- le dijo tendiendole su mano. Lou recibió de buena gana el saludo.
-Hola soy... Lou-dijo sonriendo complacida.

-¿Vienes a almorzar con nosotros?- interrumpió una chica rubia.
-Si Meg...-le contestó- Bueno me tengo que ir Lou, bye.
-Adios Aiden...- dijo molesta por el corto tiempo que pudo hablar con aquel chico.

*******

-Un Mississippi, dos Mississippi, tres Mississippi...- enunciaba Sophie. Para ella los días sola en casa de los Young eran aburridos, y más cuando no estaban Drew o Aiden.

"Tengo hambre", pensó. "Un tentempié no me haría daño", se dijo a si misma.

Con cuidado, abrió la puerta y bajo a hurtadillas las escaleras. Sabía que no podía ser descubierta por la señora Young.

Por fin llegó a la cocina sin problemas.
-¡Waffles!- exclamó de emoción al encontrar un plato encima de la mesa, como si la estuvieran esperando.

Tomo uno y le dio una mordida, era su platillo favorito. Estaban un poco  fríos, pero a ella no le importo.
-¡Ricos Waffles!- dijo con su dulce voz.

-Si, Lucy, es un placer ayudarte- dijo una voz.

La señora Young!", pensó de inmediato, y rapidamente se escondió. Escucho atentamente.

-Disculpa las molestias Marge, pero a mi esposo lo han solicitado en Oregon para terminar los papeleos, y mi madre está grave en el hospital en Portland, y no quiero que Lou se desconcentre en la escuela...- decia una mujer.

-No importa, se puede quedar aquí, tengo una habitación de sobra.... ¡será como tener una hija! ¡estoy encantada de tenerla como invitada!- dijo alegremente la señora Young.

-¿Invitada?- pensó en voz alta Sophie.

Querida Sophie...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora