Gema

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Gema, y Paola, y Ema, y Cecilia son mis amigas más cercanas en la preparatoria. Somos un grupo, un escuadrón.
Gema es una persona amable y agradable con los demás. Yo conocía su otro lado. Y me gustaba.
Era casi como yo. Teníamos gustos parecidos, experiencias parecidas y pensamientos parecidos.
Gema fue la mejor amiga de Cecilia.
Y yo tenía a Ema y a Paola.

Resulta ser, que una vez Gema y yo decidimos soltarlo todo. Compartir secretos y demás.
Me contó hasta lo que no debía.
Gema había pasado por la misma reciente situación que yo, ninguna de las dos era virgen. Mucho menos santa.
Le pedí consejos y me los dió.

Y luego se rompió el condón.
Yo estaba histérica. Vi mi futuro pasar por enfrente, mis sueños y esperanzas se desvanecían.
Yo no quería un hijo. Y mucho menos a los 17, y con Edgar.
No quería.

Y le conté a Gema, le supliqué que me ayudara.
Al siguiente día llegó a mi casa y me acompañó a comprar pastillas, de esas del día después.

En ese momento me confesó que la verdad es que ella nunca había pasado por eso.
Le di la razón, porque tal vez ella no era tan torpe como yo y nunca sufrió la desesperación de ir s comprar pastillas porque crees que vas a quedar embarazada.

Pero dijo "No, yo aún soy virgen".
Inmediatamente pensé en cuantas cosas más me había mentido. Quiero decir, yo me abrí, totalmente a ella, porque sentía que alguien más me comprendía. Y me mintió.
No tardó de decir que sólo era eso en lo que me había engañado, pero ya era muy tarde. Mi confianza hacia ella había desaparecido.
Y un poquito de confianza que yo tenía guardada para mí también se fue.

Causa y efectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora