-¡Dios! ¿Cómo se me pudo pasar un detalle tan importante como ese? ¿ Cómo la voy a volver a encontrar?-
Diègue estaba ansioso por volver a ver a Emerauld, pero su torpeza no lo dejó pensar con claridad en el momento preciso y ahora tenía que esperar hasta la próxima misa para volver a encontrarla.
La semana pasó demasiado lenta para Diègue. Pero al fin se podría encontrar con su adorada Emerauld.
Y así fue. Emerauld llegaba a la catedral en compañia de una mujer un tanto mayor y una pareja no tan joven como ella.
Diègue se acercó a paso apresurado hasta donde se encontraba Emerauld. Pero cuando le faltaba solo un paso para llegar hasta ella, el hombre que las acompañaba se paró en frente de él.
-¿Se le ofrece algo Monseur?- dijo el hombre.
-Disculpe mi atrevimiento- Dijo Diègue. - Me urge hablar con Madame Emerauld por favor-
- ¿ Y ud. es?-
- Oh disculpeme nuevamente. Mi nombre es Diègue De la Fert. Mucho gusto ¿Monseur?-
- Claude Lacroix Conde de Avignon, mi madre Georgette de Lacroix y mi esposa Juliette de Lacroix, pero veo que ud. ya conoce a mi hermana ¿ O me equivoco?-
Diègue respiro aliviado al saber que el Conde era hermano de Emerauld y no su esposo. - Si Monseur Lacroix, ya había tenido el placer de conocer a su hermana- dijo mientras aprovechaba de mirarla.
-¿ Les importaría otorgarme 5 minutos para hablar con ud. Monseur Lacroix?
El Conde le hizo un gesto para que lo acompañara hasta la salida.
-Muy bien, ud dirá Monseur De la Fert. ¿ Qué es lo que le inquieta?-
Diègue estaba bastante nervioso por lo que iba a hacer, pero se armó de valor y logró decirlo - Vera ud. Monseur Lacroix, desde que vi a su hermana la primera vez, quedé completamente impresionado ante su belleza- dió un pequeño respiro y termino de decir - Y me gustaría que me otorgara su permiso para cortejarla-.
El Conde se quedó sin palabras.
Solo se limitó a decir - Lo siento Monseur De la Fert pero creo que no sería correcto ya que ya tiene a un pretendiente cortejándola y...-
Diègue lo interrumpió y le dijo - Por favor Monseur, mi padre esta muy enfermo y necesito casarme ante de 2 semanas y su hermana es la única muchacha que a logrado llamar mi atención sin proponérselo-.
Claude Lacroix parecía un hombre muy interesado ante la situación y sin dudar preguntó por el nombre del padre de Diègue. - ¿Y cuál es el nombre de vuestro padre?-
- Mi padre es el Duque de Montpellier Alphonse De la Fert-
Claude dió un pequeño silbido a la vez que levantaba las cejas. Le brillaron los ojos al escuchar el titulo que heredaría Diègue si se casaba con su hermana y en lo beneficioso que sería para él.
Claude respondió - Veré que puedo hacer con el pretendiente de mi hermana pero desde ya ud. tiene todo mi consentimiento para cortejarla-
Diègue sonrió y se fue a su casa para darle las buenas nuevas a su padre.
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Amor a la Francesa
RomansFrancia. A nadie parecia importarle que las uniones en aquella época fueran por amor, sino por cuantos francos venían con el novio o su familia. Pero Diègue no estaba dispuesto a ser uno más de la larga lista de los novios casados por conveniencia...