Capítulo 20

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¿Quién no soy?

Creo que estoy comenzando a entender este juego.

Lo estoy haciendo muy bien.

Pero, ¿por qué es necesario saber quién no soy para aprender?

Todo es necesario. Lo que me molesta tanto como lo que me gusta, lo que siento tanto como lo que no siento, lo que soy como lo que no soy...

Estoy contento de ser yo y no otro tipo...

- No te apresures, aún falta mucho – dijo la voz

- Duele.

- Claro que duele, pero ¡VALE LA PENA!

- ¿Realmente vale la pena?, a veces me pregunto eso una y otra vez y no hay respuestas – le hable como a un amigo.

- ¡Sí que las hay! El problema es que no quieres arriesgarte. Hasta los más poderosos temen pelear a veces.

- Yo no le temo a pelear.

- A veces sí.

Pensé un momento y sentí que tal vez "la voz" tenga razón. De todas formas seguía conforme con ser yo y no aquel personaje.

Pasaron segundos que parecían horas y al darme vuelta ya no estaba con mi escritor, sino con otra persona extraña.

- Hola

- Hola- respondí mirándolo con duda- debo admitir que esperaba que me grites, o que me quieras golpear, o algo... no se... no esperaba un "hola" tan sencillo.

- Aprendí a decir "hola" desde pequeño, es de mala educación no saludar.

- Si, tal vez... - dije

- Hay que tener buena educación para entrar al reino de los cielos. – me aseguro

- No creo en el reino de los cielos, pero en fin... De todas formas hay cosas más importantes que hacer y no-hacer para "entrar al reino de los cielos".

- ¡Así es! – Se entusiasmó "eso" - No hay que mentir, ni robar, ni amar a la mujer de tu prójimo ni...

- ¡No!, no me refería a eso... eso es todo lo que la gente cree, pero no es así. – dije haciéndole entender que me había molestado exageradamente - Puedo darte mis fundamentos para que veas que hay mucho más que eso, que todo eso es una blasfemia y que nada de eso sirve... ni siquiera el reino de los cielos...

- No puedo escucharte. Debo seguir siendo quien pudiste haber sido si una vez no se te ocurría pensar en otro punto de vista.

- Supongo que no puedo decirte que el mundo no es lo que ves...

- El mundo es mi casa, mi familia, mis amigos...

- Ese es TU mundo – dije mientras me iba más y más.

- Yo no hice diferencias entre EL mundo y MI mundo, como tú. Por lo tanto el mundo es mi casa, mi familia, mis amigos...

-Pero ¿no sabes que hay otra gente en el mundo y que además no es tan feliz?

-No en el mundo - dijo

-No en TU mundo - retruque

- Es lo mismo para mí. Ambos mundos son lo mismo.

- Pero no podrás hacer nada por los demás si no creas TU mundo o al menos lo separas DEL mundo... y todo seguirá igual... la felicidad se resumirá en unas pocas personas con mundos lindos y ...

- Lo siento, pero no puedo decirte más nada. Mi tiempo terminó. - dijo

Y desapareció como si fuese una gota vista desde arriba que cae al piso lentamente. Y al desaparecer volví a la plaza junto a un viejo que me costó reconocer.

Había tenido esa extraña conversación anterior con algo desconocido, mucho, pero mucho tiempo antes.

Antes de despertar de nuevo recordé que siempre me había preguntado por qué ser parte de una religión cuyo logo es un símbolo de tortura.

Eso, junto a la idea de no pertenecer a ningún lugar en el mundo, podría haber resumido el capítulo.


Los pies sobre mi mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora