Complaciendo al Soldado de Invierno

Confusión.

  Los días transcurrían y no había vuelto a ver al soldado; no sé por qué estaba ansiosa por verlo cada hora que pasaba me desesperaba por tenerlo cerca, lo necesitaba. Tenía curiosidad por saber dónde estaba por qué no había ido ¿Qué me pasaba con el?. Esa interrogante rondaba en mi cabeza. Por otro lado, estaba mejor ya no estaba tan débil, tuve que comer la comida que me ofrecían maluca pero no tenía otra alternativa también por qué todos los días me llevaban a hidratar; en una de esas ocasiones pregunté por el disimuladamente, obtuve una respuesta y breve que no resolvió mi duda.

  Abrieron la puerta y apareció Pierce como siempre custodiado por guardias armados y eso.

   -¿Valery que tal como te tratan? Pregunto cínicamente como todas las veces.

   -Oh espectacular mejor que un hotel cinco estrellas. Respondí también con ironía.

  -Te presento a Rumlow él vendrá cuando yo no esté. Señaló a un tipo alto cabello negro, ojos de igual color, musculoso; bueno muy parecido a los demás en la vestimenta negra como un soldado. El me miró pero no dijo nada.

  -Traigan al soldado de invierno. Ordenó a los gorilas. Mi corazón salto de la emoción pero trate de disimular. Entraron con él, pude percatar que lucía igual que las primeras veces su mirada fría y vacía. Pero pensé que estaba actuando al igual como lo yo lo hacía.

  -Los dejaremos solos para que puedan disfrutar. Comentó Pierce con una sonrisa de lado. Salieron apenas lo hicieron sonreí  me fui corriendo hacia a él para besarlo, pero apenas lo agarre el me empujó me agarro con fuerza por la cintura y me lanzó sobre la cama, se montó encima rompió la poca ropa que llevaba. Era tan bruto de nuevo por qué lo hacía no entendía si la última vez todo fue lindo. Pensé que todo sería mejor, estaba confundida.

  -¿¡Que te pasa!? Le pregunté. -Estas loco soy Valery, Val ¿recuerdas!? El se detuvo me observó confundido. -Por favor no me lastimes me conoces soy Val. Al decirle esas palabras se alteró su mandíbula se tensó.

   -No, no es así. Se negó con rabia me dio un tremendo golpe aplicando toda la fuerza en su puño que me volteo la cara pude saborear la sangre en mi boca seguidamente lo sentí de golpe penetrarme salvaje como antes. Mi cuerpo no respondía a tal situación; quede totalmente sometida por su imponente cuerpo, me tenía inmóvil a su completa disposición. Mis lagrimas corrían una tras otra.

  -¿Por qué me haces esto? Pregunté entre sollozos y llanto.

  -Cállateee... Ordenó, al parecer algo en él se conmovía cuando me escuchaba pero no quería admitirlo mucho menos demostrarlo. Volvió a pegarme fuerte no sé cómo seguía consciente. Siguió moviéndose de adelante hacia atrás.

  -Soy tuya toda tuya no tienes que obligarme. Dije pero el seguía con su mirada de rabia apretó sus dientes y mandíbula.

  -Eres mi misión... Expreso enojado, mis palabras provocaban esa reacción era como si no quisiera tener contacto conmigo dejarse querer y ayudar. Volvió a golpearme. No sé cuánto tiempo le resistiría otro golpe y me mataba. Lo aceptaría por el y acabar con mi sufrimiento de una vez por todas.

  -Entonces termínala. Lo mire resignada con la cara ensangrentada y golpeada. Levanto su brazo para proceder a golpearme de nuevo, me asusté pero estaba dispuesta a recibirlo con gusto. Sus ojos se agrandaron sorprendido a mis palabras pude notar en su expresión y ojos que sus recuerdos pasaban por su mente su boca entreabierta negaban lo que sucedía. Su respiración era agitada.

  Se apartó de mí daba vueltas agarrando su cabeza me daba tristeza verlo así.; confundido, inestable, triste, molesto, dolido, sufriendo. Me levante como pude lo abrace con las pocas fuerzas que tenía haciéndole saber que conmigo podía confiar, un abrazo esperanzador y consolador. Pasmado no correspondía pero después no reaccionó cayendo de rodillas ante mí, abrazo fuerte mi cintura con su cabeza recostada sobre mi estómago.

      Continuará.