Complaciendo al Soldado de Invierno

Débil hasta los huesos.

Mi boca y garganta estaban secas mis labios resecos y partidos, no había comido ni tomado agua el soldado no había ido más desde hace varios días, no sé si me alegraba o no, el estómago me rugía como un león del hambre, cada hora me debilitaba más hasta perdía la consciencia por ratos. Estaba sucia, sudorosa y olía mal si no había comido mucho menos bañado. Lo cierto es que sentía que en cualquier momento iba a morir del frío, hambre y sed.

Escuche abrirse la puerta mis sentidos se activaron a medias ya ni tenía fuerzas de ver, tocar, oler, escuchar, sentir; nada ni siquiera de moverme de broma respiraba.

-Llévenla al laboratorio e hidrátenla.. Escuche a lo lejos la voz de Pierce, me cargaron después me acostaron en una camilla. Apenas con mi visión borrosa pude notar unos sueros, agujas, hombres con guantes en fin parecía un hospital de mala muerte.

-¿Que me van a hacer? Pregunté con voz baja y débil.

-Tranquila no te vamos a hacer daño, solo mucho mucho daño... Dijo Pierce cínico. Sentí una aguja en mi brazo di un pequeño suspiro después comencé a sentirme más débil y débil hasta desmayarme. No supe más de mí ni que me habían hecho. Sólo se que volví a despertar y seguía ahí acostada en la camilla amarrada de brazos. Levante la cabeza para observar y visualice que tenía las piernas levantadas y abiertas y un viejo feo barboso revisando mis partes.

-¿Hey que me está haciendo? Pregunté angustiada, me sentía totalmente incómoda e invadida por dios ya lo había hecho ese soldado ahora este tipo tocando.

-Tranquilízate no te va a pasar nada. Es rutina. Respondió sin dar más explicaciones.

-Ya déjenme suéltenme... Grité desesperada tratando de soltarme.

-Sédenla otra vez que no he terminado... Ordenó. Se acercó uno de los hombre que me cargo antes con una jeringa.

-Ya por favor no más. Déjenme tranquila. Suplique entre sollozos, lágrimas y desesperación volvieron a colocar una inyección que me fue debilitando hasta quedarme dormida de nuevo.

Ya había perdido la cuenta de las veces que me dormía o me sedaban, de los días, si era de día, de noche, la hora, estaba agostada física y mentalmente; sentía que mi alma se desprendía de mi cuerpo. Era todo oscuro y malo en ese lugar. Aunque a pesar de todo solo quería verlo a él; no sé por qué. ¿Que siento por el? Porque estoy pensando en él si me hizo daño, me golpeó, lastimo, pero la última vez fue distinto fue más complaciente más dulce comparado con las otras veces. Eso me hizo cambiar de opinión con respecto a él, querer saber sobre él, conocerlo en su totalidad; su vida. Aparte esa mirada confusa y triste no salía de mi cabeza, esos ojos azules grisáceos detrás de esos mechones eran hermosos, sus labios eran suaves igual que su mano de normal, la de metal al acariciar mi piel sentí un  frío excitante que me erizaba. Ese pecho grueso y musculoso lo quería tocar de nuevo, me di cuenta de algo ese día y es que detrás de ese traje y porte de soldado bruto y violento se esconde un hombre bueno que sufre y necesita cariño a pesar de que no se lo permite.