–entonces, como trabajo quiero que me hagan un ensayo en donde me expliquen...–comenzó a explicar el maestro el trabajo y yo lo apuntaba en mi cuaderno.
–como lo he dicho, pero esto lo harán en parejas. Antes de que digan o hagan algo, las parejas las haré yoAsentí mientras dibujaba pequeños garabatos en la esquina de la hoja. El maestro comenzó a mencionar las parejas y cada vez sentía como me ponía más nerviosa
–sarah con james, Madison con Jason y _____ con Calum–un pequeño cosquilleo en mi estomago hizo que mi piel se erizara.
Voltee en su dirección y él me sonrió. Rápidamente me giré en mi lugar y sentí como mis mejillas se calentaban.
Era la primera vez que me sonreía o me dirigía un gesto como aquel.
Pasaron las horas hasta que tocaron el timbre dando finalizada la última hora de clase. Guardé mis cosas con algo de torpeza, pues finalmente iría a su casa, ya que tenía todo en mi mochila salí como alma que lleva el diablo fuera de la escuela.
Cuando estuve en la puerta de salida esperé a Calum para irnos juntos, apenas me he dado cuenta de que él vive a solo 5 casas de la mía, ¡y como nunca me he dado cuenta!
–Hey–me llama alguien, me doy la vuelta y siento cómo mi corazón se acelera desenfrenadamente.
¡Vamos! Dile algo, no te quedes así
Solo le sonrío como idiota y el hace lo mismo
–¿nos vamos?–me preguntó, alzando una ceja en mi dirección. Yo asentí y le sonreí cortamente.
El camino fue en silencio, ninguno hablaba. Yo no lo hacía por vergüenza a decir algo estúpido, y él, lo más seguro es que no quería hablar conmigo.
Ya que llegamos a su casa, abrió la puerta y me dejo entrar primero, luego cerró la puerta después de que él entrara.
Cuando me di cuenta pude apreciar bien mi alrededor. Su casa tenía ese estilo americano y un tanto antiguo. Había unos cuadros medianos con pinturas de frutas, unos jarrones con flores y unas fotos de, a mi parecer, la familia hood.
–bonita casa–digo, al mismo tiempo que me quedo embobada viendo cada detalle de la casa.
–gracias–me responde, detrás de mí.
Él se adelanta y camina por el pasillo y decido seguirlo. Hasta que se detiene en al parecer un cuarto con un sofá, una mesa de centro, jarrones en las 4 esquinas de la habitación, una gran televisión en la pared frente a la mesa de centro y un mueble bajo la televisión.
Me señala el sofá y un tanto insegura me siento.
–enseguida vuelvo, iré a cambiarme, ¿está bien?
Asiento, y él se desaparece por el pasillo de la izquierda.
Doy un suspiro y comienzo a sacar mi libreta y una lapicera. Me quedo esperando y una extraña sensación de nerviosismo hace que juegue con mis manos.
El hecho de estar aquí en su casa no hace que me sienta menos nerviosa, sino más que eso.
Pasan unos 5 minutos y comienzo a desesperarme, hasta que escucho sus pasos aproximarse.
–lo siento si me tardé demasiado–se disculpa él al mismo tiempo que entra al cuarto, lo miró y esta vez se cambió por unos pantalones negros, una camiseta de tiras blanca con una cara sonriente en medio de esta y unas vans negras.