CAPÍTULO IX - Arrástrame al infierno

634 76 22
                                    




[2/2]


***


Narra YoungJae

–¿Dónde estabas? –Oí una voz hablándome justo en el instante en el que cruce la puerta de mi celda y automáticamente me di cuenta de que era Zelo. Él estaba sentado en su cama con los brazos cruzados y su mirada clavada en mi. Justo encima suyo y sin hacer mucho esfuerzo en ser parte de la escena que estaba apunto de montarse, estaba Sehun, quien simplemente se dedicaba a tocar el foco de la luz LED que teníamos encima y que parecía que lo tuviera hechizado. De nuevo, con los dedos desnudos. Él realmente era algo grande.

–¿A ti te que importa? –Respondí sin más. Realmente no quería ser de esa manera, pero no podía evitarlo cuando se trataba de reclusos o funcionarios de esta cárcel. ¿Por qué simplemente no me podían dejar en paz? ¿Por qué todo el mundo tenía que estar encima mío? ¿Zelo de verdad se pensaba que yo iba a creer que él y Sehun estaban preocupados por mi a todas horas? ¿Y por qué lo estarían? Es estúpido, ni siquiera me conocen. Ni siquiera saben algo de mi más que lo que se explica día si y día no en televisión, así que no pueden atreverse a decir algo como eso. Y mientras más alejados estén de mi, mucho mejor.

Además, yo ya tengo a alguien en quien confiar aquí dentro.

–¿Sonríes? ¿Por qué estás sonriendo? –Preguntó Sehun desde lo alto, retirando sus manos del calor de la lampara al mismo tiempo que se deslizaba por el colchón hasta caer al suelo. Parecía un equilibrista del Circo del Sol, así que volví a sonreír, pero no me duro mucho. Ellos no iban a tener mis sonrisas tan fácilmente.

–Porque quiero. –Respondí, tratando de evitar las demás preguntas que, obviamente, Sehun se moría por hacerme.

Aunque algo en el ambiente empezaba a ser extraño. Realmente extraño.

–Juno... tenemos que hablarte sobre algo. –Dijo Sehun, y para mi sorpresa, Zelo no dudo colocarse delante de mi, tapando absolutamente mi vista hacía ellos antes de susurrar algo para Sehun que difícilmente pude escuchar.

–¿Qué pasa? –Pregunté un poco distinto de lo normal, sin ser un maleducado, y todo eso porque había notado el tenso ambiente que llenaba en ese momento la habitación. ¿Algo andaba mal? Ni yo lo sabía, pero si tenía claro algo: yo no formaría parte de eso.

–No es nada. –Aclaró Zelo, mirando a Sehun por ultima vez antes de que este soltara un suspiro de resignación y se retirara de nuevo a la litera de arriba sin siquiera despedirse, simplemente desapareciendo en ella. Y yo también suspiré, porque esos dos eran muy raros. Yo no debería estar aquí. –YoungJae, por cierto, tengo algo para ti. –Hablo de nuevo Zelo, dirigiéndose hasta el armario de la celda para después sacar de él una enorme bolsa de la marca... ¿Chanel?

–Espera, creo que te estás equivocando. –Contesté de golpe, apartando de mi la cara bolsa que me estaba tendiendo Zelo como si nada. ¿Qué demonios...?

–Yo creo que no. Vamos, cogelo, es tuyo y pesa. –Insistió, tendiéndome de nuevo la bolsa a la vez que daba varios pasos hacía a mi.

–Por muy cerca que te pongas y lo alto que seas no vas a hacer que acepte algo como esto, idiota. No pienso pagarte con dinero o favores sexual...

–¿Sexuales? ¿Eres idiota? –Dijo Zelo, riendo como un subnormal mientras dejaba caer la bolsa de Chanel encima de mi cama. –No voy a pedirte que follemos a cambio de esto, deja de pensar siempre en lo mismo. –Vale, lo aceptaba, siempre pensaba en eso. ¿Pero no se supone que en la cárcel las cosas funcionan así? Dios, demasiada televisión... –Estas son tus mantas. ¿Dónde vas a dormir, si no?

EL EGIPCIO: LIFE IN JAIL [DaeJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora