CAPÍTULO X - Love me harder

420 68 7
                                    



Narra YoungJae

–No sé si sabes lo bonito que te ves cuando duermes. –Dijo Zelo de repente, sin más, mirando hacia cualquier otro lado en el que no estuviera yo mientras cerraba con rapidez la cremallera de su uniforme. Mis manos dejaron de arreglar mi cabello y mi vista se clavó de nuevo en mis zapatos con elásticos, observándolos con una falsa curiosidad que solo aparecía cada vez que sabía que algo se estaba poniendo incomodo. Dos segundos después sentí la mano de Sehun en mi espalda, animándome con un guiño antes de salir de la celda sin decir nada más.

Y es que no era para menos. Yo mismo acababa de descubrir que aquella pesadilla en la que creía vivir, era simplemente una triste realidad. Ya era oficial y no podía simplemente escapar de mi destino, ya no.

Ese día iba a ser mi primer día en la cárcel, el primero de muchos, y yo había pasado toda la noche llorando después de percatarme verdaderamente de ello y lo que eso implicaba. Yo ya formaba parte de esa cárcel, de esa prisión colosal, y eso podía notarlo yo mismo en cada parte de mi cuerpo.

Incluso pude notarlo anoche, cuando el único consuelo que tuve para poder aguantar cada uno de los minutos que pasé en aquel lúgubre lugar, escuchando absolutamente todos los sonidos y ruidos que salían de cada una de sus instalaciones de El Principe, era tocar la piel de Sehun y Zelo contra la mía cada vez que yo sollozaba y uno de ellos me decía desde cerca que todo iba a estar bien, que ellos harían que todo estuviera bien para mí y que yo no debía preocuparme por ello.

- FLASHBACK-


"Él no va a dejar que te pase nada, y nosotros tampoco" dijo Zelo cuando mi llanto empezó a hacerse más fuerte al recordar a Johnny, a mi madre y a todo lo que una vez fue mi vida y ahora debía dejar atrás. Ni siquiera pude pensar ni por un segundo en quien era ese "él", quien era esa persona que cuidaría de mí al igual que ellos y porqué no podía estar tranquilo después de escucharlo, pero no me importo. Porque cuando volví a levantarme media hora después, cerca de las 04:30 de la madrugada, y noté como el lugar de Sehun estaba vacío y sin rastro de él, mi corazón dio un vuelco instantáneo que me dejó mucho más aterrado de lo que ya estaba.

Lo he soñado. ¿Verdad? Nadie ha venido a consolarme, por supuesto que no. Nadie consuela a los asesinos o a los reclusos de una cárcel, ni mucho menos otros asesinos. Ellos no tienen miedo, porque, de todas maneras, ellos son los malos. Ellos son... yo soy... soy... ¿Malo? Pero si yo soy el malo, entonces...

¿Por qué tengo tanto miedo?

–Tengo miedo... –Dije sin más, sin respirar, dejándome ir sin esperar ninguna respuesta después. Y sin esperar mucho menos que unos brazos rodearan mi cuerpo con fuerza mientras escuchaba como la respiración de alguien más se hacía cada vez más intensa cerca de mí.

–¿Mmm? ¿YoungJae? –Escuché como Zelo hablaba con su aliento pegado a mi cuello y mi estómago sintió una sensación irremediable de querer salir de mi cuerpo. Eran cosquillas, sí, y también ganas de devolverle el abrazo como si él fuera la única persona en la que pudiera realmente apoyarme en aquel momento.

Sus ojos estaban cerrados, latentes, y eso me dio una perfecta oportunidad para calmar mis sentidos y dejarme ver más de él y de su rostro con la poca luz que podíamos obtener de la luna. Y era bello, sin duda. Era mucho más bello de lo que recordaba y mirarlo me hizo sentir una nostalgia que no supe cómo procesar.

De repente empecé a sentirlo por él, empecé a pensar en su pasado y en todo lo que él había tenido que dejar atrás también, desde mucho antes que yo, desde mucho antes que ninguno.

Él no era bueno, no, pero tampoco era malo. Y eso lo tuve claro yo mismo en el momento en el que, sin poder evitarlo o intentarlo por lo menos, coloqué mis manos dentro de la chaqueta de su uniforme naranja mientras observaba sin ser consciente sus ojos cerrados. No supe reaccionar cuando mis manos tocaron sin más el interior de su torso, notando de una inocente manera como el calor de su cuerpo se intensificaba por cada roce y mi mano dirigía todo lo que estaba recibiendo de él al interior de mi cuerpo.

Era fantástico, sentirlo a él y a su cuerpo, era fantástico. Pero no duró mucho tiempo.

–Mierda. ¿Qué estoy...? –Dije antes de retirar mis manos con fuerza de él después de que este abriera los ojos de repente, sintiéndome totalmente avergonzando por mi atrevimiento.

Aunque la verdadera vergüenza la noté en todo mi ser cuando, cinco segundos después de eso, Zelo se levantó de la cama sin decir nada y se quitó el uniforme ante mi atenta y anonadada mirada, desnudandose con lentitud. Una de mis manos se levantó como acto reflejo cuando noté como avanzaba hacía a mí, subiéndose encima de la cama y gateando en ella como si sólo él supiera lo que estaba pasando. Y es que se equivocaba, realmente se equivocaba.

–No, espera, espera, Zelo. Yo no... –Traté de decir, forzandolo a separar su cuerpo del mío sin saber muy bien qué hacer cuando él agarró mis dos manos y las coloco en mi pecho.

–Tú has empezado. –Contestó Zelo, sonriendo como si ambos estuviéramos en algún tipo de situación en la que yo me lanzaba a él y luego me hacía el difícil para acabar haciéndolo con él en esa misma cama. Y bueno, simplemente no podía estar más equivocado. Mierda, esto ha sido culpa mía... –Tocándome como si no estuviera atento en cada uno de tus movimientos. ¿Sabes? La cárcel es la cárcel. Incluso si yo mismo soy el que se ha ofrecido a consolarte, aún tengo que ser perceptivo. No puedo simplemente quitar mis ojos de ti... –Añadió, hundiendo su cara en mi cuello mientras yo guardaba muy dentro de mí las ganas de empezar a gritar como un loco por ayuda. Diálogo, joder. Usemos el diálogo.

–No, no, no, escucha, no ha sido lo que crees. Yo solo... –Añadí, tratando de apartar con la palma de mi mano la cabeza de Zelo de la mía, aunque sin ser de mucha ayuda debido a mi horrible aguante en situaciones extremas como esa. Y es que mi fuerza era, sin duda, una mierda. Siempre lo fue.

–¿Qué pasa? ¿Ya no quieres hacerlo? –Preguntó Zelo totalmente normal, apartándose de mí con una tranquilidad que me hubiese gustado a mí no perder en más de una ocasión.

–¡No, claro que no! –Dije sin más, apartándolo ya del todo de mi de un empujón al mismo tiempo que subía lo poco de cremallera que había conseguido bajar él al intentar abrir mi uniforme a la "fuerza". Joder, será posible... ¡Maldito mocoso pervertido!

–¿Y entonces por qué me has tocado? ¿Eh, Juno? ¿Por qué has abierto mi uniforme mientras estaba dormido y has metido tus manos dentro como si eso no fuera a hacerme calentar? –Contraatacó Zelo, seguramente tratando de darle sentido a sus patosos actos anteponiendo mi enajenación mental transitoria de antes a ellos.

–¡Se supone que debías abrazarme después de eso, idiota, no pretender hacerlo conmigo en mitad de la noche! Además, ¿quién eres tú? Yo no te conozco. ¿De verdad piensas que lo haría con alguien en este asqueroso lugar? ¡No me jodas, ahora si puedes irte a la mierda! Maldito aprovechad...

Y ahí fue donde quedaron mis palabras pocos antes de que, sin dejarme mucho tiempo más para descargar mis frustraciones perfectamente entendibles en él, Zelo se acostara de nuevo a mi lado al mismo tiempo que cambiaba mi posición y se colocaba detrás de mí, posicionando su cabeza en uno de mis hombros.

EL EGIPCIO: LIFE IN JAIL [DaeJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora