3. Amar desatará la guerra.

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"El amor es como la guerra

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"El amor es como la guerra. Fácil de iniciar, difícil de terminar e imposible de olvidar"  — Henry-Louise Mencken. 

Nina trató con todas sus fuerzas de recomponerse... y lo logró por un par de horas. Horas en las que estuvo trabajando de un lado para el otro en el edificio de la Junta Empírea, cuando el ministro Shales y el ministro Ashael terminaron de hablar, ella se dirigió hacia ellos y les dejó claras las palabras del demonio. 

Adair había sido contundente y parecía que el tema a tratar era extremadamente serio, el ministro Ashael simplemente había fruncido los labios como si el solo pronunciar el nombre le demonio le incomodara, mientra que el ministro Shales simplemente había asentido y le había pedido informale de aquello a los demás ministros. 

Afortunadamente, Nina podía evitar hacer eso presencialmente y simplemente enviarles un correo electrónico con la información que el ministro Shales le suministró. Ella se dirigió a su escritorio fuera de la oficina del arcángel Ashael y comenzó a redactar, igualmente quedaba poco tiempo para que pudiera irse a su apartamento y desahogar la marea de emociones que arremetía en su interior. 

La Junta Empírea está conformada por trece arcángeles, seis de los cuáles habían ganado su distinción después de la inhibición emocional de su raza, adquiriendo poder y respeto en los siglos siguientes, entre esos estaban el ministro Shales y Ashael.

Pero, a quiénes en verdad todos temían eran los siete arcángeles poderosos del Creador, como lo dicen algunas biblias humanas, sus ojos en la tierra, como se creía en un principio. En fin, son los siete arcángeles principales y pronunciar sus nombres traía una sensación de poder supremo. 

Nina jamás los había visto en persona y tampoco en la esfera pública, quiénes siempre eran agobiados por los medios eran los otros seis arcángeles, con los que Nina trataba a diario mientras trabajaba para la junta. 

Ella suspiró cuando envió el correo y se levantó de su asiento, en ese preciso instante el ministro Ashael salió de su oficina y con una mirada mortalmente seria le dijo: —Nina mañana no se necesitará su ayuda, se puede tomar el día libre. 

Nina asintió, de haberse dado otro día, en el que su madre no decidiera renunciar a ella, se habría alegrado por poder pasar un día libre de responsabilidades. Ashael inclinó levemente la cabeza en señal de despedida y se dirigió al ascensor, ella observó como los números de los pisos aumentaban, Nina sabía a dónde se dirigía, desde la azotea del edificio, un lugar al que no tenía permitido ir, los arcángeles podían alzar vuelo, con sus bellísimas alas siendo exhibidas a lo largo del cielo, ante muchos ojos expectantes. 

Nina pensó en su espalda, donde había dos marcas de nacimiento, como cicatrices desvanecidas por el tiempo, la ausencia de sus alas. Cuando los ángeles decidieron dejar el lado del Creador para combatir la maldad en el mundo, estos se mostraron a los humanos y se desató una batalla.... que terminó en un acuerdo. El mundo estaba devastado, el número de muertes era catastrófico... habían personas poseídas y unas cuantas se convirtieron en fieles seguidores de los demonios, actuando como sus secuaces. Aquello no podía seguir, así que el poder del mundo se dividió en dos, para satisfacer a ambas partes, tanto Ángeles como Demonios serían parte de aquello. 

Se dice que en aquel entonces, un demonio se enamoró de un ángel y ella fue la clave de la destrucción de millones, ya que en medio de sus sentimientos le entregó al demonio su corazón y sus secretos... los ángeles perdían y para contrarrestar el ataque, decidieron utilizar la inhibición emocional, despojarse de sentimientos para no ser susceptibles ante decisiones irracionales impulsadas por sentimientos  y lograr erradicar la maldad, la creencia era que aquello los haría más fuertes... Y así fue, lograron un pacto con los demonios y desde entonces el mundo es como lo conocemos. 

Muchos dicen que aquel manto de perfección y estabilidad es una vil mentira, que bajo todo aquello que conocemos, arde todavía una guerra silenciosa. 

Nina decidió no pensar en que tan cierto podía ser aquello, simplemente tomó su bolso y salió del edificio, ella alzó la mirada y contempló la claridad del cielo azul siendo consumida por los cálidos tonos de un hermoso atardecer, en medio de las nubes podía verse una esplendida figura alada, que desapareció al cabo de un instante, como si nunca hubiera estado ahí. 

Nina caminó hacia la calle, mirando su pequeño auto estacionado en la acera, junto a otros pocos, en eso vislumbró a un chica de enmarañado cabello oscuro que observaba con atención el cielo a través de una cámara con un lente de largo alcance. 

La chica bajó la cámara y maldijo. 

  — ¿Sucede algo? — preguntó Nina con curiosidad a la desconocida. 

Ella se quedó mirándola, con los ojos abiertos de par en par, sosteniendo la cámara con una mano temblorosa. 

  — Su voz es tan fría — murmuró la extraña, como si no pudiera retener sus pensamientos — . Eres una de ellos. 

Eso último fue una afirmación, no un pensamiento que escapó sin querer.

La chica no desprendía la energía salvaje de un demonio pero su rostro sonrojado y mirada expresiva la declaraba como humana. 

Nina simplemente asintió. 

  — No vuelas — expresó la chica.

Nina bajó la mirada y escucho el sonido del obturador de la cámara. 

Alzó la mirada de repente. 

  — ¿Me has tomado una fotografía? — no necesitaba una respuesta, la chica pareció avergonzada y bajó la cámara. 

  — Nadie verá la fotos, lo prometo, simplemente... reflejas tristeza. 

Nina se tensó y dejó que su expresión se volviera impertérrita, comenzó a caminar lejos de la chica pero le dejó una advertencia. 

  — Has tenido suerte, muchos otros se molestarían y no dudarían en hacerte desaparecer, ten cuidado hacia quién apuntas tu lente. 

Con eso dicho, Nina subió en su auto y tras darle un último vistazo a la chica condujo hasta su apartamento. 

El alto edificio fue construido hace tiempo ya, tenía ciertas brechas en su diseño que pertenecían a otras épocas, sin embargo no lucía viejo o maltrecho. A Nina le fascinó vivir ahí desde el primer instante, aunque su madre siempre había estado en desacuerdo... ya que era un edificio mayormente ocupado por humanos, aunque eso le daba tranquilidad a Nina.

Llegó hasta su piso sin fijarse en su entorno, solo recordaba saludar al chico que permanecía en la entrada y se encargaba del recibidor. Ella cerró la puerta de su apartamento tras entrar y se tensó de pies a cabeza. 

Sobre su mesa había un objeto que no reconoció y que definitivamente no había estado ahí cuando se fue a trabajar en la mañana. 

Era una pequeña figura alada de metal, con hermosos detalles y aunque parecía antigua estaba raramente conservada.

Nina miró al rededor con temor, podía haber un intruso en su casa pero... ¿Cómo había entrado? El edificio tenía buena seguridad. 

Ella tomó la figura en sus manos y la detallo. 

Escrito con delicadeza, en un trazo fluido y curvo en la parte posterior de las alas de la figura, había una palabra. 

Muerte.

¡Gracias por leer! <3

El beso del DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora