A la mañana siguiente, Sillvia, Gerardo y Paulina fueron al colegio y ahí la niña le pidió disculpas a la directora, ella aceptó las disculpas y la mandó para su salón, luego Silvia y Gerardo se fueron a la oficina en total silencio.
Gerardo: ¿De verdad no me hablarás? -Ella lo ignora- Te estoy hablando. -detiene el auto- Mírame -le gira el rostro- Paulina es mi hija, y yo simplemente no quería que la regañaras justamente como lo hiciste ayer, le gritaste muy feo y eso a ella le dolió.
Silvia: Y a mí me dolió que me dijeras mala madre cuando yo he dado todo para que mis hijos estén bien siempre. Esta fue la segunda travesura que ha hecho desde que comenzó sus clases y no fue nada graciosa que digamos. Ella debe aprender a comportarse, debe saber que esas cosas no se hacen y que todo acto trae sus consecuencias. Yo te voy a pedir que cuando la esté regañando, no te metas. ¿Estamos, Gerardo?
Gerardo: Nuestros, Silvia. Nuestros hijos, porque aunque sé que Paulina no es mi hija, la cuidé desde que supe que estabas embarazada, no me gustó todo lo que dijiste ayer, estabas muy alterada y no sé porque estabas así.
Silvia: Es solamente mi hija, y cuando la esté regañando no quiero que te metas y punto.
Gerardo: Claro, es solamente mi hija cuando a ti te da la gana ¿no? Mientras se porta bien, y necesita algo, es nuestra hija. Pero para defenderla de una madre histérica que no sabe cómo tratarla no soy su padre. Pues no, Silvia, Paulina es mi hija, porque yo la cuidé desde que estaba en tu barriga, es mi hija porque yo la vi nacer, es mi hija porque yo la ayudé a caminar, y porque la enseñé a hablar, es mi hija porque he estado ahí en sus momentos de enfermedad, es mi hija porque así yo lo decidí y tú a estas alturas no vas a venir a decirme que no es mi hija cuando llevo exactamente 7 años velando por ella. Lo lamento, pero si tú vas a regañarla por una travesura de niños, yo estaré ahí para que no lo hagas. Que tengas excelente día en la oficina -se baja del auto y se va a su oficina-
Silvia se bajó del auto aún enojada y se fue a la oficina, firmó varios papeles y fue por la niña al colegio para llevársela a la oficina.
Paulina: -Se sienta en la mesa que tiene en la oficina de su mamá- ¿Sigues enojada conmigo, mamita? -No le hace caso- Ya te dije que no fue mi intención, quería que la directora fuera feliz cuando observara su oficina así. -se acerca a ella-
Silvia: Paulina, -se quita los lentes- tengo mucho trabajo, y sí, estoy enojada contigo. Eso que hiciste estuvo muy mal, sea la razón que sea no tenías por qué hacerlo.
Paulina: Me quiero ir con mi papá.
Silvia: Él está en una junta y no puedes ir para allá.
Paulina: No me importa, quiero irme con él, tú me tratas mal -se levanta y sale corriendo-
Silvia: Paulina, -va tras ella- Ven para acá.
Paulina: -Entra a la oficina de su papá- Papito -corre hacia el y le da un beso-
Gerardo: Princesa, ¿hace cuánto estás acá?
Paulina: No hace mucho. ¿Estabas ocupado?
Gerardo: No, y para ti nunca lo estaré.
Paulina: Es que mi mamá dijo que estaba en una junta.
Silvia: Paulina.
*Llaman al teléfono de la oficina*
Gerardo: ¿Si?
Secretaría: Señor, hay una señorita que quiere platicar con usted, dice que es sobre asuntos de trabajo.
Gerardo: Hágala pasar.
Silvia: ¿Una señorita quiere hable de negocios contigo? -alza una ceja y se cruza de brazos- qué bien. Ven Paulina, tu papá debe atender a la señorita.
Gerardo: Silvia, me tienes harto, para ya con las discusiones.
Paulina: Pero papá, yo quiero quedarme contigo.
Gerardo: No puedes pequeña, pero prometo que mañana te llevaré a dar un paseo cuando salgas del colegio ¿si?
Paulina: Sale y vale. -le da un beso y un abrazo apretado-
Silvia llega a la casa y prepara la cena, le sirve a Paulina y luego va donde León, quien estaba dormido ya.
Silvia: -Lo ve dormido en su cuna- Te extrañe tanto -le da un beso- que descanses, chiquito.
Paulina: Ya terminé de cenar, me lo comí todito. -le enseña su plato-
Silvia: Bien, ve a darte un baño para que te acuestes a dormir.
Paulina: Está bien.
*Tocan el timbre*
Silvia: ¿A qué vienes? -gira los ojos-
Jorge: Bueno, he averiguado que nuestra hija, Paulina cumple sus 8 años años este fin de semana. Así que quiero llevarla a pasear.
Silvia: ¿Quién demonios te entiende? Primero la odias, y no quieres saber nada de ella, pero llegas nuevamente a decirme que la amas y que quieres pasar un día feliz con ella. Desde ahora te digo que no.
Jorge: No, nunca dije que la amo, pero estoy viendo que es una niña maravillosa y no merece que alguien como yo la trate mal, es mi hija y estoy comenzando a sentir amor por ella.
Paulina: ¿Quién es tu hija? -pregunta curiosa- Nunca me dijiste que tenías una hija. -se acerca a él-
Jorge: Pues porque esa hija..
Silvia: Esa hija ya está grande y no vive aquí.
Paulina: ¿Y cómo se llama?
Jorge: Como tú.
Paulina: -Se ríe- Qué curioso, se llama como yo.
Jorge: ¿Verdad? Le estaba diciendo a tu mamá que me dejara llevarte el sábado a pasear por tu cumple el domingo. ¿Qué dices?
Paulina: ¿Y dijiste que si, mamá? -pregunta con emoción-
Silvia: Dije que no. Porque ya tengo planes.
Jorge: -Se ríe y se muerde los labios- Bien, entonces otro día planeamos para llevarte a algún parque. ¿Qué dices? -mira a Paulina-
Paulina: Bueno, está bien -baja el rostro-
Jorge: Pero no te pongas triste, mira, te traje esto -le enseña una cadenita con una mariposa- Espero que te guste. -se la coloca-
Paulina: Gracias, está padrísima. Me encanta.
Jorge: Que bueno, -le acaricia el cabello- nos veremos pronto. -sale de ahí-
Gerardo va llegando a la casa y en la salida se encuentra con Jorge.
Gerardo: ¿Qué haces acá?
Jorge: Vine a ver a mi hija. ¿Algún problema?
Gerardo: Ella no es tu hija, así que es mejor que te alejes de ella.
Jorge: Eso dices, pero a Silvia no le molestó que las visitara hoy.
Gerardo lo ignora y entra a la casa.
Paulina: Papito.
Gerardo: Hola, princesa. ¿Qué haces despierta aún?
Paulina: Es que.. -mira a su mamá- pues estaba esperando a que se me secara el cabello, si.
Silvia: ¿Quién era la mujer que fue a verte hoy?
Gerardo: -Mira a Paulina- Peque, ve a tu recámara, cuando hable con tu mamá iré a darte el beso de buenas noches.
Paulina: Si, papá -se baja y le da un beso a su mamá- Buenas noches.
Silvia: Que descanses, Paulina. -le da un beso-
Gerardo: -Ve a Pau irse- Era Natalia, mi expareja.
Les dejo por aquí mi twitter; @1025_chely
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Llegas tarde
Lãng mạn¿Y qué pasa cuando todo lo que quieres, amenaza con irse? Si quieres saber qué pasará, te invito a leer esta pequeña historia.