Silvia: ¿Quién era la mujer que fue a verte hoy?
Gerardo: -Mira a Paulina- Peque, ve a tu recámara, cuando hable con tu mamá iré a darte el beso de buenas noches.
Paulina: Si, papá -se baja y le da un beso a su mamá- Buenas noches.
Silvia: Que descanses, Paulina.
Gerardo: -Ve a Pau irse- Era Natalia, mi expareja.
Silvia: ¿Qué quería?
Gerardo: Pues nada, saludarme y ya.
Silvia: Saludarte y ya -se acerca a él- Eso espero. Porque no es la primera vez que te busca para "saludarte"
Gerardo: Silvia, tus celos están demás.
Silvia: ¿He dicho algo yo? Nada he dicho, así que ya.
Gerardo: Bueno. Y aquí, ¿nada nuevo?
Silvia: ¿De qué?
Gerardo: Nada, nada. Voy a darle un beso a Paulina y a León. -se va y entra al cuarto de León, la da un beso y sale de ahí para ir donde Paulina-
Paulina: -Lo ve entrar- Pensé que no vendrías.
Gerardo: Siempre vengo, mi corazón. -Ve la cadena que tiene la niña- ¿Quién te la regaló?
Paulina: Me la regaló el amigo de mamá, Jorge.
Gerardo: Ah, ¿estuvo aquí? -se hace el que no sabe-
Paulina: Si -se tapa la boca- mamá no quería que te dijera, no le digas que te dije, por fa.
Gerardo: No lo haré, que tengas una bonita noche. Te amo, traviesa de mi vida. -le da un beso en la frente-
Paulina: Yo también. -cierra los ojos-
Gerardo: -entra a la habitación- ¿Por qué no me dijiste que Jorge estuvo aquí?
Silvia: Gerardo, no estoy para otra discusión, bastante tengo ya con la de la mañana.
Gerardo: Contéstame, ¿por qué no lo dijiste? No me digas que ya son los mejores amigos.
Silvia: No te pienso escuchar ya, me tienes harta.
Gerardo: -La toma del brazo y la acerca a él- ¿No piensas escucharme?
Silvia: No, no pienso hacerlo más. -mira sus labios-
Gerardo sonríe y la toma del rostro acercándose a sus labios suavemente, y cuando Silvia se acerca más para besarlo, él se separa.
Gerardo: Pues bien, no me escuches más. -Se acomoda la pijama y se acuesta-
Silvia: ¿Es en serio? -se sienta en la cama- Oye, no podemos estar peleados toda la vida. -No le contesta- Gerardo, te estoy hablando.
Gerardo: Ahora yo estoy enojado.
Silvia: La que debería estar enojada soy yo, no tú. Mira que recibir a tu ex en tu oficina.
Gerardo: Mira que recibir al padre de tu hija en nuestra casa, que descaro el tuyo. Dime la verdad, ¿te estás enamorando de él nuevamente? Porque si es así dime y te doy el divorcio.
Silvia: No puedo creer que ahora no sea tu hija, eres bien imbécil. -Toma su almohada y su sabana para salir- Que tengas linda noche -se gira para irse pero regresa- Es más, quien se va eres tú, así que vete de aquí.
Gerardo: Es mi casa, es mi cama y dormiré aquí, si te molesta puedes irte a la sala.
Silvia: Me voy con Paulina.
Gerardo: No, para allá no irás. Es en la sala o aquí, tú decides.
Silvia: ¿Por? Es mi hija, y puedo dormir con ella.
Gerardo: Si, es muy tu hija pero no irás para allá, no quiero que sepa que estamos peleados. Así que ya te dije.
Silvia: Carajo, -da un grito- es mi casa.
Gerardo: -Se levanta de la cama- Vengo cansado de la oficina, y solo me encuentro a una esposa loca. Has cambiado mucho Silvia, no me gusta que seas así. Quédate en la cama, yo me iré a la sala -Tira la puerta, y se acomoda en la sala-
Día siguiente.
Paulina: Papito -le da besos en los cachetes- Despierta, -se sube encima de él- Papá, -Gerardo se ríe- ya sé que estás despierto.
Gerardo: ¿Qué pasó? ¿Ya te vas?
Paulina: Papá, ¿porque dormiste aquí?
Gerardo: -Ve a Silvia bajando las escaleras- Pues, -se toca la cabeza- pues no recuerdo cómo terminé aquí. ¿Verdad, Silvia?
Silvia: Si, no sabemos cómo llegó ahí tu papá. Sube a cambiarte, debes ir al colegio y espero que no llegues con qué hiciste una broma, porque tendremos problemas.
Paulina: Está bien, mamá.
Silvia: Oye, -se sienta en las piernas de Gerardo- no quiero seguir enojada contigo, perdóname ¿si?
Gerardo: -Pasa sus manos por la cinturita de ella- Silvia, es que no te entiendo. A veces tienes esos días donde no sé qué te pasa. No me gusta estar peleando así contigo, pero tampoco me gusta lo que estás haciendo. Estás dejando que Jorge entre a nuestra vida, y eso no puede ser.
Silvia: A mí tampoco me gusta estar peleando contigo, mi amor.. -le acaricia el rostro- Pero debes entender que aunque Paulina no lo sepa, Jorge es su padre y sí, me hizo mucho daño, pero no puedo prohibirle a Paulina que sea aunque sea mínimo su amiga pequeña -ríe- Aunque también, estoy evitando que se encariñen y luego Jorge haga de las suyas y me la haga sufrir, es mi hija, y no quiero que él le diga que es su padre para luego irse y dejarla con su corazoncito destrozado, porque entonces yo no me lo perdonaría nunca. Además de todo, Jorge me la quiere quitar, y estoy tratando de evitar eso, es mi pequeña y yo no quiero que él se la lleve, y si debo pelear por ella lo haré, porque nadie y mucho menos él.. La sacará de mi lado.
Gerardo: Lo sé. Yo tampoco quiero que nada de eso pase, por eso creo que deberías hablar con Jorge y dejarle las cosas claras. Obvio, no me gusta la idea, pero si lo tenemos de nuestro lado, si dejamos que el pase tiempo con su hija, ella se quedará con nosotros. ¿Me entiendes? -ella asiente, le da un beso en el cuello y el sonríe- te amo tanto. -la mira a los ojos- no sé que me haría sin ti, eres lo mejor, mi amor.
Gerardo se acerca y la besa suavemente. Ella le respondió de inmediato y él introdujo su lengua suavemente entre los labios de ella sintiendo que Silvia abría un poco más su boca para facilitarle el paso. A los pocos minutos, él se acomodó quedando acostado y Silvia encima de él. Lo siguió besando mientras poco a poco comenzaba a mover sus caderas sobre su pelvis.
Paulina los ve y se queda callada mirándolos mientras sonreía feliz porque su mamá y su papá ya estaban felices.
Gerardo puso sus manos en la cintura de Silvia y poco a poco comenzó a subir su camisa, pero Silvia, al ver a Paulina se levanta rápidamente.
Silvia: ¿Qué haces ahí? -pregunta nerviosa-
Paulina: ¿Qué hacían? ¿Ya se contentaron? -se acerca a ellos y Gerardo toma un cojín y se lo pone encima-
Silvia: Si. -mira a Gerardo y se ríe-
Paulina: ¿Por qué estabas encima de papá?
Silvia: Pues -mira a Gerardo, y le pide ayuda-
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Llegas tarde
Romansa¿Y qué pasa cuando todo lo que quieres, amenaza con irse? Si quieres saber qué pasará, te invito a leer esta pequeña historia.