Capitulo 8: Pero tampoco te acostumbres a esto.

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3:30 de la mañana.

Paulina se levantó de la cama y corrió nuevamente para el baño a vomitar. Silvia la sintió y se fue detrás de ella.

Silvia: Cada vez estás peor, y ya es tarde para ir al hospital. -le pasa una toalla pequeña y Paulina se limpia- Ven, vamos a la recámara.

Gerardo: ¿Qué pasó?

Silvia: Nuevamente vomitó y no podemos llevarla al hospital ahora, es súper tarde.

Paulina: Y tengo ese dolor fuerte, otra vez. -corre y se tira en la cama-

Silvia: -Mira a Gerardo- ¿Qué será ese dolor?

Gerardo: No lo sé, pero mientras ponle esa almohada, con eso no se quejó más de dolor y mañana a primera hora nos vamos para el hospital.

Paulina: No, al hospital no -se cubre con la sábana-

Silvia: -La destapa- ¿Quieres que se te quite el dolor? -asiente- pues debemos ir a ver que te pasa.

Paulina: Pero es que me da miedo, ¿y si me inyectan? No me gusta, mamá.

Gerardo: Igualita a ti. -mira a Silvia y se ríe- No pasará nada, estaremos ahí contigo.

Silvia: Bueno ya. Vamos a dormir porque mañana nos tenemos que levantar muy temprano.

Gerardo y Silvia se acomodaron y Paulina quedó en el medio, abrazada por los dos. Al rato todos se quedaron dormidos.

(...)

Paulina: Mamá, no quiero -llora- te lo dije, me van a inyectar.

Gerardo: Paulina, -quita a Paulina de la silla y se sienta él, y luego la sienta en su falda- es para ver qué tienes. No pasa nada, mírame a mí.

Enfermera: Bien, -mira a Gerardo- usted aguante sus manos y tú Paulina respira profundo.. 1, 2, y... 3. -le pone una cura- Listo.

Gerardo: ¿Cuándo estarán los resultados?

Enfermera: Pueden venir en dos días, pero si sigue con los dolores y vomitando, vengan inmediatamente.

Gerardo: ¿Hay que darle comidas suaves? Como sopas, y esas cosas.

Enfermera: Exactamente, cosas que le caigan bien, hasta saber que tiene.

Silvia: Bien, gracias. -salen todos de ahí, y se montan en el auto-

Paulina: ¿Vamos al parque ahora?

Silvia: -La mira- No podemos Paulina, estas enferma.

Paulina: Pero ya no me duele nada, estoy mejor.

Silvia: No podemos ir, Paulina.

Paulina: -Se cruza de brazos enojada y habla molesta y fuerte- Tú me dijiste que hoy íbamos a ir al parque con papá.

Silvia: Hey, señorita. Usted a mí no me hablará así.

Gerardo: Ya, cálmense las dos. -mira por el espejo hacia atrás- Pau, te prometo que cuando salgan tus resultados iremos al parque ¿qué dices?

Paulina: Si -se emociona-

Silvia: La tienes toda consentida, por eso es así.

Gerardo: Es una niña, Silvia. Tiene 7 años, además se porta muy bien. Merece que la trate así.

Silvia: Exacto, porque es una niña hay que enseñarle que cuando mamá dice que no papá le hace caso y la niña también debe hacerlo. No hacer esos berrinches.

Gerardo: Ya. ¿Quieren ir a comer?

Silvia: Yo por lo menos no tengo hambre, si Paulina quiere nos detenemos en algún lugar.

Paulina: No, yo no quiero.

Gerardo: Pues nos vamos a casa entonces.

Cuando llegan todos se bajan y se quedan en la la sala viendo televisión y al rato Gerardo se queda dormido en el sillón.

Paulina: Tengo hambre.

Silvia: Pero, Paulina.. Tu papá te preguntó si querías ir a comer y dijiste que no tenías hambre.

Paulina: Pero es que ahora sí tengo. -le sonríe-

Silvia: Bien, ¿qué quieres de comer? Y vente para acá que tu papá se quedó dormido.

Paulina: Pues sopas, es lo que puedo comer sin que me de dolor.

Silvia: Bueno pues. -va a la cocina y calienta las sopas-

Paulina: Mami, ¿qué tú crees que tenga?

Silvia: ¿Qué tengas de qué, mi corazón? -pone el plato en la mesa-

Paulina: -Se sienta-  Pues de mi dolor de barriga y vomitos.

Silvia: Debe ser un virus o algo, nada grave. Come para que no tengas el estomago tan vacío. Y mientras voy con tu papá. 

Paulina: Si mami. -comienza a comer-

Silvia: Mi amor, -lo mueve un poco- Ger, -le habla un poco más fuerte-

Gerardo: ¿Qué pasó?

Silvia: Ve a dormir a la cama, amor. Aquí estás incómodo.

Gerardo: Tienes razón, estoy muy cansado -se levanta- ¿y Pau?

Silvia: Está comiendo.

Gerardo: Bien, cualquier cosa que pase me avisas -le da un beso y sube a la recámara-

Cuando Paulina terminó de comer Silvia le ayudó a darse un baño y le puso una pijama calientita, la llevo a su cuarto y se acomodó al lado de Paulina para esperar a que la niña se quedara dormida.

Paulina: Oye mami.

Silvia: ¿Qué pasó?

Paulina: Te amo mucho, mucho, mucho, mucho, muchísimo.

Silvia: -Sonríe- Y yo a ti, muchísisisimo más. -le acaricia el cabello- Duerme.

Paulina: Tengo otra pregunta, ¿iré mañana a clases?

Silvia: Si amaneces mejor, claro que si. Pero si no, te quedarás con León, la nana y conmigo.

Paulina: ¿Mañana no irás a trabajar?

Silvia: Si te sientes mal pues no iré, para cuidarte y para que León no se enferme también.

Paulina: Ah, sí es cierto. -La mira- ¿te quedas conmigo esta noche?

Silvia: Pau..

Paulina: Andale, por favor mamá -junta sus manos- ¿Si? ¿Si? ¿Síiiii?

Silvia: Está bien, iré a darme un baño y vendré. Te quedas aquí tranquila. -Paulina asiente- Pero tampoco te acostumbres a esto.

Silvia salió de la recámara y buscó su pijama. Se fue a bañar y cuando salió se fue primero al cuarto de León, le dio un beso y salió de ahí directo donde Paulina pero la niña no estaba en su cuarto, así que salió a su recámara a ver si ahí estaba, cuando entró la vio abrazada a Gerardo. Silvia sonrío y se acomodó a su lado quedando dormida al instante.

(......)

Pasaron los dos días y los resultados ya estaban. Así que Gerardo dejo a la niña en su colegio y luego buscó los resultados, y se fue a la oficina para decirle a Silvia lo que tenía Paulina.

Llegas tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora