Hace mucho tiempo, en un reino no muy lejano unos reyes discutían entré un pactó matrimonial, en lo cuál uniría a los dos reinos en aliados. Pero este pactó era algo que el príncipe no estaba de acuerdo aun sabiendo que esto aumentaría las posibilidades de armamento y extensión de dominio, él no estaba conforme a la situación. Apartó su cabello negro mientras que se abría paso a su habitación, sin saber que hacer saltó del balcón de su cuarto a dos pisos de altura cayendo en perfecta postura, caminó hasta el granero cogiendo a uno de sus caballos preferidos. Tal ves estaba algo viejo pero aun era uno de los más rápidos de su establo, de tes negra con el toqué de fuego a su alrededor, a diferencia de los demás que estaban hechos de sólo huesos éste era muy especial pues había sido capturado y domado por su abuelo.
Subió al caballo abriendo el portal al reino de su mejor amigo, ahora recién coronado Rey de Mewni. Apareció en el pueblo, los aldeanos iban de un lado al otro habían comerciantes, vendedores y los niños corrían por todos lados, en sus milenios años de vida no había visto a tantos niños ni siquiera en el infierno. Se apresuró haciendo que el caballo comenzará la cabalgata algo rápida pero de repente el corcel se detuvo poniéndose histérico colocándose sobre sus patas traseras, intentó calmarlo de inmediato cosa que logro con facilidad, levantó la mirada para encontrarse con la causa del alboroto de su caballo. Una mujer encapuchada recogía algunas frutas tiradas en el suelo, supuso tras el susto había tirado sus cosas, se bajo del caballo para luego recoger las últimas frutas tiradas.
-En verdad lo siento- dijo la mujer agachando su rostro encapuchado.
-No tienes que disculpar...-no terminó su frase pues cuándo levantó la mirada vio esos ojos de diferente color, ese rostro delicado y ese cabello rosado largó, pero lo que principalmente llamó su atención fue ese ojo rojo a su izquierda notando como el otro era de un tono verde.
La mujer al darse cuenta de la expresión de su rostro sujetó su canasta y salió corriendo al bosque de Mewni -ESPERA!- gritó el príncipe pero para cuando se dio cuenta ya se había ido.
En lo único que podía pensar era en esa cabellera rosa y esos ojos, fue algo que jamás le había ocurrido ni siquiera cuándo se acostaba con alguna mujer, disfrutaba de su juventud o bueno, lo poco que le quedaba. Subió a su caballo partiendo al castillo, fue recibido y bien tratado por los guardias del palacio que lo guío a la sala del trono para encontrarse con el nuevo rey de Mewni.
-Es un gustó verlo Rey de Mewni y mi Señora Reina- dijo respetuoso inclinándose; aunque fuera amigo del Rey tenía que otorgarle respetó en todos sentidos, levantó la mirada viendo como el ahora rey Butterfly se levantaba de su trono serio, el príncipe esperaba un saludo formal o tal ves una reverencia, pues siendo el Rey debía de ser serio.
-¡MI AMIGO!- o tal ves no -Cuánto tiempo sin vernos- dijo está ves más calmado.
-Hace ya tres meses- aclaró.
-Pues a pasado mucho- dijo sonriente el más bajó -Y dime, ¿A que se debe tu visita?- preguntó con entusiasmo.
-Ya sabes... lo mismo de siempre- dijo triste, se rasco la nuca para luego mirar al Rey.
-¿Propuesta de matrimonio?- (R.M)
-Correcto- (P.I)
-No te preocupes de seguro sera una mujer hermosa- dijo el rey mientras que su amigo simplemente lo miraba de mala manera -Bien, bien, entiendo; se que no quieres casarte a la fuerza pero tendrás que hablarlo con tu padre, los míos me dejaron casarme con la mujer que amo pero eso no significa que tus padres no te lo permitan también- hablo esta ves centrándose en el tema más serio.
-Lo se... pero no tengo ánimos. Simplemente no puedo hablar con ellos, digo tengo 119 años debería poder hacer las cosas a mi modo- dijo histérico y enfadado, sacudió se cabello para calmarse si es que no quería provocar un incendio en todo el castillo.
ESTÁS LEYENDO
Un Tierno Error [Tomco] [Tomarco]
FanfictionStar y Marco luego de haber ejecutado el baile de la luna roja Tom se les atraviesa dejando que la luz lo refleje a él, al mismo momento en el que se comenzaba a acabar este hermoso suceso. Tom estaba debastado, pero a la vez estaba contento ¿Por...