Capítulo 1

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Desconocidos

Era Septiembre para ser exacta un viernes por la noche, me encontraba sentada frente a la computadora esperando cualquier mensaje de quien sea que fuese, pero como siempre no había ninguno. En esos momentos desee tener amigos de esos que te escriben, que te quieren y que se preocupan por ti, amigos de verdad no de esos que cuando algo pasa están ahí para averiguar y contárselo a todo el mundo; la música rompía los audífonos que llevaba puestos por el alto volumen al que estaban expuestos, pensé en cerrar Facebook y dejarme llevar por el exquisito placer de leer un libro pero algo me amarraba a estar sentada cruzada las piernas con la esperanza inmensa de un mensaje, pasé unos diez minutos como monumento de parque hasta que me levanté, busqué el libro para luego empezar a leerlo, dejando atrás Facebook.
Después de buscarlo como loca finalmente no apareció por ningún lado, me recosté en la cama, observé el techo pensando en lo aburrido que era el mundo.
¡Tick! ¡Tick! Se escuchó desde la computadora la cual estaba a mi lado derecho dándome la espalda, me levanté de golpe y en mi mente agradecí a todos los santos por haber escuchado mis plegarias, corrí hasta la computadora, estaba muy emocionada.

—Un mensaje, un mensaje, no es posible, bendita noche, al fin un contacto que decide hablarme —me dije mientras trataba de encontrar la pestaña donde había dejado mi cuenta abierta.
Cuando la pude encontrar todas mis ganas y alegría se vinieron abajo, era mi hermosa prima Alii.

—Hola guapa. Adivina lo que encontré —decía el mensaje que consideraba hermoso hace unos pocos minutos.

Lo leí una y otra vez hasta que decidí responder fingiendo curiosidad por el hallazgo de Alii.

—Hola cielo, qué has encontrado dime, dime —respondí.

—Es un grupo de Facebook en el que publicas tu número de WhatsApp y muchas personas te escriben —decía.

Por un momento en verdad tuve curiosidad pero me puse a pensar en que la mayoría serían estúpidos que quieren fotos inapropiadas de chicas o también podían ser adultos que quieren tener algo con una chica menor a ellos para creerse "grandes".

—Pero cielo ese grupo ha de ser de pervertidos o chicos que solo buscan diversión por un rato. ¿No crees que es peligroso? —contesté con ganas de que me diera el link y al mismo tiempo de evitar problemas con personas extrañas.

—Venga guapa, solo pon tu número y una foto la más santa que tengas, aunque no creo que tengamos fotos como unas regaladas necesitadas pero apóyame, puede ser divertido —proponía Alii tratando de convencerme algo que de poco a poco ya lo estaba logrando.

Pensé en mi noche, en lo aburrida que estaba y me contagié de la curiosidad y picardía de mi prima. Finalmente decidí acceder a su propuesta.

—Venga está bien, haber dame el link.

—Así es, esa es mi prima ¡¡viva!! —celebraba su victoria Alii.

Después de unos pocos minutos llegó un link de un grupo el cual se llamaba <<Solo gente de puta madre>>, al principio me causó mucha risa el nombre de aquel grupo pero se me hacía raro que las personas ecuatorianas usaran esas palabras, porque no las había escuchado jamás.

—A de ser para llamar la atención eso es típico —me dije a mi misma mientras miraba el contenido del dichoso grupito en Facebook.

Después de ver tantas fotos de chicos y chicas que estaban muy simpáticos por cierto, decidí arriesgarme y publicar de una vez. Busqué una foto en la que estuviese sola y bonita. Cuando la conseguí me puse a pensar en lo que escribiría, hasta que puse lo siguiente:

<<Olas ♡ Linda noche :) Soy de Ecuador este es mi número +593 0985090653 *-* Escriban>>

Luego de mi gran logro tuve que esperar unos minutos hasta que mi celular empezó a sonar de manera que me asustó.
No podía creerlo habían llegado más de veinte mensajes a mi cuenta de WhatsApp de personas que no conocía, me apresuré a verlos, muchos de los mensajes eran de hombres, mejor dicho todos eran de hombres, unos más jóvenes y otros más adultos, guapos, feos y así.
Comencé por los primeros mensajes respondiendo amablemente a todos ellos, preguntando su nombre y su edad. Todos eran peruanos y algunos eran adultos, cosa que no me llamaba la atención por lo que decidí no contestar a sus mensajes y solo conversar con chicos de hasta diecinueve años.
Mi celular no paraba de sonar y me di cuenta que tenía una notificación en Facebook, un chico de nombre muy extraño quería hablarme pero no podía encontrarme en WhatsApp, rápidamente le salude por comentarios.

A 1300 Kilómetros de DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora