Capítulo 7

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Caperucita Roja y el Lobo Feroz

Desperté con Putiko mordiéndome la oreja y recordando todo lo que había pasado la noche anterior, no iba a escribirle ni mucho menos buscarle estaba lo suficientemente celosa y enojada para hacer semejante cosa.
Como era Domingo y ya no tenía muchas tareas decidí salir al bosque que estaba muy cerca de mi casa, tenía ganas y lo más importante... ya no tenía un motivo para quedarme el fin de semana; me puse ropa cómoda y salí, no revisé mi celular ni mucho menos miré que mensajes había.
Cuando estuve caminando entre los grandes árboles y el grito de los niños que jugaban al escondite, una voz familiar pronunció mi nombre a lo lejos, inmediatamente regresé a ver una silueta de hombre corría hacia mí entre la oscuridad del bosque, cuando la luz solar atrapó su rostro pude distinguirlo. No podía ser... era Lenin quien se me acercaba cada vez más.

-¡Luna! ¡Luna! -gritaba.

-Mierda -susurré entre lo bajo, estaba realmente asustada aquí en el bosque, el lugar perfecto para hacerme daño.

-Hola hermosa que suerte que te vi a lo lejos.

-Qué pena no poder decir lo mismo -pensé.

-Si es una suerte -mentí, seguía mirándolo con poco interés.

-¿Y por qué estás sola? -preguntó.

-¿Y quién te dijo que estoy sola? -respondí con otra pregunta.

-Pues porque nadie está acompañándote mi Caperucita Roja y así de la nada te encuentra el Lobo Feroz para poder hacer de las suyas contigo -mientras lo decía alzaba su ceja y se mordía el labio, típico la mordida moja-bragas, la cual no funcionaba ya para mí, ademas noté como se iba acercando poco a poco.

-Bueno, quiero estar sola y que nadie me interrumpa, debo irme -dije mientras quería darme ya la vuelta y alejarme del Lobo Feroz.

-Entonces ¿no quieres compañía?

-No la necesito, estoy bien.

-Luna, Luna, Mi Luna, no has cambiado sigues siendo terca ¿verdad?

-Si he cambiado Lenin, ahora ya no soy tu Luna. Y tú no has dejado de ser tan coqueto ¿verdad? Sabes me pregunto qué haces aquí ¿acaso me estas siguiendo? O puede ser que aún no me hayas olvidado.

-Luna, sé que fui un tonto en perderte y que me equivoque pero sabes en lo que no me equivoqué -otra vez alza la ceja y su mirada moja-bragas.

-Haber en que no te equivocaste -dije cruzando los brazos.

-En que eres imborrable, eres como una mancha pero hermosa que no se quita por mas cloro que le coloques, sigues ahí y sabes hasta he pensado que jamás nadie nunca te va a quitar o remplazar. Pero sabes que es lo extraordinario, que ni siquiera fuiste mía y me tienes así, te imaginas como seria si te hubiese tenido entre mis brazos, imagina como me tendrías si me hubiese dado el honor de hacerte el amor. Joder Luna. Tú te metes en la piel de lo imborrable y permaneces.

-Oh. Que hermoso -reía mientras aplaudía -Has mejorado eso que llaman labia, déjame decirte que casi me convences -alce una ceja mientras me reía por ser tan tonto.

-Toca innovar ¿no crees? Además tú nunca caíste en mis palabras, eres dura y fría.

-Soy inteligente y no como tus chicas que solo con morderte el labio abren las piernas.

-Mis niñas son obedientes -dijo.

-Tus niñas abre-piernas-y-mételo-rápido -reí.

-Cuidado, recuerda que tú casi las abres.

A 1300 Kilómetros de DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora