Cállate, me desesperas

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Los chicos y yo nos detuvimos en seco y sin despegar la vista del sujeto.

- Vamos, rápido. Muévanse! - exclamó Mike empujándonos hacia la puerta.

El sujeto saltó de la mesa de recepción y sus pies hicieron un gran estruendo al chocar con el suelo de cerámica; supimos que era hora de correr.

Últimamente lo único que hacemos por nuestra vida es correr; mi hermana, obsecionada con la buena vida y el deporte, estaría orgullosa de mí.

Si, claro, _______. Piensa en tus estupideces inútiles después. Ahora corre por tu vida.

- ¡Nadie se va de este lugar! - gritó el sujeto. Me paralicé, como si no pudiera no obedecer al tipo éste.

Mike y Lean, para mi mala suerte, tal vez creyeron que mi estupidez no era tan grande. Por desgracia sí lo era; ellos siguieron corriendo y yo me quedé como una estatua a unos pasos de la puerta.

Lo peor de todo es que no había reconocido la voz. Hace mucho tiempo que no escuchaba a los chicos hablar (en referencia a los proxys) y pensé que no era extraño que me costara trabajo identificar siquiera la voz de uno de ellos.

Además, el susodicho estaba a mis espaldas y me era suponible que si volteaba, algo malo pasaría. Esta gente es tan vanidosa... En plan "No me toques, ando divo". No sé ni cómo soporté a los chicos tanto tiempo.

- ¿Qui-quién eres? - pregunté siendo consciente de que la pregunta fue tonta.

- No me sorprende la pregunta, mucho menos viniendo de ti, _______.

- Definitivamente no reconozco tu voz, camarada. No jodas. Quién eres? - insistí.

- Y para qué quieres saber? -preguntó el sujeto.

- No me voy a voltear sólo para ver un cuchillo a un milimetro de mi ojo. Hazme el favor de dejar de hacerte el misterioso y decirme quién eres. Si quieres me lo dices en clave o código morse.

- Tú no sabes código morse.

- ¡Es mi vida! - contesté frustrada. Qué manera de ser imbécil, por Dios. Además, tú no eres quién para saber cosas sobre mí.

- Tú ni siquiera sabes quién soy, por lo tanto no tienes ni idea de mis conocimientos o ignorancias en respecto a ti.

- ¡Agh! Eres IMPOSIBLE. CÓMETE ESTO - dije y le saqué el dedo del medio. Me llegó un manotazo en la cabeza. Y yo que pensaba que las enseñanzas de Rubius eran buenas... DESDICHADA MI VIDA.

- Lo siento, pero sabes que detesto los improperios y faltas de respeto.

- En realidad no lo sé porque no sé quién eres - dije sobándome la cabeza.

- Soy Hoddie, por un demonio - exclamó.

- Eso fue más fácil de lo que creí - dije para mí misma.

- ¿Qué? - pregunto Hoddie aún a mis espaldas.

- Espera... Hoddie... ¡Mierda, Hoddie! - exclamé y me volteé para comprobar el problema - ¡Demonios, Hoddie!

Había caído en la cuenta de que el problema ya era general; los 3 chicos ya se habían presentado ante mí. Todo estaba confirmado; en definitiva me recordaban.

- ¿Quieres callarte? Maldición, sigues igual de insoportable - me dijo cruzándose de brazos.

- ¡¿Y qué esperabas!? Se suponía que jamás nunca sabría otra cosa sobre ustedes ni ustedes sobre mí.

- Bueno, el plan de tu amiguito no funcionó al parecer. Qué ridícula eres, ________. Tú mejor que nadie deberías saber que deshacerse de nosotros es casi imposible.

- Fue posible hasta que a ustedes se les ocurrió aparecer. Te doy el dato, amigo, estaba bastante bien sin su existencia ni presencia.

- Exageras, yo soy el único que ha venido.

- No. Masky y Toby ya me vinieron a ver, aunque debo admitir que tú eres el único que quiso mantener una conversación conmigo. Buen avance, Hoddie - sonreí con ironía.

- Masky? - preguntó y por primera vez sentí que era de lo más tonto. Se supone que vive con él. Yo creo que hasta sabe de qué color son sus calzoncillos.

- Sí, Hoddie. Masky. Creías que no iba a saber que era él? Por favor, tal vez no reconozco sus voces, pero sé muy bien sus características y sé reconocerlos a un millon de kilómetros.

- Carajo - murmuró él como si se hubiese olvidado de mi existencia.

- No pretendas asustarme con fingir que no lo sabías, no va a funcionar - aseguré -. No debería sorprenderte en realidad, ya que estoy segura que sabes de qué color son sus estúpidos calzoncillos.

- Cállate de una vez. Me desesperas.

- ¡Y una mierda, imbécil! - grité enojada. Hoddie era de esas personas que amaba dominarlo todo, y yo era una de esas personas que se oponía totalmente a ello.

Hoddie se limitó a mirarme unos segundos y sin moverse. Luego bufó, se arregló la capucha y agregó:

- Detesto que hables como si lo supieras todo. Tu conocimiento de lo que te rodea no va más allá de la punta de tu nariz.

Se dió media vuelta y comenzó a caminar hacia una ventana rota.

- ¡Oye! ¿A dónde crees que vas? - pregunté molesta por su respuesta. Él no volvió a contestar, se limitó a saltar la ventana y desaparecer en la oscuridad.

- ¡_______! -gritó alguien a mis espaldas. Supe que era Mike.

- A la hora que llegan ¿Acaso no se habían dado cuenta de que no iba con ustedes? Menudos tontos - reclamé.

- Lo sentimos, estabámos muy exaltados - admitió Lean. Rodé los ojos.

- Da igual. Vámonos de aquí -dije caminando hacia la salida.

- Pero dinos qué pasó. A quién viste. Cómo estás - dijo Mike.

- Tal vez luego. Quiero ir a casa - contesté.

- Estás molesta, ¿verdad? - preguntó Lean. Negué con la cabeza.

- No eran paranoias mías, chicos. Los proxys saben muy bien qué pasó y estoy segura que no olvidaron ningún detalle. Tenías razón Mike. Es impoible que ellos se olviden de mí.

- Al menos dinos quién estaba aquí - insistió Mike.

- ¿Es por eso que estás así?

- Estoy cansada de esta situación, sobre todo por lo desagradables que pueden llegar a ser estos tipos - contesté -. Era Hoddie el que había venido.

- ¿Qué te dijo?

- Nada de vital importancia. Ya se presentaron los 3. Ahora sólo queda esperar.

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No se vayan! En breves instantes el siguiente capítulo!

Bye bye!! (OwO/

No Les Tengo Miedo - Fan Fic creepypasta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora