No Les Tengo Miedo - Fan Fic creepypasta

Gimnasia artística

Al parecer Lean se convirtió en un ninja, porque de una manera muy rara saltó hacia atrás, se dio una voltereta y cayó al suelo de pie. Mike y yo lo quedamos mirando, atónitos.

— En mi adolescencia hice gimnasia artística — explicó, encogiéndose de hombros.

Llegamos al centro comercial y lo primero que hice fue ir a un puesto de algodón de azúcar. Porquerías del paraíso. Eran tan maravillosos.

— Mira Mike — dije, cuando ya había vuelto con los chicos —. Ahí hay un Mickey Mouse — señalé el peluche.

— ¿Y qué tiene que haya un Mickey Mouse?  — preguntó Mike, pasando el brazo derecho por sobre los hombros de Lean.

— Yo te decía Mickey Mouse — comencé a carcajearme a más no poder. Lean comenzó a reírse, aunque estaba segura de que él no entendía nada. Mike nos miraba como si nos faltara el cerebro y él tuviera que responsabilizarse de los platos rotos — ¿Cuándo te volviste tan amargado?

— No, no, espera. Mike no es amargado — repuso Lean —. Sólo se cree más serio que nosotros.

— Es verdad — solté otra carcajada. El teléfono de Lean sonó y Mike quedó mirando la pantalla con recelo.

— ¿Diga? ... ¿Nancy? ¡Hola, tanto tiempo sin hablar contigo!

Recordé que Mike y Lean se había conocido gracias a una amiga en común que tenían, la cual se llamaba Nancy. Ése día Mike me había pedido que lo acompañara a su "cita" porque Lean iba a llevar a su amiga —la que nunca llegó—.

— No, claro que no — ríe —. Claro que sí. No te veo desde que íbamos a salir con tu amigo... Sí, ése mismo — se puso una mano en la cintura y se rió. Podría jurar que Mike había soltado un gruñido —. De todos modos fuiste tú la que no quiso volver a hablarme.

— Quiero reventar el teléfono en el suelo — murmuró Mike. Lo miré un segundo y noté que apretaba los puños.

— Mike, por favor, contrólate. Lean se va a enojar mucho contigo.

— ¡Puedo comprarle otro!

— Qué exagerada eres, Nancy. Fuimos novios en secundaria y duró apenas un día.

— Ésa chica quiere robarse a mi novio — reclamó.

— Es obvio que ella sabe que es gay — dije, rodando los ojos —. Tú mismo me dijiste que cuando se conocieron, ella lo molestaba con comentarios sobre su orientación sexual.

— ¿Y eso qué tiene que ver? Ay, pero si tú sabías que era gay. No puedes involucrarte con un gay — Lean se apoyó en una pared —. Te digo que que hayas sido mi primer beso no tiene nada que ver. Y fue robado, no tiene nada que ver.

— No lo soporto. —Fue lo último que escuché de Mike cuando comenzó a acercarse a Lean.

Todo pasó muy rápido. Mike le quitó el teléfono de las manos a Lean, quien, sorprendido, le preguntó que qué le pasaba. Lo que me llegó al alma fue que Lean se lo preguntó de una manera tan tierna «¿Qué pasa, mi amor?»

Pero Mike estaba enojado y no tenía argumentos para ello, lo cual es aún peor si se quiere dar "a conocer" una opinión sobre algo.

Quise gritar "¡Mike, para!" Pero no iba a servir de nada porque no me iba a escuchar, además, el teléfono de Lean ya estaba roto en el suelo.