No Les Tengo Miedo - Fan Fic creepypasta

Bestias

Mike, Lean y yo nos habíamos terminado todos los panqueques. Ya no quedaba ni rastro de manjar. Yo sentía que iba a explotar en cualquier momento, como mínimo vomitando. Recordé que cuando que cuando era una niña, creía que si alguien comía mucho, su estómago explotaría y la persona moriría. Y explotar literalmente, como si tuviese una bomba en los intestinos.

Por otra parte, Mike y Lean estaban buscando algo más con lo que llenarse el estómago. Yo no entendía de dónde sacaban estómago para comer tanto. Cada vez que los escuchaba hablar de comida, sentía ganas de vomitar y una repulsión horrible hacia lo que hace un rato me había parecido manjar de dioses ¡Pues qué puto asco!

- Chicos - murmuré - Si fueran tan amables de dejar de buscar comida, se los agradecería mucho.

- ¿Y morirnos de hambre? De eso ni hablar - dijo Lean.

- Si tanto te molesta que nos alimentemos como es debido, cierra los ojos - continuó Mike.

- ¡Los escucho hablar, moverse y masticar! Hasta creo que alcanzo a oler su comida... - me quejé.

- Vaya, qué contrariedad. Te tendrás que resignar a eso - dijo Lean, encogiéndose de hombros.

- Ustedes son unas verdaderas bestias a la hora de comer - señalé.

- Si no tuvieras dolor de estómago, podrías ayudarnos.

- No quiero saber nada sobre la comida en al menos 10 años.

Ambos me miraron sabiendo que no lo decía en serio. Incluso yo sabía que no lo decía en serio, pero si lo pensaba en esas circunstancias, me parecía una idea bastante atractiva.

(...)

Cuando Mike y Lean al fin habían conseguido saciar su hambre, subimos a mi habitación a ver películas. Había visto por el rabillo del ojo a papá saliendo del baño; Mike y Lean lo saludaron por cortesía, aunque yo ya les había contado todo lo que él tenía en mente —la historia de que quería que viera a mi madre y todo ése asunto que conseguiría sacarme canas verdes— y lo consideraron el hijo de puta más hijo de puta del mundo.

Al entrar a mi habitación, sentí que había algo fuera de lugar. Algo no estaba bien. Seguramente el estómago se estaba esforzando en traspasar su sufrimiento a todo mi cuerpo, pero de todos modos sentía que había algo de más, o algo de menos.

- Ya veamos estas películas, estoy ansioso - dijo Mike colocando una película en el recibidor del DVD.

- ¿Qué vamos a ver? - preguntó Lean.

- Películas de terror.

- ¡Mike! No me gustan las películas de terror - señalé.

- Qué nenita eres. Debes entender de que sólo son  un montón de tipos aficionados jugando con sus computadoras, agregando un montón de efectos especiales para asustarte ¡no pueden asustarte un par de efectos especiales! No se comparan a la realidad.

- De hecho sí- dije, bufando - Son un puñado de efectos especiales que te hacen cagarte encima.

- ¿Y qué quieres ver? ¿Romance?

- Eso suena bien - opinó Lean.

- Mayoría de votos gana. Pon alguna película lo suficientemente mamona para que me enamore del estúpido personaje principal y comience a idear planes en mi cabeza para tener la misma historia que la protagonista.