13. This time no one's gonna say goodbye.

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[Ashley Brooke]

El silencio me acompañó aquella noche. Apagué el móvil y el mundo. Me olvidé de Derek, de Addison, de Meredith y de por qué había venido a Seattle. Me sentí un pequeño gran error en aquella ciudad, en aquellas vidas. Me sentí más sola que nunca. El vacío se instaló en mi apartamento aquella noche y el frío decoró las paredes. No reprimí ningún sentimiento, simplemente lloré hasta caer dormida, porque sentía que me lo merecía. Me merecía poder derrumbarme. Mañana sería otro día.

Cuando el despertador sonó, me levanté con todo el dolor posado en cada músculo de mi cuerpo. El sol me pesaba en los ojos mientras me bebía el café sentada en el ventanal del apartamento. Cogí el coche y llegué al hospital treinta minutos antes de empezar los turnos. Esperé el ascensor en silencio y con los ojos mirando al suelo, cuando llegó entré y esperé unos segundos. Justo antes de que se cerrase, Derek entró sofocado. Levantó la mirada al entrar y me vio. Ambos nos quedamos petrificados. Yo bajé la mirada y él se dio la vuelta delante de mí. Sentí un abismo descomunal entre los dos que me hizo estremecer y cerrar los ojos de vértigo. El silencio se acomodó durante unos segundos en el ascensor. Se cerraron las puertas.

- Dime que todo está bien. - Supliqué. - Dímelo, por favor.

Le escuché suspirar.

- Todo está bien. - Sentenció seriamente. - No voy a perderla.

Suspiré aliviada. Derek se dio la vuelta y me miró a los ojos. Lo que vi en sus pupilas no fue la expresión de un marido que ha conseguido que su mujer lo perdone, si no la de un hombre perdido entre un océano de tristeza. Ni siquiera el azul claro de sus ojos ocultaba todo ese dolor, que se adhirió a mí a cada segundo que lo miraba. Aparté la mirada de sus ojos y traté de sonreír.

- Me alegro, me alegro de verdad. Quiero que seas feliz con ella. - Confesé suavemente. Derek me acarició dulcemente el mentón y me cogió la barbilla para que lo mirase.

- Tampoco voy a perderte a ti.

Después: silencio. Mis ojos se inundaron y volví a dejar de mirarle a los ojos. No pude contener el agua salada que comenzó a deslizarse por mi rostro. Posé una de mis manos en el pecho de Derek y sollocé. Derek hizo una mueca y me abrazó. Lo intenté, pero tampoco pude reprimir lo que eso me hizo sentir. Lloré de miedo y, después, de alivio. Del alivio de saber que no iba a perderle. No podía soportar la idea de hacerlo. Le abracé fuerte y hundí mi cabeza en su pecho. Derek me acariciaba cariñosamente el pelo mientras trataba de consolarme. Por primera vez me mostré frágil delante de él y no me importó, porque aún así, sentí que él me protegería. Me pareció que aquellos brazos eran el lugar más seguro del mundo.

- Gracias. - Dije con la voz entrecortada.

Me aparté de él y me sequé las lágrimas. Suspiré mirando al techo y él me acarició la cara sonriendo.

- Todo estará bien. Estaremos bien. - Apuntó Derek. Le miré a los ojos y los dos sonreímos.

El ascensor se abrió y Derek me permitió salir primero, me di la vuelta y lo miré. Me sonrió y me volvió a acariciar la cara. Yo cerré los ojos.

- Te lo prometo. - Matizó Derek justo antes de sonreírme e irse.

Le vi marchar con la seguridad de ser un hombre que intenta salvar su matrimonio y no perder a su mejor amiga. Me sentí feliz por él. Me sentí feliz por Meredith. Y supongo que por mí también.

Me encontré a Arizona por uno de los pasillos de la planta, le saludé y me asió del brazo cuando pasé por su lado.

- Eh, oye. - Sonrió. - Addison lleva buscándote un buen rato. Está bastante preocupada por ti, deberías buscarla. - La miré extrañada y entonces recordé que llevaba sin dar señales de vida desde anoche. Me sentí horriblemente mal.

- Dios mío. Gracias, Arizona, ¿sabes dónde puedo encontrarla?

- Estaba terminando sus rondas en pediatría, si te das prisa, tal vez la encuentres allí.

- De acuerdo, muchas gracias. - Le dije sonriéndola y marchándome rápidamente.

Aún me quedaban unos veinte minutos antes de empezar a pasar mis rondas y busqué a Addison por casi toda pediatría. Pregunté a Karev y me indicó en qué habitación estaba. Justo cuando llegué a la altura de la habitación, Addison estaba saliendo de allí. Llevaba puesto el pijama rosa y llevaba su pelo rojizo recogido en un moño perfecto. Cuando salió me miró y se acercó acelerada.

- Dios mío, ¿pero se puede saber dónde te habías metido? - Inquirió preocupada. Me asió del brazo y me llevó hacia una zona apartada para no molestar. - Estaba muy preocupada, tienes el móvil apagado. - Su mirada cargaba con una extrema angustia. Me llevé las manos a la frente.

- Perdóname, Addison. Olvidé por completo llamarte, yo... - Busqué las palabras, pero no sabía por donde empezar. - Perdóname...

Me acarició la cara y frunció el ceño intranquila.

- ¿Está todo bien? ¿Salió todo bien? He pasado una noche horrible sin saber de ti, no sabía qué te había pasado. Pensé en ir a tu casa, pero... - Dudó. - Tampoco quería parecer la típica novia loca que hace un mundo de todo...

Sonreí. Addison se me antojó adorable en aquella situación. Me sentía fatal por haber olvidado por completo avisarla, pero verla así, preocupada, me hizo quererla más. Puse mis dos manos en su cara y la besé tiernamente en un rincón de aquel pasillo. Addison me siguió el beso y a ninguna nos importó. Fue la primera vez que nos besamos en público sin que nos importase a ninguna de las dos. Sonreí mientras la besaba y Addison se apartó un poco.

- Vas a tener que esforzarte un poco más para que pueda perdonarte del todo. - Susurró y volvió a unir sus labios con los míos. La besé más fuerte.

- Hecho. Esta noche a las nueve. Ponte más preciosa de lo que ya eres, va a ser una bonita noche. - La guiñé un ojo y me aparté de ella. La dejé sonriendo en el pasillo y fue el pasillo más bonito de todo el hospital en aquel momento.

Bajé a la primera planta y miré mis rondas. Tenía un par de operaciones rudimentarias y poco más. Me dispuse a pasar por las habitaciones de los pacientes con el fin de asegurarme de que todo estaba en orden justo cuando mi busca pitó. Había una urgencia y Owen me necesitaba allí. Bajé corriendo a urgencias y cuando llegué me estaba esperando. A su lado, Meredith.

- ¿Qué a pasado? - Pregunté. Meredith me estaba mirando duramente.

- Viene una chica de veinte años. Ha tenido un accidente de coche muy grave y se está debatiendo entre la vida y la muerte. Os necesito a ti y a Meredith. El quirófano ya está preparado. Jo y Edwards estarán con vosotras en la operación.

Asentí y miré a Meredith.

- Doctora Grey. - Dije, saludándola. Su impasible mirada se me clavó en el estómago.

- Nos veremos en el quirófano. No la cagues. - Apuntó y pasó por mi lado sin rozarme. Sentí una oleada de frío invadirme el cuerpo.

- Todo saldrá bien. - Susurré. - Y una mierda.

FANFIC ANATOMÍA DE GREY- HEART'S ANATOMY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora