18. You brought me back to the light.

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[Ashley Brooke]

En la calle, el otoño había empezado a acomodarse por todas partes. El frío me envolvía la piel y la brisa me acariciaba levemente la cara. Miré la hora impaciente; eran las nueve y media, por lo que Addison tenía que estar a punto de salir. Observé sentada en un banco de la entrada a la gente que salía por la puerta principal del hospital: familias enteras, doctores con prisas por volver a sus casas, enfermeras que cotilleaban con sus compañeras, etc. Me dediqué unos segundos de aquella paz y cerré los ojos. Aquel hospital era mi nueva casa y toda esa gente formaba parte de ella. Me sentí afortunada, a pesar de todo era feliz allí, había conocido gente que me había enseñado a amar y que me había enseñado lo que la lealtad y la amistad significaban.

Todo el dolor estaba compensado y lo supe en cuanto la vi salir: llevaba su camisa granate, mi favorita; unos pantalones negros de pitillo y tiro alto ajustados con sus tacones rojos y su pelo cobrizo suelto. La brisa jugueteaba con sus mechones rojizos y en ese preciso momento en que la observé salir tuve la certeza de que no existía en el mundo nada más bonito que ella y yo tuve la suerte de verla así, en su máxima esencia, tan suya como siempre, menos mía que nunca. Pasó a mi altura sin apenas reparar en mi presencia.

- Addison... - Dije, levantándome del banco a su espalda. Ella se paró en seco y la noté suspirar. Giró sobre sí misma y nos quedamos frente a frente. La distancia que nos separaba parecía un abismo. Sentí que la echaba de menos. - ¿Podemos hablar? - Addison cerró los ojos y suspiró.

- ¿De qué quieres hablar? Creo que todo está bastante claro, Ashley. - Sentenció.

- Te echo de menos. - Declaré, dejando caer mis hombros. Me sentí tan vulnerable que mis ojos se inundaron de tan solo pensar en que podía perderla. Hubo un silencio desolador. Addison agachó la cabeza. Levanté la vista al cielo tratando de contener las lágrimas. - Derek ya lo sabe. Sabe que estamos juntas... - Anuncié. Addison levantó la cabeza rápidamente y frunció el ceño. Dudé unos segundos. - Meredith se lo contó.

Addison asintió lentamente con la cabeza y después negó, mirando al suelo.

- No sé que pretendes con todo esto, no tiene sentido.

- Ya lo sabe, Addison, ¿dónde está el problema? ¿acaso no era eso lo que querías? - Pregunté, confundida y ligeramente alterada.

- No, Ashley, no era eso lo que quería. - Gritó, acercándose a mí. - ¡Quería que saliese de ti, que le contases quién soy en tu vida, quería que te preocupases por mí! - Su boca comenzó a temblar.

- Me preocupo por ti, ¿cómo puedes decirme eso? - Inquirí, anonadada. Una lágrima rozó la mejilla de Addison. - Está bien lo hice mal, me confundí, soy humana, ¿qué más quieres que haga?

- ¿Tanto te cuesta pedir perdón sin que tenga que pedírtelo? - Sollozó. Fruncí el ceño y la miré fijamente. Su rostro se rompió y seguía siendo preciosa.

- Perdóname, por favor. - Susurré. Addison negó con la cabeza.

- Esto no funciona así. - Sentenció. - Buenas noches, Ashley. - Dijo con la voz rota y se dio la vuelta.

- Addison, por favor... - Supliqué llorando.

No se dio la vuelta, no se inmutó; siguió su camino como tantas veces había hecho y como tantas veces yo la había dejado hacerlo. Se me heló la piel al sentirla tan lejos. No podía permitirlo.

- ¡Te quiero! - Grité.

Addison se paró en seco a lo lejos. Me fui acercando a ella poco a poco.

- Te quiero. Nunca te lo he dicho, ni si quiera sé si te lo he demostrado, porque no sé cómo hacerlo, pero te quiero. Es lo único que tengo claro, es lo único que sé, Addison. No quiero que te vayas, no lo soportaría. - Lloré. Addison se dio la vuelta y me miraba perpleja. - Trataré de entenderlo si te vas, pero no quiero que lo hagas. Te echaría demasiado de menos, ya lo estoy haciendo. Te necesito, Addison. - Sollocé. - Te quiero, déjame demostrártelo.

Las dos lloramos. Addison se acercó poco a poco a mí y me posó sus frías manos lentamente sobre mi rostro. Trató de secarme las lágrimas pero según lo intentaba, más lloraba.

- No quiero perderte. - Susurré, posando mi cabeza en su pecho.

- Yo tampoco. - Contestó acariciándome el pelo.

La abracé fuertemente y sentí su cuerpo desprender el calor necesario para que dejase de tener frío. Me acomodé en su perfume y quise quedarme a vivir en aquellas clavículas. Poco a poco comencé a dejar de llorar. No dijimos nada, sólo nos abrazamos. Addison me besó la cabeza y yo la estreché aún más entre mis brazos. Me sentí completamente desnuda, le había mostrado todo lo que sentía y me sentía bien por hacerlo. Escuché su corazón, escuché sus latidos y sincronicé mi vida con aquel precioso sonido. Addison me apartó de su pecho y me miró a los ojos. El invierno de sus pupilas había desaparecido y ese azul brillaba más que nunca.

- Vivamos juntas. - Dijo. Posó su frente en la mía y sonrió. - Te quiero... - Susurró. - Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero... - Siguió susurrando con los ojos cerrados y la sonrisa abierta. Era lo más bonito que había escuchado en toda mi vida; su voz diciendo tan solo esas dos palabras significaba un mundo entero para mí. - Vivamos juntas. - Repitió.

Sonreí, era lo único que recordaba hacer.

- Vivamos juntas. - Anuncié. Y la noche dejó de ser fría y las lágrimas dejaron de brotar y de doler. Ese hospital era mi hogar, era mi casa; pero ella era el sitio en el que quería pasar los días.

Ella era el mundo. La besé. Era el sol en medio del día más oscuro. Me besó. Ella era todo lo que se hace realidad cuando algo parece imposible.

Y yo la quería a ella.

Y, por suerte, ella me quería a mí.

FANFIC ANATOMÍA DE GREY- HEART'S ANATOMY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora