EPÍLOGO

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N/A: Aquí dejo el epílogo, como prometí. Muchas gracias a todos por leer y comentar, de verdad que me ha encantado compartir esta historia con vosotros...

EPÍLOGO

Sam llegó a casa después de recoger a Lily del colegio y a Nate de la guardería. Llevaba siete años con el amor de su vida, seis viviendo juntos, estaban casados desde hacía tres y tenían otro hijo, el primero en común, de dos años. Charlie se había graduado en UCLA y en unas semanas viajaban a Nueva York para la graduación de Anne. Mientras el chico había estudiado música, ella se había licenciado en psicología para ayudar a niños que habían pasado por algo similar a lo que ella había vivido.

Lily era una preciosa niña de ocho años que no tenía ninguna secuela, no sabía siquiera quién era Matt y no conocía otros padres que Sam y Blaine. El pequeño Nate era el niño mimado de todos y nadie podía saber que sus hermanos realmente eran hermanastros, porque todos lo amaban sin ninguna diferencia... Aunque era la debilidad de Charlie porque cuando estaba con él volvía a sacar el niño que llevaba dentro, ese que había tenido que crecer demasiado rápido por la situación familiar.

Tal vez eso era lo que más feliz hacía a Blaine, ver como todas las personas que amaba habían formado una familia perfecta. Aun recordaba la primera vez que Anne llamó papá a Sam. No habían hablado de eso y no lo tenían pensado, pero para ella había sido tan natural que no quisieron volver a lo de antes. Evans se emocionó tanto que acabó llorando de felicidad. Cuando te enamoras de una persona con hijos, aspiras a que ellos te consideren como un padre.

Charlie tardó algo más, pero acabó acostumbrándose y, cuando ambos llegaron a la mayoría de edad, solicitaron cambiar su apellido para no seguir teniendo el de esa persona a la que evitaban nombrar pero que odiaban profundamente. Cuando pasaron a ser Anderson-Evans, Blaine solicitó el cambio de nombre para Lily, argumentando que sería muy confuso para ella tener un apellido diferente al de sus hermanos y al de las personas que ella consideraba sus padres. El juez, al estudiar el caso y, con el consentimiento de Matt que seguía en la cárcel, había propuesto que, si Sam, Charlie y Lily estaban de acuerdo, podía ser legalmente el padre de los tres chicos.

El moreno además había podido crear su propio negocio. Tenía una tienda de música y había contratado un ayudante. Se había sacado un título oficial en la Universidad de Ohio con la ayuda de Sam antes de abrir la tienda y eso le permitía dar clases de piano y guitarra a niños. Cuando se decidió, buscó un local lo suficientemente grande para poder crear una sala en la que pudiera enseñar y otra para la venta al público. El negocio le iba bastante bien y, gracias al ayudante, el horario le permitía cuidar de su familia sin problemas mientras cumplía "parte" de su sueño.

– ¡Papa! – El grito de Nate sacó a Blaine de sus pensamientos y se agachó para recibir el beso de su hijo.

– ¿Qué tal el cole? – Él preguntó mientras recibía el beso de su hija.

– Bien. – Los dos respondieron a la vez.

– ¿Por qué no vais a hacer los deberes?

Los dos pequeños corrieron a la mesa del comedor para ponerse a hacer los deberes. Nate no tenía pero como él quería hacerlos porque pensaba que era divertido porque su hermana los hacía todos los días, le habían comprado un libro para colorear y esa era su tarea. Se ponían en la planta baja para que los adultos pudieran controlar que el más pequeño no molestara a su hermana o por si ésta tenía alguna duda.

– Sam... Tenemos que hablar. – El moreno le contó a su esposo con seriedad después de darle el beso de bienvenida.

– ¿Va todo bien? – El rubio preguntó con el ceño fruncido.

– Me han llamado los hijos del dueño de la casa, está ingresado y los médicos le han dicho que sólo es cuestión de tiempo. Ellos quieren vender la casa por lo que me han avisado porque prefieren que la compremos nosotros y así tenemos tiempo para preparar los papeles y el dinero. ¿Vas a querer que nos quedemos? – El ojimiel cuestionó.

– Es nuestro hogar, no me imagino en otro sitio... ¿Tú sí? – El profesor frunció el ceño.

– Por supuesto que no pero... ¿Podemos permitírnoslo? – Anderson cuestionó.

– ¿Por qué no vamos mañana al banco y hablamos con ellos? Nos pueden explicar como sería la hipoteca y cuánto tendríamos que pagar dependiendo de los precios. Hay que recordar que el contrato de alquiler era muy ventajoso por lo que probablemente nos llegue. Recuerda que todo lo que hemos pagado estos años lo van a descontar... Tal vez deberíamos pedirle al banco si podría darnos un extracto con las transferencias...

– Tengo yo todos los resguardos, sólo habría que sumarlos. No es mucho, recuerda que tenía el alquiler bajo porque reformamos la casa. – Blaine le recordó.

– ¿Sabes por cuánto la van a vender? – Evans cuestionó.

– La quieren tasar, por lo que hasta que no venga alguien no sabremos nada.

Al día siguiente, Blaine y Sam salían del banco con una sonrisa en la cara. El director se había mostrado muy amable y, al explicarle la situación, les había dado las opciones que tenían. El préstamo que el moreno había pedido para empezar su negocio estaba a punto de ser pagado en su totalidad, por lo que le ofrecían la opción de unificarlo con la hipoteca para que no tuvieran problemas durante los seis meses que les faltaban. Como la casa sería tasada por encima del valor que iba a pagar por el contrato de alquiler que había firmado, no tendrían problemas a la hora de hacerlo. Les habían mostrado las cuotas a pagar dependiendo del dinero que les pidieran y se habían dado cuenta de que, salvo que el precio fuera realmente desorbitado, podrían pagarlo. Al final, los dos estaban trabajando y cobraban lo suficiente. La casa estaba preparada para ellos por lo que no tenían ningún gasto adicional y ni siquiera necesitaban hacer mudanza.

– Va a ser legalmente nuestra casa. – El moreno susurró incrédulo.

– Sí, va a ser nuestra.

Se fundieron en un beso realmente intenso sin importarles si alguien los miraba mal. Era un paso más que daban juntos y sabían que no sería el último. Tenían problemas, como cualquier pareja, pero los solucionaban. Sabían que habían encontrado la felicidad y ninguno de los dos estaba dispuesto a renunciar a ella. Sabían que ellos ya habían encontrado su "y fueron felices para siempre".

Una Nueva Vida (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora