8. Un nuevo integrante.

7.6K 361 24
                                    

Llegamos a buena hora al bosque, el sol estaba en su mejor punto, no se sentía demasiado calor, corría una suave brisa, hacia un lado teníamos el cerro, los chicos querían ir a subirlo más tarde, cuando ya tuviéramos todo listo, al otro lado estaba la laguna, agradecidos de haber traído trajes de baño.

El lugar era precioso, los árboles, el cantar de las aves, Joe que se fue a meter a la lag...

Ay no.

Alejandro salió corriendo por Joe, el cachorro no quería salir de ahí, burlaba a su dueño cada vez que podía, logrando que este cayera en el agua, empapándose por completo, mientras que el cachorro lo esperaba jadeando fuera del agua. Lo tomó en brazos y avanzó hacia nosotros, chorreando.

Intentábamos no reír por la escena, pero la cara de Alejandro era para una fotografía y el pequeño en sus brazos, mirándolo como si no hubiera hecho nada, estoy segura que estaba riéndose por lo que había conseguido y nosotros por dentro también.

—Una palabra de esto y se hunden conmigo en la laguna. —Sentenció. Nosotros seguimos bajando las cosas del vehículo.

—Bien, ahora, ¿Quiénes arman las carpas y quiénes van por leña? —Interrogó James.

—¿Piedra, papel o tijera? —Sugirió Lore, todos asentimos, sería que los cuatro que ganaran armarían las carpas y los tres que pierdan buscarían leña, perdí a la segunda. Después Eliot y Alejandro.

Los cuatro ganadores chocaron puños y comenzaron a organizarse entre ellos, Alejandro buscó el arnés y la correa de Joe, se la colocó y nosotros nos adentramos en el bosque, se escuchaba el viento entre los árboles, uno que otro pájaro cantaba, levanté la vista hacia el alto de los árboles y entre las ramas veía los rayos del sol, el cual estaba muy lentamente escondiéndose. A cada paso que dábamos se escuchaba el crujir de las hojas y las delgadas ramas, el cachorro se entretenía olfateando entre los troncos y revolcándose en la tierra.

Junto a los chicos ya llevábamos una buena cantidad de leña, al parecer los ganadores fuimos nosotros. El día estaba hermoso.

—¿Nos sentamos un rato? —Sugirió el gemelo, nosotros asentimos, claro que yo no me senté, al momento de tocar el piso me acosté y me dediqué a ver el cielo y como las nubes avanzaban.

—No pensamos que esto pasaría. —Soltó Eliot de repente. Giré la cabeza en su dirección, él estaba sentado sobre una roca.

—¿Qué cosa? —Fruncí el ceño.

—Que vinieras con nosotros. —Respondió Alejandro. Estaba más confundida con su respuesta. —Es que, como nos has recalcado; no te conocemos, Jenny.

—Nunca es tarde para hacerlo. —Vuelvo a fijar la vista en el cielo. —Tenemos mucho tiempo para hacerlo.

Ese contrato.

—Si todo sale bien y nos llevamos mejor—inquiere Eliot—, ¿arrendarías con nosotros otra vez?

Comencé a reír, enternecida con su pregunta, los otros dos se unieron a mis risas, hasta que Alejandro nos hizo callar porque escuchó algo, el cachorro también lo había escuchado, estaba atento y fue el primero en levantarse.

—Joe... —Advirtió su dueño.

Nosotros fijamos la vista hacia donde veía el canino, entre los árboles aparecieron dos conejos, estaban en calma, entonces fijaron la vista la vista en Joe, se quedaron muy quietos, Joe empezó a gruñir, lo cual era gracioso, porque no era amenazante, podría jurar que los conejos pensaban lo mismo, porque se quedaron olfateando más cerca, hasta que el pequeño comenzó a caminar de a poco hacia ellos, de un momento a otro, Joe salió corriendo y ladrando hacia los conejos.

Aquí... Con 4 Idiotas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora