Aquí... Con 4 Idiotas #1

1. ¿Cómo comenzó todo?

— ¡Chicos! ¡Vengan a al comedor en este instante! —grité a los cuatro idiotas que dejaron como un completo chiquero mi comedor, digo, nuestro comedor.

¿Qué les parece? Ahí viene uno, Asher.

­— ¿Qué sucede, Jen...? —No alcanza completar la frase al ver cómo está todo— ¿Qué diablos pasó aquí? —Ante la pregunta del rubio, los otros tres aparecieron.

— Eso mismo quiero saber—respondí con seriedad, y para un darle un toque "dominante", crucé mis brazos ­— Y bien, ¿quién de ustedes me explica que pasó?

Los chicos se miraron entre ellos, pensaron un poco, hasta que los gemelos Cortés y Asher apuntaron a Eliot.

—Que él lo explique —dijeron al unísono los gemelos —Y bien Eliot, explícale a Jenny—A lo que este, puso cara de no me miren a mí.

Dios mío, mis padres siempre me decían "Jenny, no vivas con un idiota." ¿Y qué pasó? ¡Terminé viviendo con cuatro idiotas!

—Ustedes dejen de hablar al mismo tiempo. — Me dirijo a los gemelos.

— ¿Por qué? — preguntaron al mismo tiempo.

—Porque me da miedo—Explico con simpleza. Se miraron nuevamente confundidos.

— ¿Por qué, Jenny? — preguntaron al mismo tiempo. ¡De nuevo!

—Olvídenlo, solo arreglen esto, estoy cansada. — Asintieron y me retiré de la sala.

Justo cuando pensaba que las cosas no podían ir peor, de verdad quisiera entender al universo, sin embargo, no puedo, creí que podría, de verdad que lo creí o puede que solo esté sensible, es solo que toda esta situación paso de odiosa y triste a insostenible, a mis 20 años no me esperaba esto, con la muerte de mis padres se me había hecho difícil, ahora con estos cuatro chicos.

Admite que te han sacado risas, son agradables.

Para sacar canas verdes son agradables esos idiotas.

Y lindos.

No viene al caso. ¿Cómo fue que llegué a este momento?

Todo comenzó esa tarde de verano después de mi cumpleaños.

Meses antes...

­—Will, se va a dar cuenta, así que se más silencioso. —Mamá susurra en regaño, me escondí en mi armario para darle la sorpresa a ellos, claro que asustarlos y dejé almohadones para hacer un bulto en la cama.

—Mónica, si sigues hablando se despertará—respondió mi padre, bufando. A lo que mi madre le responde con otro bufido.

Hoy sería un gran día.

Quiero un pequeño redoble de tambores.

¡Mi cumpleaños!

Mis padres desde que tengo memoria buscaban la forma de asustar en cumpleaños, una vez hasta en el casillero de mi escuela, sin duda son unas personas bastante creativas, una forma agradable de decir que no han madurado a sus casi 40 años. Tampoco hay quien calle sus carcajadas y sus bromas por los meses siguientes por como reaccione cuando me asusten.

A ver si puedo asustarlos.

— ¡Sorpresa! — Gritaron al mismo tiempo mientras sacaban las sábanas de los almohadones en mi cama, a lo que yo lentamente salía de mi armario para asustarlos.

—¿Dónde se metió esta niña? — preguntó papá.

— ¡Aquí! —grité mientras les tocaba el hombro bruscamente a ambos, eso hizo que saltaran y botaran el pastel que tenían en las manos.