Prólogo

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Prólogo

Maura miró su reloj preocupada. Jane se estaba demorando en hacer su check out con los policías de aduana del aeropuerto internacional Charles de Gaulle. La doctora Isles golpeaba el piso con sus tacones de diseñador.

—Vamos Jane, ¿Qué esperas?.

La morocha salió insultando y despotricando contra el mundo. No entendia ni una palabra del francés pero creía que el policía si le había entendido cuando lo había mandado a volar y hacia otros lugares.

—Maura me miras como si fuera culpa mia que hablen todos en francés y no pudieran entenderme cuando revisaron mis pertenencias en declaraciones. No tenía nada para declarar. Bastardos.

—Así es como habla la futura instructora del FBI en Quantico. — Maura aún no se acostumbraba a que su amiga había abandonado la fuerza policial luego de tantos años de andanzas y aventuras juntas.

Trató de que la tristeza no se le notara en la cara, aún tenían un mes por delante y ella tenía una novela que escribir mientras Jane perdería sus tardes y sus días bebiendo vino y comiendo queso en la Ciudad Luz.

—Próxima Instructora ahora no soy nada, oficialmente soy una civil... se siente raro pensar que no llevo ninguna arma o placa conmigo en estos momentos... de haberlo llevado ese oficial de aduana me hubiera respetado más.

Llevaron sus equipajes a cuestas. Como siempre Maura parecía salida de un catálogo de modas... no parecía que había pasado ocho horas en un avión, claro que en primera clase. Jane en cambio estaba con sus rulos despeinados y no se había desprendido de su remera escote en v y su pantalón de traje. Maura no había logrado que se aclimatara a la vida "parissiene".

Abordaron un taxi y se encaminaron al hotel  Ritz con las promesas de un mes para celebrar su curiosa y larga amistad

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Abordaron un taxi y se encaminaron al hotel Ritz con las promesas de un mes para celebrar su curiosa y larga amistad.



En el otro extremo de la ciudad Luz Louis Calois un detective de homicidios, entraba en un departamento con vista a Montmartre. El olor a muerte era lo primero que te alertaba que algo no andaba bien con aquel sitio.

Cuando entró a la habitación la escena era terrible: un torso femenino en la cama y sus extremidades atadas con cadenas como si una muñeca gigante se hubiera desarmado en partes. Pero ese era su modus operandi. El titiritero –como le llamaba la prensa- había regresado para reclamar una tercera víctima.

Paris Match: A Rizzoli & Isles FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora