En el precinto de Ille de la cité la fama de Calois era sin dudas la de un lobo líder de la manada. Un lobo complicado y temerario. Muchos en el departamento de investigaciones criminales le detestaban en secreto. Era grosero, arisco, mal compañero pero sin dudas era un detective fantástico, pero todos creían que el caso del títiritero, como la presa le llamaba iba a ser "El caso" el motivo de obsesión y perdición del afamado detective. Esa exposición mediática, esa presión... un asesino serial. En secreto en la oficina se estaba llevando a cabo una apuesta de cuando sería que el Lobo soltaría el guante o el guante lo soltaría a él.
El detective entró raudamente y la compañía de las dos americanas prontamente llamó la atención. Eran las testigos del caso y sin embargo Louis con dos llamados telefónicos a su juez amigo había logrado que ambas mujeres obtuvieran el cargo de colaboradoras acreditadas. ¿Quiénes eran esta Doctora Isles y la tal Rizzolli? ¿Acaso podrían alumbrar en donde especialistas reconocidos habían fallado?
—Ok tenemos menos de doce horas, pero debía esperar por el permiso del juez para dejarlas intervenir. — Terció Calois
Jane estaba tan nerviosa que parecía echar humo por la cabeza. No le gustaba nada. Todo ese tiempo lo podrían haber invertido en ir a buscar al bar donde Lynette trabajaba información sobre esa muchacha y en cambio se habían quedado esperando por una confirmación de un juez para poder actuar. Si esa muchacha moría, la burocracia sería la responsable.
—No me gusta Maura, todo este tiempo— Dijo mientras recibía una taza de café de mano de su amiga. Sorbió un trago y era oscuro como la noche, cargado de cafeína y caliente. — Creo que acabo de quemarme todo el sistema digestivo con líquido para frenos.
—Oh, vamos, no puede estar tan malo...— Maura sorbió un trago del suyo y frunció su rostro en una mueca que casi le arrebató una sonrisa a la morena, Jane amaba el modo en el que Maura fruncía su elegante nariz cuando algo no le gustaba, el chasquido que emitía con su lengua al golpear el paladar. — Me retracto, si es líquido de frenos. No puede ser que el café sea peor que el de casa, uno no crería que París...
—¿Tendría precintos con gente glamorosa y vestida de Channel? ¿Ya viste las miradas amistosas no?
Unos oficiales balbucearon algo ininteligible para Jane pero Maura abrió la boca en señal de indignación.
—¿Qué? ¿Qué dijeron esos bastardos?
—Dijeron que "el duo estrógeno va a querer dirigir todo" y el otro dijo "es obvio que Calois perdió la cabeza para dejar dos mujercitas hacer su trabajo".
—Bien podría haber sido peor. Machos acomplejados hay en todas partes y parece que Paris no está excluida de cerdos chauvinistas. — Les gritó Rizzolli enseñando el dedo del medio para todos los que querían mirarla con desdén.
Maura se llevó la mano a la cabeza como hacia cuando estaba avergonzada. Sin dudas era menos temperamental que la morocha pero ganarse enemigos extranjeros solamente complicaría su posición en el precinto capitalino.
—Veo que ya se está ganando el respeto de mi unidad— Dijo Calois apoyando una fotografía ampliada de la muchacha con el mechón violeta en la pared que ocupaba el caso. Aplaudió y todos lo escucharon. Actuaron como en el ejército y formaron un círculo.
—Esta muchacha está desaparecida. Tenemos doce horas para rescatarla y pusimos un aviso en todos los precintos.
Maura casi emite un chillido de sorpresa. Ambas investigadoras no esperaban que Calois reportara de ese modo tan abierto la desaparición de la misteriosa joven, estaba de ese modo dando una sentencia de muerte a la muchacha. Estaba en claro que el perpetrador no quería a la policía involucrada y ahora tenía a toda la policía de Paris detrás de su juego.
— ¿Es idiota? — Exclamó en perfecto francés Maura y Jane no necesitó traducción, pues había llegado a familiarizarse con los insultos. El departamento entero pareció contener el aliento en un gesto único. La yanqui había desautorizado al lobo y nadie le había hecho frente y había salido con vida.
—No la idiota es usted si piensa que no voy a utilizar toda mi fuerza para encontrar a este sujeto. Haré todo lo que haga necesario pero no voy a ir solo. Este sujeto es peligroso y no voy a caer en su juego dándole lo que el quiere. — Dijo en inglés enfadado por tener que explicarse ante esas intrusas que le desprestigiaban.
Inesperadamente Maura salió disparada por la puerta. Era lo que hacía antes de insultar mas a las personas que se lo merecían. Ella no confrontaba con violencia pero a veces la violencia se disparaba hacia ella misma y escapaba. Jane corrió detrás de ella y la agarró justo a tiempo que un taxi se detenía al llamado de la doctora. Esto si que era inusitado en ella.
—¿Qué haces?
—Voy a Bond Street y realmente espero que me acompañes.
Maura no necesitaba decir mas. Jane entendía todo rápidamente. En el taxi comenzaron a elaborar un plan.
—Ok diremos que somos amigas de Lynette de USA. — Se precipitó la rubia. Esto era extraño pues era Jane quien siempre lo hacía sin pensar.
—Ay si, porque tu aspecto grita "Soy amiga de una cantante Punk".
—Tengo una foto de ella en el celular. Nos aparecemos y preguntamos por su novia. Así de simple. Y si no contesta nadie llamamos a la policía y listo.
—¿Tu crees que no mandaron oficiales a investigar ya?
—Iremos y miraremos el sitio.
Jane cerró la boca y tomó de la mano a Maura que la estrechó con fuerza. Pese al verano, estaba congelada. Era obvio que la desición de su chica la preocupaba pero ya estaban jugada.
—¿Cómo obtuviste la dirección del bar? — Preguntó Jane fruciendo las cejas en una mueca dubitativa.
—Google. Nunca falla y ¿sabes que? ¡Está abierto ahora!.
Cuando Calois salió a buscar a las mujeres vió el taxi a lo lejos ya abandonando el horizonte. Se le habían escapado a la custodia. Golpeo un poste con el pie y se contuvo de no propinarle una trompada a la pared. El precinto miraba como aves rapaces.
—Una patrulla. ¡Pronto!
El oficial uniformado trastabilló y enseguida habló por el radio policial en código. El automóvil gris acerado se detuvo frente al detective y este subió cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria.
— ¿A dónde señor?
—Al bar Bond Street de la calle Garnier.
—Mi hermano suele llevar a su novia allí... ¿Sabe? — comenzó a charlar animadamente el oficial mientras encendía nuevamente el motor.
—¿Oficial?
—Jounet. Detective Calois.
—Menos cháchara y más acción. A ver si puede evitar el caos del tránsito en lugar de hablarme de su familia.
El automóvil arrancó perdiéndose en el laberinto de calles de la Ciudad Luz. La torre Eiffel había comenzado a parpadear con sus luces que semejaban un gran juego de chispas refulgentes y un asesino tenía prisionera a una pobre muchacha punk con un mechón de cabello púrpura que se estremecía atada con sogas que laceraban su piel. Le había vendado los ojos por lo que no sabía adonde estaba ahora luego de que la moviera antes de sedarla. El juego estaba volviéndose divertido en la desviada mente del psicópata.
Maura y Jane no dejarían que ganara esta partida.
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¡Volví! Creo que definitivamente no se cuando actualizaré. Escribo esto por gusto por eso no me pongo una correa y me siento a terminarlo de una vez. Lo lamento por ustedes pero creo que va tomando forma. ¡Gracias por seguir esta historia! y ¡Perdón que actualizo cada mil años!
Las re quiero a Maura y Jane y quiero escribir algo que esté bueno al mismo tiempo así que me presiono al final del día.
¿Leyeron alguna de las novelas de ellas? Estoy leyendo El cirujano que es la primera y me parece que Maura no sale en ella aún.
Besotes y nos leemos!
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Paris Match: A Rizzoli & Isles Fanfic
FanfictionLa ex detective Jane Rizzoli y la jefe de forenses de Boston Maura Isles están de vacaciones en la Ciudad Luz... al menos es lo que ellas creen. Los asesinatos no las dejarán en paz ni aún de vacaciones. Un caso misterioso las pondrá sobre la pista...