Montmartre brillaba con la intensidad de un cuadro expresionista. Ver a todos esos artistas en las calles ofrecer sus retratos era algo novedoso para Jane, pero en secreto solo tenía mente para pensar en el titiritero.
Maura se detuvo a contemplar a un artista de retratos en carboncillos. El hombre tenía un trazo etéreo que parecía una mezcla de emociones encontradas. Los rostros eran definidos por una nube de trazos ligeros que ondulaban con la ligereza de unos pliegues de organza. Tenía algo de animé en la manera de agrandar los ojos, pero no era mala ejecución era un gesto estilístico que se repetía en todos sus rostros. Todos distintos pero sin dudas pertenecientes a su galería personal.
—¿Cuánto por un retrato de dos personas? — Preguntó ella en francés. El hombre de rasgos orientales la contempló unos instantes con esa boina púrpura y respondió:
—Cien euros.
— ¡Cien Euros! — Exclamó jane que entendió la respuesta del artista. — ¿Por un par de trazos díscolos? — Exclamó la ex policía sin inmutarse.
—Si quiere algo más barato sáquese una selfie. — Le respondió en inglés el dibujante.
—No hay problema, ¿Puede hacer un retrato de ambas?.
—Por supuesto solamente si tienen tiempo y posan para mí como ustedes quieran, usualmente en esa butaca se sienta de a una persona pero si hacen equilibrio va a ser algo divertido.
Maura le lanzó una mirada suplicante a la morocha, después de todo ella había cumplido su parte del trato y se había comunicado con Louis Calois, de alguna manera se la debía. Hacer algo memorable por una vez. Algo para recordar de su viaje juntas. Jane sabía interpretar esa mirada con todo el peso del pedido casi desesperado. Era muy de Maura querer recordar momentos de su vida juntas.
—Bueno, yo me siento y tu te sientas encima mío y tratamos de no matarnos en el proceso... ¿Cuánto tarda?.
—Esto es Arte y el arte no tiene tiempo...pero menos de media hora. Y no necesito que poseen todo el tiempo. Se usar la memoria — Jane se sentó en la banca y le hizo palmitas a Maura para que se sentara sobre una de sus piernas que estaba más afianzada sobre la butaca que la otra que hacía de balance en el piso.
Maura la contempló con una mirada que parecía decir "Oh ¿es en serio?" y sonrió picarescamente.
—¡Esto va a ser más divertido de lo que imaginé!.— Exclamó la rubia.
—Si porque jugar a las estatuas es muy divertido. — Se quejó la rubia un tanto exageradamente.
Maura se sentó de un salto en la pierna de Jane y con sus brazos rodeó su cuello para no caerse. Ambas carcajearon y se tambalearon peligrosamente en la butaca.
—Píntame como a tus chicas francesas...— Dijo Jane poniendo la boca en forma de beso. Maura se sonrió y sus mejillas se arrebolaron de color sonrosado.
—¡Jane— Dijo golpeando su hombro en broma, volviéndose a tomar rápidamente del cuello.
— ¿Y hace mucho que están juntas? — Maura hizo una "o" con la boca y Jane respondió mitad en broma, mitad en serio:
—Ocho años. Hace ocho años que ningún chico malo ha podido separarnos.
En el interior de Maura una ternura infinita se despertó. De pronto la plaza con sus pintores dejó de ser el mundanal escenario que las rodeaba, solo estaban ella y su Jane, como una estrella en medio del espacio infinito. Así era el amor que sentía ardía con el fuego incandescente e iluminaba todo en su proceso. Pero a veces parecía estar a un millón de años luz de la realidad. La melodiosa y acentuada voz del pintor la trajo a la realidad.
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Paris Match: A Rizzoli & Isles Fanfic
FanfictionLa ex detective Jane Rizzoli y la jefe de forenses de Boston Maura Isles están de vacaciones en la Ciudad Luz... al menos es lo que ellas creen. Los asesinatos no las dejarán en paz ni aún de vacaciones. Un caso misterioso las pondrá sobre la pista...