Maura y Jane salieron del callejón. La morena llevaba las llaves en la mano y levantándola en el aire apretó el botón de la alarma de cierre. Sobre la esquina, las luces de un auto encendieron y apagaron y el sonido de anclaje hizo "chic, chic" en señal de que las puertas se hallaban sin alarma alguna.
Era un rodado bastante antiguo pero no demasiado, de al menos diez años de antigüedad, compacto de dos puertas y color blanco. Ambas mujeres se detuvieron al costado del automóvil en reserva. De pronto, Jane se arrojó al suelo como una lagartija y comenzó a inspeccionar si el cableado del automóvil era normal. A simple vista no había ningún artilugio del tipo explosivo instalado en el mismo ni un rastreador. Claro que no podía estar cien por ciento segura.
Maura a su tiempo inspeccionó el caño de escape, la cajuela que era mínima y decepcionada fue a revisar el interior. Con un pañuelo por si había huellas que evitar cubrir abrió el mecanismo de la puerta. En voz alta llamó a su amiga que seguía explorando el motor.
—Jane, ven a ver esto. — Dijo la rubia con preocupación en su voz. Jane se asomó por la ventana de copiloto y se con cuidado dejó que Maura abriera la puerta.
—¿Qué tengo que mirar? — Preguntó la morena dándose cuenta que su proceder estaba alterando el orden normal de la investigación.
—El GPS está programado. De hecho creo que alguien lo ha agregado pues no es nativo del automóvil.
Sin pensarlo dos veces la morena accedió al camino programado. Era un trayecto que llevaba al barrio de Les catacombs. Las estaban guiando como un ratón en el laberinto
El patrullero llegó al tiempo que el automóvil blanco arrancaba. Calois evaluó sus opciones, no tenía demasiado tiempo, podría perderlo con preguntas a testigos sobre las supuestas ayudantes de la policía americana o podía simplemente seguir el automóvil que le llevaba unas calles de distancia. No lo pensó demasiado y le dijo al oficial Jounet:
—¡Pronto, mantenga la distancia, apague la sirena y por el amor de dios no pierda ese automóvil blanco Jounet!
El oficial de cabellos cobrizos y pecas asintió. Para Calois era un tontarrón novato pero sin mediar palabra procedió a rastrear el Ford blanco que había salido a una velocidad normal directo a la calle frente a ellos.
A las dos cuadras se puso a tiro. Si no se equivocaba se trataba del auto en donde iban las dos mujeres americanas. Calois intentaba en vano llamarlas a sus celulares pero estos daban desconectados o fuera del área de servicio. De alguna manera el investigador de la policía no creía que eso fuera algo intencional de las temerarias mujeres. Ellas no lo ignorarían abiertamente. Lo que Maura y Jane no habían notado era el inhibidor de llamadas en el interior del vehículo que funcionaba a una frecuencia diferente que el GPS con el camino registrado en la memoria del aparato. Si querían pedir refuerzos no podrían hacerlo.
—Les catacombs es inmenso Jane. — Repuso Maura asustada. La vida de Gabrielle Conte estaba en sus manos y era algo a lo que no estaba acostumbrada. Trabajar como doctora atendiendo pacientes en la ONG de su madre biológica la había conectado de vuelta con el mundo de la medicina y el trato de pacientes con vida, pero rara vez esos casos eran de vida o muerte. Usualmente atendía inmigrantes sin obra social. Lo de ella era el reino de la muerte, la medicina forense. Marcar la diferencia para aclarar un crimen, no para salvar la vida de nadie. La que salvaba personas era Jane, Jane y su pericia usualmente evitaba que trúhanes y perversos criminales tuvieran vidas en libertar coartando las libertades de sus pobres víctimas. Ella era una carga, no una investigadora. Ahora maldecía el día en el que había decidido largar toda su vida forense para dedicarse a su novela. Si no se hubiera dedicado a explorar La ciudad luz en todo su esplendor para su novela de romance, Jane no hubiera tomado sus vacaciones con ella. Toda esta ventura alocada había sido su culpa y si algo le sucedería a su Jane, no se lo perdonaría jamás.
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Paris Match: A Rizzoli & Isles Fanfic
FanfictionLa ex detective Jane Rizzoli y la jefe de forenses de Boston Maura Isles están de vacaciones en la Ciudad Luz... al menos es lo que ellas creen. Los asesinatos no las dejarán en paz ni aún de vacaciones. Un caso misterioso las pondrá sobre la pista...