Coffee bad

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Capítulo tres: Coffee Bad

-¿Y por cuánto tiempo estuviste en Siria? Sabes, yo no puedo ni imaginar lo significa estar en un lugar así...la mayoría de las personas no lo sabemos...quizás deberías pensarte lo de la película...o sea no te quiero influenciar sólo creo que ayudaría para que la mayoría viéramos que es lo que realmente pasa...sé que no te gusta la exposición ni toda la prensa sobre ti pero podrías, no sé, utilizarla para algo bueno...pero que se yo...solo es lo que pienso...-.

Clarke ensayaba frente a un espejo diferentes formas de hablarle a Lexa sobre la película, partía por algún comentario inocente, como que había leído en alguna parte el interés por realizar aquella producción, seguía por alguna opinión general sin pretensiones, porque estaba segura que Lexa intentaría bajarle el perfil a lo que había hecho, diría que sólo quería que aquella locura terminara y no la forzaría, iría todo lo despacio que la Comandante Woods necesitara ir para hacerla cambiar de opinión.

Dejó el espejo de su baño donde estaba realizando sus ensayos y se metió a la ducha, salió y puso cuidado en lo que usaría, quería darle una buena impresión, quería como la excelente actriz que era, hacerle creer que era una buena chica.

Colores claros y poco maquillaje, un vestido a media rodilla escote palabra de honor...inocente, totalmente inofensiva, se dijo una vez que ya estaba lista para salir.

Le mando un whatsapp a Lexa para confirmarle la hora y el lugar, recibiendo de regreso un frío "ok", es su formación militar se dijo a sí misma para no ponerse nerviosa, pero algo dentro de sí, quizás algún sexto sentido que no tenía totalmente desarrollado, la hizo ponerse alerta...¿qué pasaría si Lexa supiera quién era ella realmente? Giró la cabeza en negación, si ella hubiese querido saberlo ya lo habría hecho antes de quedar para verse, había sido su idea después de todo, volver a verse...sin tanta gente. Una sonrisa sincera, realmente sincera se alojó en el rostro de la rubia, le gustaba cuando la imperturbable Comandante se rendía ante sus nervios y tenía episodios de verborrea como cualquier persona normal. Ese sonrojo en sus mejillas era completamente adorable y sus ojos, joder sus ojos, eran tan intensos que a veces Clarke se perdía en ellos.

Pero no debía perderse ni encontrarla adorable, por una vez en mucho tiempo lo único que debía hacer era estar focalizada, debía pensar en su futuro, en su carrera y ese lugar vacío en su vitrina.

Salió con tiempo de sobra de su gran mansión, suponía que Lexa tenía una puntualidad militar así que prefería esperarla que llegar tarde. Le bajó el techo a su Porsche y condujo hasta la pequeña cafetería cerca de la playa donde ya la conocían por lo tanto le apartaban su mesa favorita, cuando estacionó se dio cuenta que llegaba con veinticinco minutos de anticipación, salió del auto y no pudo más que sorprenderse cuando al entrar la vio en una de las últimas mesas, una que no era su favorita, se dio cuenta que Lexa no había advertido su presencia, parecía estar demasiado ocupada peleándose consigo misma como para poner atención en alguien más. La vio levantarse y arrojar un par de billetes sobre la mesa, como acto inconsciente se escondió de su línea de visión, quería ver cuáles serían sus siguientes pasos. Cerró los ojos cuando la vio ir en dirección a la salida y sin quererlo aquella acción le dolió.

Sin ser capaz de llegar al punto de controlar su ímpetu la siguió y antes de que saliera de aquel local, decidió que merecía una explicación.

-¿Pensabas dejarme plantada?-preguntó la rubia.

Lexa detuvo sus pasos en seco, tomándose unos segundos antes de darse la vuelta para enfrentarla.

-Clarke...- Susurro totalmente avergonzada al ser descubierta en su huida-

-Te hice una pregunta...-expresó cruzándose de brazos-.

-Yo...yo lo pensé mejor...y quizás, esto no sea una buena idea-expresó levando la mirada, viendo esos ojos azules heridos-.

El ProtagónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora