Cuando Ryota y Midorima entraron a la habitación, el cuarto estaba desecho y Kagami ya hacia sentado en la orilla de la cama llorando. Ante aquel acontecimiento, ambos hombres se quedaron de pie fuera de la habitación por la sorpresa; pero una vez salidos del trance, fue Midorima fue el primero en avanzar.
Debido al sonido de pisadas Taiga se secó el rastro de lágrimas y fijo su vista llena de rabia en los intrusos.
- ¿Que quieren?- pregunto con voz ronca.
Ryota iba a hablar, pero Midorima se lo impidió poniendo su brazo frente a él; esto fue debido a lo importuno que siempre era el rubio para hablar.
- Tenemos que curarte ese herida.- hablo el peliverde fijando su mirada en el tigre.
Kagami giro la vista hacia la mano de sus nudillos derechos y percibió como se encontraban llenos de sangre. Al notarlo solo dio una risa ladina.
- Este dolor no es nada, es más, ni lo siento.- término de hablar lamiendo su herida.
El corazón de Ryota se estrujo ante la escena, y estuvo a punto de comenzar a llorar. Pero el grito de Kasamatsu preguntando por Kagami se lo impidió.
- Kagami-kun.- dio un último grito ahogado el azabache en el marco de la puerta. Los tres hombres dentro de la habitación fijaron la vista en él y una vez que regularizo su respiración soltó la noticia.
- Kotatsu está la sala.-
Cuando la última palabra salió de los labios de Yukio, el tigre se levantó con la rapidez de un gato y corrió sin importarle quien estaba en su camino. Corrió por el pasillo del segundo piso y con cada pisada que daba, sentía como su corazón palpitaba de nuevo.
Su hijo, su hijo estaba de nuevo en casa. Tras pensar en esas palabras, una tenue risa se formó en sus labios. Provocando que acelerara su paso; y con el corazón en la garganta, llego a la sala.
Todos estaban reunidos al rededor del sillón grande, Kouki fue el primero que se percató de su presencia, por lo que giro hacia él con una sonrisa en su rostro asintiendo. Cuando Kagami lo vio ahí sentando, con su cabello rojo alborotado, sus ojos muy abiertos mirando a todos y su pequeño brazo enyesado, se dejó caer de rodillas al piso en el mismo sitio en donde estaba. Sus pulmones habían respirado de nuevo, su pequeño trozo de cielo estaba ahí sentado, vivo. Con algunos golpes, pero vivo.
Con voz llena de felicidad grito su nombre.
- Kotatsu.-
Cuando el pequeño hombrecito lo escucho, sus ojos buscaron a su padre con desesperación, y en el momento en que sus miradas rojizas se cruzaron, la enorme sonrisa del pequeño invadió su rostro.
- Papi.- grito con entusiasmo mientras se bajaba del sillar y corría hacia él.
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Tomando tu mano una vez mas
Fiksi Penggemar¿Qué harías si dios te da una oportunidad más para estar con la persona que amas? ¿La tomarías sin pensarlo?, o ¿te sentirías traicionado por la situación en la que se encontraron? Estas son las preguntas que se hará Kagami para sí mismo. ¿Tomara s...