Hay una luz en un cuarto oscuro

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Tres días después de aquel horroroso día para Taiga habían pasado. Una vez que Akashi le informo la situación a Kouki y Kagami a su padre, todos juntos estaban uniendo fuerzas para encontrarlos; pero pareciera que la tierra se los hubiese tragado.

- ¿Cómo esta Taiga?- pregunto el doncel azabache sentado en el comedor.

- Muy afligido. En verdad está desesperado. Kouki ahora está con él.... Intenta darle esperanzas.- respondió Seijuro quien estaba sentado frente al azabache.

Todos los presentes guardaron silencio. En verdad nadie quería perder las esperanzas, pero por cómo estaban sucediendo las cosas, pareciera que nunca los encontrarían. No comprendían que había hecho mal. Habían movido cielo mar y tierra, pero nada aparecía.

- Esto en verdad es desesperante. ¿Cómo puede ser posible que no hayamos encontrado nada?- hablo Akashi con frustración levantándose de golpe, al mismo tiempo que le daba un golpeaba la mesa.

Estaba furioso y más que frustrado. En todos sus años de vida jamás creyó que todo su poder no serviría para poder encontrar a dos personas. ¡Solo dos personas!, ¿Qué tan difícil podría ser?

- Tranquilo Seijuro.- se acercó Ryosuke-san tocando su espalda para tranquilizarlo.- sé que es difícil. Pero no podemos perder la calma. Es lo menos que podemos perder.-

- Eso lo sé, créame que en verdad lo sé. Pero no encuentro como.- respondió Sei un poco alterado.- He hecho de todo. He movido cielo, mar y tierra, pero no hay nada. Ni siquiera una mísera pista.- Su rostro tras terminar de hablar se desfiguro por la rabia. Estaba desesperado, le había prometido a Tetsuya que lo protegería y no dejaría que cayera en manos de Aomine de nuevo, pero no había cumplido su promesa.

En ese momento Akashi pensó en Kagami. Si él se encontraba así, como estaría Taiga. No podía saber el sentimiento que él albergaba al haber estado presente cuando se lo llevaron y peor aún el no haber podido cuidar de su hijo.

- No crees que deberíamos decirles a los demás.- Hablo al fin Atsushi sacando a Seijuro de su trance. Todos fijaron su mirada con atención, y él continuo.- si ya sabemos quién es el culpable, tal vez con la ayuda de todos podamos hacer algo más.- término de hablar dándole una mordida a su tostada con mermelada.

Pero en lugar de que Seijuro tomara sus palabras enserio, al ver su comportamiento desinteresado por lo que sucedía, solo aumento más su ira.

- ¿EN QUE PUEDEN AYUDAR? SI NOSOTROS NO PUDIMOS, ¿QUÉ DIFERENCIA HABRÁ SI SOMOS MÁS?- contesto colérico el pelirrojo. Atsushi soltó su tostada y levantando la mirada de su plato fijandola en aquello penetrantes ojos rojos.

- Que no Tetsuya te respondió esa misma pregunta hace año?.- hablo con voz seca, sosteniéndole la mirada sin ninguna intención de ceder.

Los presentes solo se quedaron en silencio, no comprendieron el significado de aquellas palabras. Pero a diferencia de ellos, Akashi las comprendió al instante.

Sei abrió sus ojos de golpe, se hizo hacia atrás cayendo sentado en su silla y agacho su cabeza tapándose los ojos sonriendo para el mismo. Atsushi tenía razón. ¿Cómo pudo haberlo olvidado?, Kuroko siempre les había dicho que todos eran parte de una familia. Que todos eran uno, y que si alguna vez tenían problemas o se sentían solos, no olvidaran que todos estaban ahí para ayudarle.

Murasakibara al notar aquella sonrisa de seguridad en Akashi, también sonrió. Regreso su mirada a su plato y tomo nuevamente su tostada para morderla.

Atsushi no era una persona que hablara mucho. Tampoco expresaba mucho sus sentimientos, pero eso no significaba que no los sintiera. A pesar de que su semblante siempre estaba serio ante esta situación, él al igual que los demás estaba preocupado por Kuroko.

Tomando tu mano una vez masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora