Capítulo 15

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Dios... no puedo con estos dolores..

-Tranquila, muy pronto se terminara este infierno- oigo que dice mi compañera de cuarto... o mas bien de cárcel.

No se cuantos días han pasado desde que estos hombres me capturaron, mi embarazo esta tan avanzado que tengo pánico que mi bebe nazca en este lugar, tengo miedo de no poder ser libre.. dios tengo miedo de no volver a ver a Francisco.

Me recargo en la mullida almohada, tratando de acomodarme ya que al tener una enorme panza no puedo encontrar una posición cómoda. Suspiro pesadamente, solo quiero que este infierno termine, quiero volver a ser yo.

Ana, mi compañera de cárcel, me acerca un vaso de agua y una rodaja de pan.

-Es todo lo que pude conseguir, ya sabes que ese idiota es muy tacaño- dice mientras remoja unos trozos del pan y me los pasa.

-Gracias- le digo mientras intento sentarme -Deberías de comer también, este día va a ser muy largo y creo que ambas necesitamos fuerzas para soportarlo-

-No te preocupes por mi, eres tu la que debe de comer- dice mientras mastico el trozo de pan -Debes juntar todas tus energías, parece que en cualquier momento vas a dar a luz-

Asiento, como poco a poco y se que Ana tiene razón, si mis cálculos son correctos estoy a pocos días de cumplir las 40 semanas de embarazo sino es que ya las pase. Siento mi estomago extraño, solo espero que mi bebe se encuentre bien y que pronto acabe esta pesadilla.

De pronto la puerta se abre y ese horrible hombre entra en nuestro pequeño cuarto. Se detiene unos centímetros después de la puerta y nos recorre con la mirada.

-Vaya, vaya... quien las viera tan amiguitas- dice con su horrible acento alemán y a pesar de serlo no es mas que un hombre horrible y despreciable -Verán perras ahora a dado inicio la subasta, así que pronto se irán de aquí... bueno eso si alguien llega a pujar por alguna de ustedes jajaja, ese hombre tendría que tener gustos horribles-

Lo veo escupir en el suelo y cuando alza la mirada se topa con la mía y comienza a sonreír de manera siniestra -Sobre todo tu mujer, se de buena fuente que hay varios hombres interesados en ti, la verdad no se como alguien puede verte con algún fin placentero, pero es verdad... solo espero que se vayan las dos, la tarada y la vaca gorda-

Se da la vuelta y cierra la puerta tras de el. Respiro nuevamente, no me había dado cuenta de que estaba reteniendo el aire.

-Ese mal nacido- dice Ana mirando con desprecio hacia la puerta por donde se fue el "tuerto", se le conoce por ese apodo ya que en su ojo izquierdo atraviesa una enorme y fea cicatriz la cual no sano bien, no perdió el ojo pero la cicatriz da esa apariencia -Lo único que me da alegría es que ya no veremos mas a ese bastardo-

Asiento y tomo un sorbo de agua.

-Ana, dime algo ¿Sabes que nos depara este día?- le pregunto sin poder evitar la tristeza en mi voz.

-Veras han reunido a los hombres mas ricos del país, y uno que otro influyente, seremos vendidas como animales, sin importar que seamos mujeres y que nos estén buscando nuestra familia, lo único que le importa a ese bastado es que pueda vendernos al mejor precio, honestamente estoy aterrada ya que no me imagino que clase de hombre nos pueda comprar y en cuanto a lo que el dijo... se que hay varios hombres interesados en ti-

Volví a asentir y me recargue sobre la almohada, coloque ambas manos sobre mi enorme vientre y comencé a acariciarlo, quería transmitirle paz y amor a mi bebe, a pesar de que sentía pánico en mi corazón.

Cerre mis ojos y comencé a recordar aquellos días en los que estaba estudiando, cuando conocí a mi mejor amiga Sandra... cuando conocí a Francisco... dios estaba tan guapo, aun recuerdo cuando me pidió matrimonio y la primera vez que hicimos el amor, él realmente era mi otra mitad.

Un Error del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora