Capítulo 5

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Francisco ya esta listo para su viaje, se levanto temprano para arreglar los pequeños detalles que le quedaban pendientes.

Mientras lo veía caminar y ordenar sus pertenencias no pude evitar sentirme mal, esta seria la ultima vez que nos veríamos, Francisco es un hombre bueno, cariñoso, muy romántico y pasional, pero me negó aquello que yo anhelaba mas que nada en el mundo, ser mama.

Ahora, sin que él lo sepa, voy a cumplir ese sueño sola, bueno no sola, cuando nazca ya no estaré sola nunca mas.

-Cariño ¿Has visto las llaves del coche?-

Sonrío ante lo que me espera, meses de felicidad a la espera del nacimiento de mi hijo o hija.

-¿Cariño?-

Tengo un plan y espero con todas mis fuerzas que salga bien, tiene que salir bien, a partir de hoy las horas corren contra mi reloj.

-Daphne ¿Porque estas sonriendo? ¿Me estas escuchando?-

Su voz me trajo a la realidad, cuando lo observe él me mira con cara de sorpresa, no sabia que me estaba hablando.

-No, lo siento ¿Qué decías?- niega con la cabeza y sonríe.

-Nada nena, dime porque estabas sonriendo- oh demonios.

-Bueno te vas hoy, y mientras mas pronto te vayas- trague saliva -Mas pronto volverás a mi- sonreí.

-Nena- dijo mientras se sentaba en la cama junto a mi y tomaba mis manos entre las suyas -No quiero dejarte sola, pero tengo que viajar, ven conmigo-

-Esta bien, se que viajas por negocios, siempre lo has hecho y sabes que no puedo, Sandra me necesita- asintió y tomando mi cara entre sus manos me beso tiernamente.

Se levanto y volvió a atender sus cosas.

Media hora después, estábamos en el recibidor, el chófer estaba bajando las maletas de Francisco mientras nosotros nos despedíamos.

-Nena regresare en una semana ¿De acuerdo?- asentí porque no podía hablar. La tristeza se estaba apoderando de mi, esta seria la ultima vez que nos veríamos -Daphne, mírame- cuando lo hice, me arrepentí.

Enormes lagrimas cayeron de mis ojos, mojando mis mejillas.

-Daphne, amor no llores- me abrazo y yo me aferre a él como mi tabla de salvación -Volveré pronto nena, siempre vuelvo a ti- asentí y tome sus labios en un beso pasional.

Cuando nos separamos lo abrace con todas mis fuerzas y sentí como Francisco me acariciaba la espalda para tranquilizarme.

-Nena, sino te conociera bien, pensaría que te estas despidiendo- me tense y me aleje de sus brazos. Lo observe por unos instantes y sonreí.

-Como crees- comencé a reírme como histeria, pero funciono ya que él se relajo y me volvió a besar.

Nos despedimos nuevamente y cuando cerro la puerta me derrumbe en el suelo y comencé a llorar.

Mas tarde llego Sandra y me abrazo, pero no podía darme el lujo de llorar, tenia el tiempo en mi contra, tenia que dar paso a mi plan.

-Amiga ¿Que vas a hacer con Clara?-

-Tranquila, ya lo tengo planeado, ahora vengo- baje las escaleras y la encontré en la cocina -Hola Clara-

-Buen día señora ¿Tiene hambre?- La mejor manera de hablar con ella era cuando cocinaba.

-Si, ¿Nos podría hacer alguna ensalada para acompañar la pasta?-

-Claro señora- comenzó a sacar la lechuga y demás cosas para hacerla-

-Clara, este fin de semana me quedare en casa de Sandra así que para que usted no se de la vuelta hasta acá, que le parecería tomarse estos días libres-

-¿De verdad señora?-

-¡Por supuesto Clara! Estoy segura de que a su nieto le gustara mucho la idea- La vi asentir y juraría que se limpio alguna lagrimilla traicionera.

Me despedí de ella y subí las escaleras hasta mi habitación.

-Listo- le dije a Sandra, ella me señalo con el pulgar en señal de victoria.

-Eso es excelente, los papeles ya los tengo, no preguntes como solo acéptalos y en cuanto a la modelo ya la tengo también-

Sonreí y asentí, apartando mis lagrimas de felicidad.




Un Error del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora