NO leer esta historia si no has leído la primera parte, " El chico del autobús ".
»Vivo de tu recuerdo, amor«
Tras la muertes de sus seres queridos se ve forzada a rehacer su vida mudándose a Washington D.C para estudiar la universidad.
La vida de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Viniste, pensé que te habías arrepentido de el trabajo —la gruesa voz de el jefe me distrae, observándolo como entra con varias cajas en mano.
— Oh, deje que le ayude...— las cajas se ven pesadas, y en cuanto le quito una confirmo la teoría pesa demasiado pareciera que tenia piedras dentro — Y claro que no dejaría que alguien me ganara el puesto, necesito el trabajo.
— Gracias linda, cuando termine de llevar estas cajas arriba te pido la hoja que te encargue.
— Si quieres yo las llevo arriba mientras la atiendes —le dice Melissa a el.
— No gracias, no quiero que te lastimes, ni el bebé no tardaré, espera, ¿si?
— No hay problema, ¿donde le dejo la caja? —los brazos ya estaban doliendo y quería deshacerme de esa caja lo antes posible.
— Esa va atrás del mostrador, estas yo las llevó arriba. No tardo chicas, con permiso. —dice tomando fuerza y yéndose poco a poco hacia arriba.
— A veces pienso que el Sr. Micael es muy amable. —dice de pronto Melissa.
— ¿Así se llama? —pregunto.
— Si.
— Listo... Ahora ven conmigo a la oficina, tengo que terminar de entrevistar, Lissa cuida muy bien mientras quieres.
— Claro usted no se preocupe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aventé las llaves a la cama, Ethan me observó atento.
— ¿Y? —me miró esperando ansiosamente una respuesta.
— ¡Lo conseguí! —chille emocionada lanzándome a la cama dando pequeños saltos. Me había bombardeado de preguntas el Sr. Micael cuando me había plantado la idea que tan solo seria de entregar el papeleo. Estuve en total hora y media dentro de esa oficina. Las tripas me rugían con fuerza, tenia tanta hambre.
— ¿o fue un león rugiendo o fueron tus tripas? —pregunta divertido Ethan pegando su oído a mi estómago.