Atención, cambie en donde se cambió, en vez de Mérida, lo cambie a Washington Dc.
Bajamos los dos del edificio y empezamos a caminar por el caminito que se encontraba por el campus.— Y dime, ¿que quieres estudiar? — me pregunta, pateo una piedra que cae a unos metros de nosotros.
— Quiero ser doctora— empiezo a hablar— se me da muy bien recordar los nombres, tengo paciencia y pues, me gustaría ayudar a la gente. Ha sido mi sueño de toda mi vida.
— Vaya, sabes yo te veo cara de abogada— no logró retener una risa, ¿tener cara de abogada?
— Por dios, claro que no.— me río una vez más, él me sonríe.— Pero va, ¿que estudiaras tu?
— Gastronomía.— alzó una ceja, incrédula.
— ¿En serio? — el asiente.— Woau.
— ¿A dónde vas?, — dice de pronto, lo miró confundida— es por aquí— señala el aparcamiento.
— Pensé que íbamos a ir en taxi. — digo siguiéndolo, nos paramos frente a un audi a8.
— Soy hijo de mami y papi, muñeca— me guiña un ojo y abre el carro para entrar, me sonrojo.
Espero que abra el auto desde dentro, abre la puerta y me acomodo en el suave asiento del auto.
— Me sorprendes cada vez más.— digo poniéndome el cinturón de seguridad.— Sabes... aun no me cabe la realidad lo que me has dicho.
— ¿Que te dije?— pregunta con la mirada fija en la calle.
— Que eras gay, no lo puedo creer aún, en serio.— mi comentario lo hace sonreír.
— Yo también me sorprendí cuando me di cuenta de mi orientación.
— ¿Antes no lo eras? — pregunto sorprendida.
— No.
— ¿Cómo lo supiste?— esta curiosidad me estaba matando.
— Bueno, fue épico... mi padre llevó a un socio de el a casa, te juro por el amor que tengo a mi madre que estaba buenísimo, ya sabes las hormonas se me alborotaron, pero yo estaba en mi habitación y después el llego pensando que era el baño, y pues se disculpó pero lo pare y antes de que dijera algo lo bese y lo eche a patadas de mi cuarto, la maldita vergüenza estaba en mi hasta en lo más oscuro de mi ser.
Me eche a reír— ¿Por que rayos lo besas y después lo echas?, ¡estas loco!
— ¡Sólo tenía catorce años! —se excusa empezando a reír.
— ¿Y después de eso?— pregunto interesada.
— Le dijo a mi padre, el tipo me empezó a insultar, pensé que mi padre me iba también gritar pero en vez de eso lo echó a patadas al tipo antes de gritarle que el trato no se iba a hacer y que no tenía derecho a insultarme. Después de eso, puso una mano en mi hombro y me dijo que me apoyaba cueste lo que cueste, después lo abrace, y mi madre se unió.
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Allyson: Después de mi primer amor [02]
Ficção AdolescenteNO leer esta historia si no has leído la primera parte, " El chico del autobús ". »Vivo de tu recuerdo, amor« Tras la muertes de sus seres queridos se ve forzada a rehacer su vida mudándose a Washington D.C para estudiar la universidad. La vida de...