Capítulo 15: El final de un sueño

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Pov Jessenia.

Me desperté aquella mañana, sintiéndome plena y feliz. La noche anterior Guido y yo habíamos consumado nuestro amor. No deseaba pensar que sería la última vez (aunque en nuestro caso fueron veces). Al abrir mis ojos, me encontré con una mata de pelo rubio, cayendo sobre mi hombro. Guido dormía pacíficamente. Su respiración era rítmica y en su rostro, una bella sonrisa adornaba el panorama.

Sonreí tontamente al recordar todo lo hecho y dicho. Sus ojos mirándome fijamente, su sonrisa encantadora, sus suspiros, mi nombre en sus labios... serían recuerdos magníficos. Me levanté con cuidado, intentando no despertarlo. Tomé mi ropa y el celular. Debía llamar a Lizzie para comenzar a empacar y preparar todo.

- ¿Ya pensabas dejarme solo?- una voz gruesa y adormilada apareció de repente. Observé a Guido, sentado, con la sábana cubriéndolo de la cintura hacia abajo y su cara de nene enojado.

- Solo iba a hablar con Lizzie. Tenemos cosas que preparar y debo ayudarla. Si querés, podes colaborar...- intenté hacerlo razonar, aunque el tema estaba difícil.

- Ok. Desayunamos y vamos. No me pienso separar de vos hasta que...te vayas.- pude notar la tristeza en su voz. Me dolía dejarlo.

Lizzie me comentó que tenía casi todo listo. Solo debía ir a buscar algunas cosas que había dejado y Sergio nos traería nuestro pago, junto con los pasajes. Guido me comentó que me llevaría a recorrer Buenos Aires, así podía comprar algunas cosas para llevarme.

Al llegar al departamento, me encontré con Pato y Gastón. Ambos se habían enterado de todo y le habían dicho a Sergio que ellos llevarían los pasajes y la plata.

- Deseábamos tener un día a solas con las dos. En forma de despedida...- Pato intentaba ser fuerte, pero yo sabía que estaba igual que Guido.

- De verdad lo agradecemos. Han sido unos meses...interesantes.- Lizzie hablaba por las dos.

Nos pasamos casi todo el día afuera. Los chicos nos llevaron por medio Bs. As: desde tiendas de ropa, hasta lugares donde vendían cds y guitarras. Compré algunas cosas para mi madre y algunos de mis amigos. Además, compré algo de ropa y accesorios. Cosas que me recordaran que nada había sido un sueño.

A la noche, Pato nos invitó a su casa. Según él, no podíamos irnos sin comer el famoso asado de los Sardelli.

- Y las ensaladas de Cuty...- Guido sonrió, intentando incluir a su hermano.

Viajamos hasta el hotel donde nos quedábamos por esa noche, solo para dejar todas las cosas listas. Los hermanitos nos recogerían a las 9, pero con Lizzie debíamos dejar todo listo.

- Según esto, el avión sale mañana a las 12 del medio día. – mi mejor amiga guardaba alguna de sus cosas nuevas.

- No puedo creer que vayamos a volver a casa. Me parece irreal la vida que dejamos allí.- mi voz comenzaba a quebrarse de nuevo.

- Lo sé. Es como si esta fuera nuestra vida... pero solo fue un bonito sueño, amiga. Es hora de volver con lo nuestro. Aunque vos mantenes el novio...- Lizzie me sonreía.

- En realidad...decidí terminar con Guido. Él y yo no podemos mantener una relación, estando lejos. Es lo mejor...- las lágrimas salieron con cuidado.

Lizzie me abrazó fuerte. Ella sabía lo que el rubio significaba para mí.

A las 9 en punto, Gastón apareció en nuestra búsqueda. Condujo hasta la casa de Pato y allí nos encontramos con el resto de la banda. José y Seba también se habían enterado y habían organizado una despedida entre todos.

Comimos y disfrutamos todos juntos. Con Lizzie alagamos al asador y Cuty nos había enseñado algunas de sus recetas. La noche era tranquila y el ambiente estaba lleno de amor. Aquellos chicos se habían convertido en parte de nosotras.

De un momento a otro, cada uno se despidió a su manera de nosotros. Pasaban al frente, decían algunas palabras y finalmente, nos extendían un presente. Seba y José nos regalaron a cada una, un cd con algunos temas de la banda que habían formado ellos dos. De esa forma, podríamos recordarlos cada vez que quisiésemos. Gastón por su parte, le regalo a Lizzie una tarjeta por $1000 en una librería de nuestra provincia y a mí me obsequió una de sus púas firmadas, en forma de pulsera.

- Así llevaras algo mío cada vez que toques y te dará suerte.- el mayor de los Sardelli me abrazó fuerte.

Luego fue el turno de Pato: Lizzie obtuvo un cd con sus temas favoritos de todos los tiempos, además de uno de los libros de su saga favorita. Ella le había comentado lo mucho que lo deseaba y él no había podido resistir su impulso. Yo por mi parte, obtuve algo inimaginable. Pato me entregó un estuche de viola, dentro del cual, se encontraba una hermosa Gibson Les Paul; igual a la que él usaba.

- Quiero que la lleves con vos en cada concierto. Ella es de las más fieles y está firmada por todos. Es una tinta especial que, por más que la desgastes, no se borra. Quiero que, cuando la toques, te acuerdes de nosotros y de lo que sentiste al tocar en ese escenario.- Pato se acercó a mí y no pude más que abrazarlo. Él se había vuelto más que una simple inspiración.

Finalmente, fue el turno de Guido. Lizzie obtuvo de él otro de esos libros que tanto deseaba, además de un dije con dos baquetas cruzadas.

- Y para vos... tengo esto.- Guido sacó una cajita pequeña y me la extendió.

Dentro de ella, estaba una cadena, parecida a la que decía Guido; solamente que esta podía abrirse. En el dije, una foto de Guido sonriendo, terminaba de convertirlo en el regalo perfecto.

- Ahora no solo todos sabrán que sos mía, sino también podrás verme cuando me necesites. Yo voy a viajar con vos.- el rubio se acercó a mí y yo lo besé con dulzura. No necesitaba más de él.

Por insistencia mía, Guido se quedó esa noche conmigo en el hotel. Lizzie dormía en su habitación y nosotros estuvimos juntos, abrazados sin decir nada.

Al día siguiente, lo tres hermanitos nos llevaron al Aeropuerto, a pesar de que nosotras lo consideramos peligroso. Hicimos el check in y firmamos algunos papeles. El rubio no se despegaba de mi lado y yo deseaba que el avión no despegase.

A eso de las 11.45, sentimos una voz llamándonos por el altavoz. La hora había llegado. Comencé a despedirme de todos, dejando a Guido para el final.

- Bueno...este es el momento. Yo...te voy a extrañar.- le extendí mi mano, intentando no quebrarme.

Guido la corrió y me besó con pasión. Podía sentir la desesperación en sus labios. Nos separamos al sentir nuevamente el altavoz.

- Te amo Jessenia. Y eso no va a cambiar nunca...- diciendo aquello, el rubio me soltó de su agarre.

Corrí hacia la puerta de embarque, donde Lizzie me esperaba. Mientras las puertas se cerraban, pude sentir la voz rota de Guido gritando mi nombre.

Subí al avión, y me acomodé para el corto viaje. Lizzie guardo nuestras cosas y se sentó junto a mi. Yo me acomodé en su hombro y rompí en un llanto lastimero. Una parte de mi alma se quedaba con él...mi corazón le pertenecía a Guido Sardelli y nunca lo volvería a recuperar. 



ÚLTIMO CAPÍTULO DE ESTA MINI NOVELA! ESPERO LE DEN SU ME GUSTA Y COMENTEN...

Amante del Rock (Fanfic Airbag/Guido Sardelli)TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora