Era una tarde normal del mes de septiembre. Leisha llegaba de la preparatoria a medio día como de costumbre, cursaba su último año. Su abuela estaba cocinando, la rutina de las tardes y esperaría a que su hermana Megan llegara de la secundaria.
Le hacía saber a su abuela que ya había llegado a casa, dejaba su mochila en la sala e iba directo al cuarto de su abuela porque siempre resultaba extrañamente más cómodo. Se recostó en la cama, dando la cara a la puerta, la cual había dejado abierta, planeando si dormir o esperar a que llegara Megan. Decidió esperar que llegara, así que para no quedarse dormida tomó su celular y comenzó a revisar sus mensajes, su amiga Adriana había estado enviándole mensajes porque tenía una buena noticia, entonces Leisha comenzó a responderle.
Entre risas provocadas por los mensajes de Adriana, Leisha sintió que alguien la observaba desde la puerta, pero no prestó a importancia, hasta que esa sensación se fue volviendo más incomoda y decidió levantar la vista.
En el momento que ella hizo eso, la persona que la veía, una mujer de ojos increíblemente grandes, cabello negro suelto y largo, retrocedió escondiéndose detrás de la pared, eso no le produjo ninguna sensación buena a Leisha, pero trató de tranquilizarse pensando que solo era su abuela... pero sabía que no era así, esas características no concordaban nada con las de su abuela. Aún ella teniendo ese presentimiento de que no era algo bueno, se levantó a ver quién era esa persona. Al girar en el pasillo no vio a nadie, lo esperaba, pero aún así fue a la sala a ver si había visita... nada. Fue a la cocina y aun sabiendo la respuesta, le preguntó:
- Oye abuela, ¿fuiste tu? - Dijo tal vez, un poco pálida.
- ¿De qué me hablas? - preguntó su abuela mientras ponía hoyas en el fregadero y regresaba pronto frente a la estufa.
-Es que vi que se asomaron al cuarto pero no alcancé a ver quien era. - En su interior Leisha esperaba demasiado escuchar que si, porque eso significaba, que no había por qué preocuparse.
- No hija... He estado haciendo de comer.
- ¿Megan no ha llegado aún?
- No, pero ya no tarda en llegar ya casi es hora.
Acabando de escuchar eso Leisha se dirigió al cuarto de su abuela de nuevo, si, tal vez algo estúpido, pero regresó. Giró lentamente para entrar al cuarto, viendo todo, y se sentó de nuevo en la cama, viendo fijamente hacía la puerta, esperando ver algo de nuevo.
- ¡Ya llegué!
Leisha dio un salto increíble, sentía sus latidos apresurados, pero se calmó al reconocer la voz de su hermana. Sentía una necesidad increíble de correr y decirle lo que acababa de ver, pero a la vez no la quería preocupar. Decidió callar y salir como si nada hubiera pasado.
Lo que Leisha ignoraba, era que Megan había pasado por más, mucho más.
ESTÁS LEYENDO
Cierra bien la puerta.
ParanormalLeisha y Megan llevan viviendo con sus abuelos prácticamente toda su vida, son dos hermanas adolescentes normales. Vida normal, problemas normales. Historias familiares... algo extrañas. Lo que no esperaban era ver a alguien en su casa, alguien...