El comienzo.

305 16 0
                                    

— ¿Estás loca, cierto? — preguntó Megan después de escuchar el sueño de su hermana, iban a ser las 6:00 am, aún estaba oscuro afuera. Si lector, Leisha no pudo aguantar a que su hermana despertara. — Soñaste con ella por lo que hemos pasado, no significa nada.

— ¡Se sintió bien real!
— Ajá, yo también sueño con mi crush y se siente bien real pero no lo es.
— Graciosa. Te juro hasta desperté con la sensación en las muñecas de donde me había agarrado.
— Eres demasiado. — Megan se levantó de la cama de su hermana girando los ojos para ir a encender la luz, al girarse y verla de nuevo dijo:
— ¿Ves? No pasa y no tienes nad... Leisha no te asustes... — dijo Megan acercándose lentamente a su hermana como si moviéndose rápido pasara algo malo .

Leisha volteo a ver sus muñecas, tenía moretones marcados alrededor de sus muñecas. No podía creerlo, palideció de verse, sintió que su corazón explotaría, sintió que se le seco la boca, porque no entendía como eso podía ser posible.

— Meg... — dijo Leisha respirando hondo y levantando la mirada hacia su hermana. — ¿Sigues creyendo que fue solo un sueño? — eso último lo dijo con lágrimas en los ojos ya ni siquiera sabía la razón de las lagrimas, si por miedo, impotencia, porque no sabía qué pasaba o por la sorpresa que era esa. — Maldita sea, tenemos que ayudarla.

— Ok, no fue solo un sueño pero si que estás enferma. ¿Cómo carajo podemos ayudarla? ¡Ni siquiera sabemos qué quiere! O peor aun, no sabemos si es mala, si miente.
— ¿Y si es eso? Nosotras investigarlo...
— Oh no. No. No. No. ¿Estas escuchándote? Leisha ¡esa maldita cosa te tocó! ¡No debería poder tocarte! Y ambas sabemos que si ella está en este mundo, es porque no es buena. No logró el descanso eterno. Si quiere nuestra ayuda a la otra dile que sea clara. - Eso ultimo lo dijo sarcásticamente, porque a la hermana menor le encantaba perder la seriedad de las cosas.
— De todas formas tenemos mucho que preguntarnos, un espíritu solo hace esas cosas cuando se abre una puerta entre estos dos mundos y no la cerraron bien, si algo salió mal y... ¡Dios! No lo hemos hecho.
— Nosotras no... pero ¿qué tal alguien de la familia? No sé, mis tíos, nuestra mamá o alguien.
— ¿En serio crees eso?
— ¡Si! Tal vez no sabían que tan serio era lo que hacían y nadie se vio afectado hasta ahora.
— Pues no hay mejor manera de saberlo que preguntando, podemos hablar con mi abuela.

Volvieron a dormir un rato para que se pasara el tiempo sin sentirlo y darle tiempo a su abuela de que despertara, además serviría que ahora Leisha descansara aunque sea un poco después de haber estado dando vueltas en la cama antes de despertar a Megan.
Ya estando claro el día, después de ambas despertar, salieron a desayunar ya que hasta su cuarto llegaba un rico aroma, su abuela les preparó hotcakes de desayuno. Ya estando las 3 sentadas en la mesa, las hermanas comenzaron a sacar a tema cosas "paranormales" ambientando todo para poder tocar el tema con su abuela sin que le sonara muy extraño, contando ciertas experiencias que habían tenido, hasta que Megan dijo:

— ¿A ti nunca te ha pasado nada abuela? — las hermanas estaban más que atentas a la respuesta que su abuela daría.
— ¿A mi? ¡No y ni Dios lo quiera!
— ¿En serio nada? — preguntó Leisha tratando de hacer un poco de presión.
— Bueno, cuando estaba joven, ya tenía a mis 4 hijos, jugué a la Ouija.
— ¡¿Qué!? — exclamaron ambas hermanas a la par. Intercambiaron miradas... con que desde ahí empezó todo. No solo reaccionaron de esa forma porque todo podría tener sentido, sino porque no se podían imaginar a la abuela jugando eso.
— ¿Por qué nunca nos contaste? — Dijo Leisha que a decir verdad ya se veían un poco más divertidas con la noticia.
— ¡Porque son cosas con las que no deben jugar! Empecé a jugarla no me acuerdo por qué... pero solo funcionaba conmigo. Me paraba todas las noches a platicar con la persona del otro lado. Hacía oración por él. Hasta que comenzó a amenazarme, a amenazarme con hacerle algo a tus tíos...
— Abuela ¿qué hiciste? — preguntó Megan temiendo la respuesta, se reflejaba en su rostro la decepción. 
— ¡Nada! ¿Que hacía? Pensé en quemarla, tirarla, romperla, regalarla... pero el tablero me dijo que no hiciera nada de eso. Así que solo la deje oculta en la casa...
— Por Dios... ¿Aún la tienes aquí? — pregunta Leisha
— Por supuesto que no. Me robaron el tablero. Cuando lo descubrí supe que no traería nada bueno, algo me hizo saber que estaba mal, pero no pasó nada.

Las hermanas voltearon a verse, no dijeron nada, pero entendían lo que pasaba. Si qué pasó algo y ellas estaban lidiando con eso.

— ¿Mis tíos también jugaron?
— ¡Hasta creen que hubiera dejado a mis hijos hacer algo así! Están advertidos de que no deben jugar con nada parecido, pero si han visto cosas, en especial su mamá.

Megan casi se ahoga al escuchar eso por querer tragar y responder al mismo tiempo — ¿Nuestra madre? Mujeres ¿por qué rayos nunca nos dicen nada?
— Porque entre menos sepan, mejor. ¿Por qué creen que ambas llevan esa pulsera de San Benito? Es su intercesor ante Dios para su protección.

Ambas voltearon a ver sus muñecas... ¿por eso se empeñaba su mamá que la tuvieran? Ya sabían que era por protección pero no sabían por qué.
Cambiaron de tema, siguieron platicando y comiendo. Al momento de terminar ambas se dirigieron a su cuarto, Leisha tomó su ordenador y buscó el significado de la medalla de su pulsera. 

— Megan ve esto, la cara frontal, lo que dice "Eius in obitu nostro praesentia muniamur!" Significa: A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia.
— Oh vaya, gran consuelo.
—¡Megan! Pon atención. El reverso son siglas. Es una oración. Estas 4 letras: C.S.P.B  en castellano es: Cruz del Santo Padre Benito. Las que están dentro de la Cruz: La Santa Cruz sea mi luz. Las otras: que el dragón no sea mi Señor. 
—   Pues ya sabemos que no queremos que eso sea nuestro Señor.

Leisha la ignoró para continuar, como sino hubiera escuchado nada. —Las que rodean la medalla: Retrocede Satanas, malo es lo que me ofreces, venenosa es tu carnada, trágate tu veneno. Vaya.... No pensé que estuviera así de intensa.

— Si se encarga de alejar el mal... ¿por qué te tocó?
— Te dije que necesita ayuda.
— Pues no pienso hacer algo Leisha. Hazlo tú sola.
— Megan, sabes que lo haremos... y a fin de cuentas, estamos protegidas. — Megan solo podía ver a su hermana sin poder creer sus palabras, pero sabía que tenía razón, si Leisha lo hacía, ella también.

Fue ese día, el comienzo de un difícil camino.

Cierra bien la puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora