¿Puedes crear algo?

208 6 1
                                    

Leisha salió pisandole los talones a su hermana aún con la cámara en mano ¿cómo rayos pudo olvidar que Nix estaba en su casa? Se sintió estúpida, con mucha razón, ¿quién olvida algo así después de los sustos que ha tenido?

Fuera de su casa tenían unas bancas blancas, donde Megan se sentó tratando de recuperar el aliento después de la tensión y de los pequeños pasos que corrió mientras tenía su mano en su pecho, Leisha se sentó a su lado pensando si ver las fotografías que había tomado o no.

- No me canso de decirte que eres una estúpida Leisha ¿por qué te acercaste, idiota?

- No te obligue a seguir mis pasos.

- ... Buen punto. - Dejaron pasar unos minutos, pensaban diferente, pero a la vez en lo mismo ¿Por qué le pasa a ellas? ¿Por qué no a alguien mayor, más capas y experimentado? ¿Qué tan malo era aquello? ¿El ritual funcionaria? ¿Qué tal si atraían a algo peor? ¿Deberían sentir compasión por Nix? ¿Hacer ya el ritual o esperar la fecha acordada? Eran muchas y la mayoría eran preguntas que no sabrían su respuesta hasta su momento. ¿En qué momento se tuvieron que convertir en brujas?

Esa última pregunta traía muchas más, ¿qué sabían ellas de eso? Lara les dijo que las brujas servían a la naturaleza, que también decidían si trabajar juntas o solas, si trabajar con el bien o el mal. Aunque nadie define qué es bueno y qué es malo, más que nosotros mismos. Nuestras elecciones son lo que nos convierten a nosotros en una persona buena o mala.

- Meg, ¿podremos adelantar ya el hechizo?

- ¿Qué? Claro que no, quisiera que fuera ese día.

- Siento que esto puede ir de mal en peor...

- Tal vez no lo sería tanto para ti si no te empeñaras en usar magia ¿aún no te das cuenta que eres la clave? ¿lo tenemos que repetir tantas veces? ¡Lara dijo que si hacía un esfuerzo como ese le podía costar la vida! Así que por favor... controla tus impulsos.

Puede que se insultaran seguido, pero se preocupaban la una por la otra. Irma siempre les decía que solo se tenían la una a la otra, y tenían que quererse.

Leisha dio un gran suspiro para después soltar:

- Entonces... ¿qué piensas sobre lo que dijo Adolfo?

- No creo que haya mentido, se le veía mal cuando pensaba en eso...

- Ya ves que por ahí dicen que si repites mucho una mentira, se vuelve realidad...

- ¡No! Tu sabes que hubiera sido diferente de haber mentido, así como con el vecino de mamá.

- Tienes razón - otro suspiro, se llevó la mano a los ojos para frotarlos y después voltear a ver la puerta de su casa. - No pensé que su mamá le creyera a Nix...

- Amor de madre, no importa quién seas, qué hagas, siempre están ahí. A lo mejor no le creía, pero lo dijo porque Nix necesitaba escuchar eso... - Soltó una sonrisa, vio al cielo - Aun no puedo creer que haya matado a 7 niños, aunque ya me o haya confirmado su padre ¿cómo puedes tener el corazón para algo así?

- No lo tienes.

- O tienes mucho miedo. - Las hermanas intercambiaron miradas.

- ¿Miedo? ¿De voces que solo tu escuchas?

- Pero que para ti son reales ¿qué diría la gente de nosotras, Leisha? Si llegaran a saber lo que hacemos ¿también dirían que estamos locas?

- No lo sé, probablemente no queramos saberlo, ya ves que Lara dijo que no podíamos divulgarlo... Nosotras sabemos que no estamos locas.

- Sería gracioso que en algún momento Nix haya dicho o pensado algo así ¿Por qué no se habrán acercado con un padre o pastor? Pudieron verificar si si era demencia o no.

- ¿Confías en la iglesia? Dios es uno pero la iglesia somos diferentes, así fuera cierto hubieran dicho que era esquizofrenica.

Cada una se quedó encerrada en sus pensamientos.

- ¡Bueno! Tengo algo que preguntarte - dijo Megan girando hacia su hermana y cruzando sus piernas con una sonrisa en el rostro - ¿Puedes crear algo?

- ¿Cómo que crear?

- Si, fuego.

Según Lara, podían, pero nunca lo habían intentado, ni Lara había hecho alguna demostración. Leisha soltó una carcajada para poder decir:

- ¡Lastima hermanita! Que no puedo estar gastándome estos días por tu ritual.

- ¡Que maldita! ¿qué te cuesta, ingrata?

- ¿Cómo que qué me cuesta, estúpida? Al menos las otras veces que he recibido miradas de reprocho por usar magia ha sido porque necesitaba hacer algo.

- Lo del alcohol pudiste haber pagado más.

- Nadie me devolvería ese dinero así que creo que era necesario. Nunca he intentado con fuego, pero según Lara mi elemento es el aire, así que me es más fácil trabajar con el que con los otros elementos, puedo manejarlo mejor y absorber energía de él.

- Haz algo.

Leisha vio que no estuviera nadie cerca... aunque bueno ¿quién sabría que una adolescente estaba jugando con el aire? Era una noche calurosa para ser otoño, no soplaba aire ni de broma, era un día sofocante, así que Leisha lo intentó. Cerró sus ojos, pensó firmemente en lo que quería y lo pidió. Lo pidió. De repente comenzó a sentirse una pequeña brisa de aire fresco, Megan cerró los ojos e inhalo profundo, disfrutando ese aire fresco en esa calurosa noche, hasta que Leisha lo paró. Abrió los ojos y vio a su hermana que sonreía.

- Después de que cumplamos nuestro objetivo, sis... ¿Querrás seguir practicando magia?

- No tengo idea, Meg. Lo he pensado, no quiero practicarla mucho si eso significa gastar mi energía pero tampoco quiero dejar de hacerlo.

- Te entiendo - volteo a ver una vez más a Leisha. - Pero por favor has algo de fuego.

- Ok, pero tu te atendrás a las consecuencias, si Lara se entera tu le darás alguna explicación y te atendrás también a la idea de que el ritual llegue a suspenderse.

- Está bien, hazlo.

Leisha le dio una mirada de reprocho a su hermana, pero de todas maneras lo intentó. Volvió a cerrar sus ojos, extendió la mano, no estaba segura de por qué, pero sentía la necesidad de eso, se concentró lo más que pudo en una llama, la quería, la pedía. Después de unos cuantos minutos y un gran esfuerzo, sintió algo cálido en la palma de su delgada mano. Abrió los ojos para ver una pequeña llama de fuego bailando en su mano, destacando en la oscuridad de la noche. Vio la cara de sorpresa de Meg.

- ¡Tengo que aprender a hacer eso!

Leisha sintió entusiasmo, se sentía bien, y consumía energía de la pequeña llama, se volvió a concentrar, extendió su mano izquierda e hizo otra. Al hacerlo escuchó la puerta de un carro cerrarse y sin pensarlo dos veces hizo que se desvanecieran. Eran sus abuelos que habían llegado a casa y habían gozado del espectaculo. Estaban tan entradas en sus pensamientos que no los escucharon al llegar.

- ¿Qué fue eso? - Preguntó su abuelo con la boca entreabierta de la sorpresa... y el miedo.

Cierra bien la puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora