Confesiones.

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Semanas después de ver a esa misteriosa mujer, un sábado en la mañana Leisha le comenta a Megan que saldría con su novio en la noche para una fiesta y le pidió de favor que la ayudara a elegir cómo arreglarse.

Como típicas hermanas, Megan le ayudó a elegir su vestido, un vestido corto, entallado de rayas delgadas blandas y negras, su peinado que fueran ondas, maquillaje sencillo, tacones negros de aguja decorados con un moño enfrente, etc.

Normalmente los sábados acostumbran estar de ociosas, ya que es fin semana, veían películas, series, cortometrajes, videos en YouTube ¿cuál era el género favorito de las hermanas? Terror.

Siempre han sentido atracción por ese tipo de cosas. Creían en otra vida, en la vida eterna, el paraíso y el infierno, en Dios y sus Ángeles, en el diablo y sus demonios, creían en el purgatorio y las pobres almas en pena.

Podían pasar todo el día frente al computador leyendo, viendo y escuchando temas sobre lo paranormal. Después de Leisha ver a esa extraña mujer, lo hacía aún más.

Al dar las 6:00 pm, Leisha le dijo a Megan que se empezaría a arreglar y así lo hizo, comenzó a ondular su cabello, a maquillarse y todo el proceso que toda mujer toma para sentirse bonita.
Megan y Leisha compartían litera, Megan estaba en su cama, la superior, observando a su hermana en el tocador, para después recostarse y seguir viendo videos en su iPod.

Como toda mujer Leisha tardó 2 horas en arreglarse, por distraerse y ponerse a bailar y cantar con Megan. Su novio tan puntual como de costumbre tocó la puerta de su casa a las 8:30 pm, la hora en la que habían acordado. Leisha se asomó a la cama de su hermana pera despedirse de ella, tomó su bolso, se despidió de su madre y de su abuela para por fin salir de la casa.

Megan se quedó sola pensando en qué podía hacer para no aburrirse. Si, querido lector, adivinaste, ya que la pereza es muy fuerte decidió seguir acostada y ver tutoriales de belleza los cuales pocas veces ponía en práctica porque Megan no era la chica más femenina que hubiera.

Al pasar aproximadamente 2 horas Megan estaba revisando su Instagram, pero ella debería estar dormida. Escucha cómo la puerta se abre, entonces ella gira en su cama para fingir que dormía tapándose con su cobija hasta la cabeza y escuchó cómo la cerraban. Siente como la cama de abajo, la cama de Leisha comienza a moverse, por lo tanto la de ella igual, se le hizo algo extraño que su hermana llegara a esa hora, era algo temprano. Megan sigue pretendiendo que dormía para que Leisha no le fuera a decir algo, en eso siente como rechinan los tubos de la parte de su cama, ahí fue cuando se le hizo extraño que Leisha hiciera eso, porque prácticamente nunca lo hacía. Después fue sintiendo cómo se recargaba un peso en su cama, sintió cómo se sumía su colchón. Ese algo avanzaba en su cama, iba sintiendo lentamente el peso de ese algo acercarse a ella. ¿Qué hacía? ¿Destaparse y comprobar si era Leisha o no? Sentía terror porque ella ya sabía que no era su hermana, pero se sentiría mejor si estaba descubierta, atenta y alerta.

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... ¡3!

Se destapó rápido, para efectivamente... ver sola la habitación. Adivinen quién no pudo pegar un ojo en la noche, eso hasta que escuchó que la puerta principal de la casa se abría y con eso la voz de Leisha.

Megan claro que le diría a su hermana, eso no era nada bueno, tenía que contarle eso y las otras cosas que ya había presenciado.

A la mañana siguiente, un domingo, las hermanas se despertaron para ir a desayunar con su mamá y su padrastro. Estuvieron platicando un rato con su familia.

Para medio día Megan agarra un poco de valor para decirle a su hermana lo ocurrido la noche anterior.

- Oye Leisha... ¿te puedo decir algo? - Dijo Megan un poco incomoda, porque no sabía si su hermana se reiría de ella.

- ¿Qué hiciste? - Contestó Leisha sin verla a la cara, ya que al parecer el chisme en Facebook era más interesante.

- ¡No hice nada! Pero pasó algo anoche...

Leisha levantó la mirada de su celular para escuchar atenta la historia que su hermana menor le decía. Al finalizar Leisha respondió:

- No estés jugando con eso.

- ¡No es ningún juego! ¡Estaba cagada! 

- Júramelo por Dios, Megan.

- Lo juro.

Las hermanas nunca jugaban cuando prometían algo en nombre de Dios, así que Leisha le creyó, se sintió incomoda al saber que eso era cierto.

- Ahora que lo dices Meg, hace días, o creo que ya son semanas, también me pasó algo... Vi a una mujer en la casa, en el cuarto de mi abuela, ella estaba viéndome y cuando quise verla ell...

- ¿Ella se quitó? Si, también la he visto, ya un par de veces. - Dijo Megan prestandole poco interés, Leisha se preguntaba cómo su hermana podía estar tan tranquila... ¡eso no era algo normal!

- ¿Y? ¿No te asusta? ¡Megan eso no debería de haber pasado!

- Leisha, lo que me intriga y en realidad preocupa es por qué la vemos. Siempre hemos escuchados que "ellos" solo lo hacen si has abierto una "puerta" que no quedó bien cerrada... Nosotras no hemos hecho nada de eso... ¿podrán dañarnos? - Esa última pregunta fue lo que puso tensas a las hermanas, no sabían qué estaba pasando. 

Cierra bien la puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora