Capitulo 2; Ying y Yang

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Cuando entró por la puerta, los guardianes estaban reunidos manteniendo una conversación que parecía ser importante. Sin embargo, Jack Escarcha apenas fue consciente de ello. Su mente estaba ocupada pensando otras cosas.

― ¡Jack! Estábamos a punto de ir a buscarte. ―dijo el Hada de los dientes―. ¿Estás bien? ―preguntó al ver que Jack pasaba por su lado sin apenas dirigirle una simple mirada.

― ¿Vaya, ya te has cansado de helar las charcas? Espero que no te hayas olvidado de empañar las ventanas. ―dijo Bunny, el Conejito de pascua, con ironía.

Sin embargo, Jack ni siquiera le había escuchado. Pasó por delante de él y se dirigió hacia la terraza, no antes de darse la vuelta un segundo, con el ceño fruncido.

― Eh... ¿Sabéis quien es la dama de fuego?

Norte, Bunny, Hada y el creador de sueños, se miraron entre sí para luego mirar a Jack.

― Pues... yo he oído hablar de ella, pero nunca la he visto antes. ―dijo Bunny despreocupadamente.

― A mi me pareció verla una vez, pero no puedo asegurártelo. No le gusta la gente, es bastante... solitaria. ―dijo el Hada de los dientes con cara triste.

― Ya... ―dijo Jack mientras se volvía a girar y se dirigía a la parte descubierta del refugio de los guardianes.

Se recostó sobre su bastón mágico para ver el cielo cubierto de nubes y con un pequeño toque, inició una pequeña nevada.

― Yo la conocí brevemente hace un tiempo. ―dijo Norte desde detrás de él. Jack le miró por encima del hombro con curiosidad.

― ¿Quién es? ¿Por qué no podía verla antes y ahora, que soy un guardián, sí puedo? ¿Por qué ella sí me conoce? ―Norté rió por dentro al escuchar tantas preguntas a la vez. Sin embargo, con paciencia, intentó responder al muchacho.

― No es cuestión de que seas un guardián o no lo seas, Jack. Es cuestión de que gracias a eso puedes verla. De no ser por eso, jamás habrías podido ver a tu Ying.

― ¿Mi qué? ―dijo extrañado.

― Es tu contraria. Todos tenemos una. La mía es Halloween, una bruja de cuidado todo hay que decirlo. La del Hada de los dientes, es Vejez, que hace que los pierda todos y que pierda los recuerdos de los que perecen. La del creador de sueños, como ya sabes, es Sombra, que trae las pesadillas...

―Sí, sí, ya lo pillo. ¿Entonces, Me... la dama de fuego es mi contraria? Solo si soy un guardián puedo verla, ¿no? ¿Cómo sabía ella quien era yo? ―dijo cortando la explicación de Norte.

― Bueno. Todos tienen conocimiento de quienes son los guardianes. Tal vez, la dama de fuego, no sabía que existías hasta que fuiste un guardián.

Jack se quedó pensativo mientras veía las motas de nieve caer hacia el suelo. No podía quitarse de la cabeza esos cabellos rojos como el fuego, ni esa mirada helada. Tanto fuego, pero su interior parecía estar más congelado que él mismo. ¿Por qué?

― ¿Qué te preocupa? ¿No es solo por quien es ella, no? ―preguntó Norte.

Jack, sin saber muy bien porqué, enrojeció. Se giró para que Norte no se diera cuenta, pero al parecer, no lo logró a tiempo.

― No me preocupa. Solo sentía curiosidad.

― ¿Es porque es guapa? ―dijo interesado. Jack enrojeció todavía más, frunciendo el ceño visiblemente furioso.

―No... no digas estupideces. ―dijo queriendo evitar el tema.

― Oh, pero lo es. ―dijo Norte―. Es una joven muy guapa. Creo que tenía más o menos tu edad cuando... bueno, cuando dejó de ser humana.

Brave y Los Guardianes; La llama que deshace el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora