Capitulo 13; La llama que hace desaparecer el miedo

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Dicen que el miedo es aquello que sentimos cuando desconocemos algo. Algunos es la oscuridad, porque no sabemos lo que puede haber en ella. Otros temen el futuro, porque no saben lo que puede llegar a ocurrir. Sin embargo, la gran mayoría siente miedo precisamente porque saben exactamente lo que puede pasar. Por muy equivocados que puedan estar.

Las sombras empezaron a desvanecerse a la vez que creaban imágenes alrededor de ambos. Parecían sueños hermosos, donde una sucesión de paisajes preciosos pasaban por delante de sus ojos. Sin embargo, Mérida sabía que no eran sueños. Eran recuerdos. Sus recuerdos.

Jack Escarcha lo miraba todo con asombro, hasta que sus pies tocaron el suelo. Intentó congelar algo para saber donde estaba, pero la imagen no se alteró ni un poco. Mérida, sin embargo, estaba quieta observando lo que ocurría delante de ella. Una mesa con comida, una familia sentada en ella. Su familia.

El rey, la reina y los trillizos. Todo era como siempre, como siempre lo había recordado. El rey Fergus contaba la historia de cómo su esposa, la reina Elinor, había salvado a su pequeña hija de ser devorada por el enorme oso que le había arrancado la pierna. Contaba señalándose la pata de palo.

Jack dejó de probar congelar lo que tenía a su alrededor y centró la mirada hacia la puerta, por donde una joven estaba dando saltos como una gacela... o como un potro desbocado, quien sabe.

― ¿ Mé... Mérida? ―dijo en un murmullo. La aludida se dio la vuelta y se vio a sí misma entrando en la gran sala.

― Y entonces me dijo; ¡No voy a permitir que mates a mi madre! ―gritó el rei Fergus mirando a los niños.

― ¡Pero nadie esperaba que apareciese Mor'du! ¡Papá luchó contra él, pero Mor'du era mucho más fuerte! ―dijo la joven de cabellos rojos que había entrado por la puerta. Se puso entre los trillizos enfatizando sus palabras mientras el rei Fergus se recostaba en una mano, cansado de las interrupciones de su hija―. ¡El gran oso, sin embargo, venía a por mí! Dio un fuerte zarpazo intentando atraparme, casi me tenía. Sentía su aliento en mi mejilla... ―dijo gesticulando como si estuviese ocurriendo en esos momentos―. ¡Pero de pronto! ¡Otro oso entró en combate, quitándome a Mor'du de encima!

― ¡Mamá! ―gritaron los trillizos a la vez. La reina Elinor se sonrojó un poco y se levantó de la mesa.

― ¡Oh por favor! ¡Habéis contado esta historia una infinidad de veces!

― ¡Pero mamá, ahora viene la mejor parte! ―luego, la pequeña rebelde se volvió hacia los trillizos de nuevo y terminó la historia―. Mamá se abalanzó contra el oso y empezó a luchar contra él. A pesar de su tamaño, logró empujarlo contra una enorme roca, uno de los pilares estaba resquebrajado. La enorme roca cayó encima del oso...

― ¡Y lo mata! ―dijeron los tres. Mérida pone los brazos en jarra.

― Pero, Mor'du, vuelve a aparecer. Y da las gracias por liberarlo de su hechizo. ―dice  Mérida mientras se sienta entre los tres trillizos―. Porque Mor'du había caído en el mismo hechizo que vosotros tres y mamá...

Jack miró a Mérida, la cual miraba la escena con un deje melancólico en la mirada.

― Es... tu familia... ―dijo Jack mirándola a  los ojos. Ella esbozó una triste sonrisa sin apartar la mirada de ellos, asintiendo con la cabeza.

― Mi madre había querido que me casara con uno de los primogénitos de los clanes vecinos. Yo me opuse, y con ayuda de una bruja... sin querer, claro, la convertí en oso... ―Jack abrió los ojos de par en par y miró de nuevo la escena.

― Vamos. Es hora de recibir a los invitados. Recordad que hoy viene Lord MacGuffin, Macintosh y Dingwall. Y sus hijos, por supuesto. ―dice Elinor con una sonrisa.

Brave y Los Guardianes; La llama que deshace el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora