VII

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Estorbo

Bueno para nada

Farsante

Cubría sus oídos con fuerza, sabía que eso no iba a ayudarle, pero era un acto hecho por su propio cuerpo buscando que las voces pararán, cosa imposible de lograr con sólo taparse los oídos. Después de todo, los demonios viven en nuestra mente.

Varias píldoras se encontraban tiradas por el lugar, píldoras que habían caído cuando intentó tomar un poco de su medicamento, pero, joder. Ninguna de esas píldoras servían tanto como ella, ella había sido la droga que había llegado a calmar sus demonios por demasiado tiempo. No quería ser una carga para ella, no de nuevo, se había prometido no volver a hacer los errores que había cometido anteriormente, pero cómo no hacerlo si le necesitaba como un niño necesita a su madre.

Temblaba de miedo, era la tercera crisis en sólo un día cuando generalmente sólo se presentaba una, desde que la había vuelto a ver había comenzado a tomar correctamente su medicamento con el fin de no perderla . . . Pero parecían sólo empeorar las cosas.
Se dirigió al baño, su vieja compañera de buen filo se encontraba ahí, dándole una leve solución a sus problemas tal como había comenzado a hacer desde años atrás. La tomó en sus manos, examinándola una y otra vez. Se sentía vulnerable y débil.

Al recargarse en la pared se dejó caer para terminar sentado, con la navaja en mano. Algunas lágrimas amenazaban con salir de su rostro, un nudo en la garganta se hizo presente mientras que intentaba ahogar algunos sollozos. Prontamente una mano inexistente tomó la suya, con una sonrisa.

Hazlo, sólo unos cuantos

Una lágrimas resbaló por su mejilla, presionó la filosa punta contra la piel de sus muslos, una y otra vez. Mordió levemente su labio intentando no llorar. Pero las lágrimas caían una tras otra, mezclándose con el líquido rojo que comenzaba a salir de sus heridas.

Dejo a la navaja caer y puso sus brazos sobre sus rodillas con una pequeña queja de dolor, quedando sentado en posición fetal. Dejó a su ahogado llanto salir, no podía contenerle más, no podía soportarlo más.

[ . . . ]

Tomó un poco de café, sus odiosas compañeras se paseaban por su alrededor, burlándose de él. Restregándole lo cobarde y débil que era.

Suaves golpes se hicieron presentes en la puerta, los jeans que usaba molestaban sus heridas en cada paso que daba. Checo quien era, _____, soltó un suspiro y dio una leve sonrisa para abrir la puerta, topándose con la castaña quien tenía en manos un trozo de pastel. Su cabello iba recogido dándole a entender que recientemente había salido de su trabajo.

_____ –dijo con una sonrisa, dejandole pasa.– ¿qué te trae por acá?

La antes mencionada dejo lo que llevaba en manos en la mesa ratonera para después dirigir su mirada a Seán.

¿No puedo visitarte? –contestó, haciendo ojos de perro regañado.–

Al ver el inocente rostro que había hecho, se sintió mal por haber hecho lo de unas horas antes, se sentía disgustado consigo mismo.

Claro que puedes.

Una bella sonrisa salió de los labios de su visita, una de esas sonrisas que tanto extrañaba, de aquellas que habían derretido más de una vez su pobre corazón.
Cuando la vio a los ojos esta fruncía el ceño, se acercó a él y le miró a los ojos con una mirada fría que hizo a un escalofrío recorrer su cuerpo.
La mujer, de una cabeza más baja que él, se cruzó de hombros para después desviar la mirada.

Seán . . . ¿qué pasó?

Después de un año y algunos meses y ella aún recordaba cada pequeño detalle sobre él, sabía que no podía mentirle, no a ella quien le conocía como a la palma de su mano. Estaba entre la espalda y la pared.

Sin darse cuenta sus ojos se humedecieron, ____ siempre había tenido ese efecto en él, ese efecto de hacerle decir la verdad sin importar lo dolorosa que fuera.


[ . . . ]

Ella acariciaba sus cabellos, él estaba envuelto en una manta con su cabeza en el regazo de ____, comiendo pastel mientras veían una película. La chica no dejaba de decirle que estaba bien, todo volvería a estar bien.

Abre boca –dijo ____, con un pedazo de pastel en un tenedor.–

Hizo caso y dejó que le alimentará nuevamente, se sentía como un niño pequeño el cual se había golpeado y su madre le mimaba. Sentía que estaba seguro de sus demonios junto a ella.

Continuará . . .

Please, Don't Go [Jacksepticeye]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora