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Cielo e infierno en un solo lugar, una locura, una pesadilla . . . Hecha realidad.
Había perdido todo lo que alguna vez amó y ahora vagaba por las interminables calles de Irlanda. Sin rumbo. Sin nada más que una cansada mente y un corazón roto.
Pero entonces la vio, era la luz entre su oscuridad. A paso firme se acercó, pero ella comenzó a correr como si su vida dependiera de ello, la persiguió hasta perder el aliento, una parte de él le decía que la necesitaba; entonces está volteó, revelando su rostro, lo grabó como si fuera la palma de su mano.
Intentó volver a seguirla, pero todo se volvió oscuro, los colores desaparecía y aquella chica sólo ladeó su cabeza observándole caer al frío y descolorido suelo. Todo aquel esfuerzo que hacía para parecer alguien energético y de una gran autoestima se iban con aquellos hermosos colores, dejándole completamente sólo.

No te besaría porque lo más difícil sería dejarte
Sean . . .
Lo siento”        

Abrió sus ojos y se sentó de golpe para tomar su cabeza entre sus manos, entrando en llanto, la había perdido y lo sabía, pero si era posible intentaría nuevamente.

Sólo debía encontrarla.

Sabía que sería difícil encontrar a una persona en específico entre millones. Pero sus esperanzas no caerían, no esta vez. Debía devolverle todo lo que ella le había entregado alguna vez, ese cariño, los abrazos . . . Aquel beso con el cual decidió alejarse. La depresión que llevaba encima le decía que no sería más que una carga muerta en los débiles hombros de aquella mujer que lo amo hasta su último defecto.
Una sonrisa se formó entre aquel río de lágrimas al recordar su sonrisa, una sonrisa tan blanca como la nieve pero que radiaba como la estrella más bella, no podría dejarla ir de nuevo, su corazón necesitaba de ella para volver a sentirse vivo.

Secó sus lágrimas y se levantó de la cama, a paso lento se acercó a la cocina para prepararse café, el aroma de la bebida le tranquilizaba.

Jack, tu habitación huele mucho a café” habló con una sonrisa “es relajante

¿Por qué?” Preguntó entregándole una taza mientras le daba un sorbo a la suya.

Porque nos conocimos en la cafetería” soltó una risita para seguir el acto del de cabellos verdes.

Agitó su cabeza haciendo a ese recuerdo desaparecer, miró hacía abajo mientras observaba como sacudía levemente su taza  con el tibio líquido y soltó una pequeña risa, la manera en la que la conoció había sido, por así decirlo, graciosa.

Pero esa sonrisa desapareció rápidamente, literalmente ya no sabía nada de ella y eso le asustaba, desde ese beso ella solo corrió y se perdió entre las personas. Cada día durante medio año le llamaba con la esperanza de poder escuchar su voz, pero nada . . . Siempre era nada; también había intentado visitarla, pero al parecer se había mudado. Jamás tuvo la valentía de acercarse nuevamente a aquella cafetería, le recordaba a ella y eso estrujaba su corazón.

Para cuando se dio cuenta su taza ya estaba vacía, soltó un suspiro y comenzó con su rutina, el tenía otro problema: una batalla constante entre el tiempo que tiene y el tiempo que necesita. Fingió una de sus más sinceras sonrisas y comenzó.

Top of the mornin' to ya, laddies!

[ . . . ]

Había terminado, soltó una gran bocanada de aire y se dirigió al baño, al verse en el espejo no vio más que a un hombre que fingía su felicidad con el propósito de hacer a los demás reír. A un hipócrita.
Tomó algo de agua con sus manos y la hecho en su rostro para mirarse en el espejo.

Oh, vamos Jackaboy” dijo en suplica “¿Puedes quedarte conmigo?

No te vayas” pidió entre lágrimas “No quiero estar sólo

Jamás estarás sólo . . .

Golpeó el espejo y tomó su rostro, estaba sólo por un acto estúpido. Y por más que no quisiera sabía que se lo merecía.

Continuará . . .

Please, Don't Go [Jacksepticeye]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora