Olía bien, ¿qué era? Movía las manos tratando de sentir, de percibir. Sus ojos le pesaba, no quería abrirlos. ¿Una cama...?¿dónde estaba? No importaba, estaba cómodo, era alconchonada y olía bien. Se sentía en una nube.
Con todo el pesar del mundo, Daniel abre sus ojos, para encontrarse con un techo blanco con varias luces blancas.
—¿qué...?—murmuró. Miró a los lados.
La duda estaba en la mirada de Daniel. Era un espacio pequeño, pero la cama era grande. Todo de un color blanco, pulcro y limpio. Pudo ver a los lados estaban unas pequeñas ventanillas de una forma ovalada medio hundidas y tapadas con una cortina negra. Negando la visibilidad hacia afuera.
Los nervios a flor de piel. No conocía nada ¿por qué estaba allí? ¿Cómo había llegado? Varias preguntas atormentaba la mente de Daniel...
Siente como se sacude el lugar bruscamente, asustándolo. Escucha fuertes ruidos provenientes de afuera...¿eran truenos? A Daniel no le gustaba las tormentas y menos los truenos. Con mucho temor, intenta taparse con la sábana, pero al intentar taparse, siente un agudo dolor en sus hombros y brazos. Daniel soltó un gemido de dolor y unas cuantas lágrimas amenazaron por salir.
El miedo creció en Daniel, no sabía que pasaba. Intentó mover su cuerpo levantando así su cabeza, pero un escalofrío recorrió su cuerpo entero. De golpe, su cuerpo empezó a doler; sus caderas, su trasero, sus piernas, todo le pesaba. Sentía como sus extremidades se contraían a cada pequeño movimiento. Daniel soltó un gemido de dolor, y en su agonía soltó a llorar. Los recuerdos volvieron de golpe, haciendo que el castaño gimiera y temblara aún más.
—“¿Por qué me hizo esto...?—pensó Daniel.
El lugar se sacudió aun más, haciendo que las luces parpadearán amenazando con apagarse. Los relámpagos se oían fuertes y erráticos, provocando aun mas temor en el castaño.
Daniel empezaba a perder el aire, todo esto superaba su escaso conocimiento de las cosas a su alrededor. No sabía donde se encontraba, ¿por que el lugar donde estaba se movía bruscamente? ¿porque no estaba en un calabozo? El frío creció en la habitación, de pronto todo se obscurece...Daniel estaba vestido con un camisón enorme, dándole un aspecto adorable y en la ropa se impregnaba un delicioso olor a lavanda.
Las luces se encienden de repente.
—Daniel—dijo Jack entrando.
El castaño se estremece y las lágrimas se incrementa. Trata de callar sus gemidos para que no se enfade. Cierra los ojos fuertemente cuando mira a Jack acercándose.
—Abre los ojos—pidió Jack—No te haré daño mi Luna.
Daniel se estremece al sentir su presencia a su lado; sintió su respiración en sus mejillas y su tan característico aroma, ese que tanto le encantaba; impregnó sus fosas nasales.
—Por favor...—suplicó Jack.
Daniel se estremece al oírlo cerca de su oído. Siente una enorme mano posicionándose gentilmente en su espalda, haciendo que tiemble y un pulsante dolor atraviese toda su espina dorsal.
—¡Ah!—gimió Daniel abriendo los ojos.
Y ahí estaba. Aquel dios griego, la perfección en persona estaba a centímetros de sus labios. Su respiración, su aroma, su calor; todo de Jack dejó hipnotizado al pequeño omega. Su mirada se centró en los rasgos de aquel hombre, todo le parecía fantástico y hermoso. El poseía una belleza indescriptible; lo que Daniel no podía poseer. No podía creer que aquel perfecto dios llamado Jack estuviera hablándole tan hermosamente, recibiendo sus caricias en su mejilla y en su espalda regalándole una sensación de paz. Daniel podía asegurar que nunca en sus quince años de vida había sentido tanta tranquilidad, tanto cariño en su mirar, tanto calor en sus caricias, en su voz...
Jack cortó la distancia entre ellos lentamente rozando los labios de Daniel. Apenas un roze y el pequeño omega se sentía morir, quería sentir el sabor de sus labios.
Jack podia ver el deseo en su pequeño omega, el deseo de querer sentir sus labios contra los suyos, hacía que el poco control que Jack poseía se fuera lentamente al carajo. El aroma de Daniel era mas potente y penetrante, era mas atrayente...
Jack no quería que el pequeño se asustara con otro movimiento impropio de su parte, así que, esperaría para que Daniel hiciera el primer movimiento.
—...Daniel—susurró Jack casi rozando lo prohibido.
Daniel levantó su mirada y se perdió en los atrayentes ojos del alfa. Podía ver en esos posos obscuros un hermoso sentir que hacía a su cuerpo temblar. El castaño se olvidó que el hombre frente a el era el causante de sus dolores en todo el cuerpo, el que tomó su virginidad y que
ahora lo tenía en un lugar desconocido. Ya no importaba, nada de eso valía como escusa para alejarlo,—aunque sonara masoquista—quería saber el sabor de sus labios.En un tímido y pequeño momento de valentía, Daniel unió sus labios lentamente con los de Jack; creando la mejor sensación en su vida, el mejor sabor jamás probado y la mayor calidez nunca dada. El tímido omega se separa lentamente, aunque fuera un segundo no quería que el alfa frente a el lo odiara por su osadez, no quería perderse en el sabor de sus labios.
Jack al sentir a Daniel separarse, le entra la decepción. El sabor de aquel hermoso ser era ahora, su mas grande adicción. Posó su mano gentilmente en su nuca atrayéndolo mas a el, acercando nuevamente sus rostros, rozando nuevamente sus labios y con su otra mano que sostenía su pequeña espalda se aferró aun más ejerciendo una pequeña presión en su cintura provocando que Daniel saliera de su trance placentero y recordara todo lo vivido.
—¡Ah! N-no...por favo-r...— Gimió Daniel. Ejerció con sus brazos lastimados la separación entre sus cuerpos, pero en vez de sentirse liberado de aquel dolor, solo provoco que Jack ejerciera aun mas presión en sus caderas—Du...duele.
Jack en un arranque de furia por el rechazo del omega lo suelta bruscamente y este cae en la cama, provocando que el pequeño gimiera y llorara.
—Daniel...—susurró lentamente acercándose al castaño.—espero que entiendas que tu eres mio y como mi luna debes complacer me y darme familia.
terminó de decir con voz gruesa y pesada, gruñendo cerca de su oído provocando en el omega temor.
—Pero ahora...no es el momento,—dijo con voz cargada de odio—tenemos que bajar de este condenado avión primero.—gruño Jack.
Jack hizo lo imposible para ya no dañarlo, pero el rechazo de Daniel acabó con su autocontrol. El mismo haría entender de una buena vez, que aun rey alfa nunca se le rechaza.
ESTÁS LEYENDO
Gran diferencia (Yaoi)
WerewolfHombres lobos y vampiros. Hostiles criaturas, orgullosas y fuertes. Ambas en conflicto pero se han empeñado en convivir cientos de años. En estas conflictivas razas están los alfas y omegas, ya sea hombre o mujer. Con el paso de los tiempos, la rel...