Capítulo 15. Solo Eso

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—Jack... Hermano, n-no es lo que piensas. —¿Eh? Hermano, ¿son hermanos?

— Mira, Raquel y yo... Pues.

—¿No es...lo que parece?— repitió incrédulo y con una ceja levantada —Entonces ¿qué es lo que parece?

Sus palabras calaban hasta mis huesos y sentía las náuseas en mi garganta. Esta situación no pintaba bien. Los nervios de las mujeres se empezaron a impregnar en Daniel a tal punto que creía que era suyo. Las respuestas parecían atorarse en su garganta. Nadie hablaba, nadie respondía, nada.

—Lo pondré fácil  para ambas, ¿esta bien? — a falta de repuesta ofertó — Se irán por esa puerta en menos de cinco segundos o mueran.

La incredulidad de las mujeres era graciosa. Nunca esperaban esas palabras de su propio hermano.

—Fácil ¿no?

—¡si! —dijeron ambas y salieron corriendo cerrando la puerta.

Una vez fuera el estorbo del rey, dirigió su mirada a Daniel.

—Daniel— dijo.

—Jack —susurró.

¿Me odias verdad?

¿Cómo estás? — su mirada miraba con indiferencia el cuerpo del omega creando un sabor agridulce en su paladar.

—Estoy...bien

—Que bien...

Las palabras se quedaron en el aire con la ultima palabra. No había ni un rastro de gentileza en la voz del alfa. Jack seguía mirándolo, averiguando con sus hermosos —pero fríos — ojos los pensamientos interiores de Daniel. Juzgándolo ¿quien sabe?

—...Jack yo-

—¿Sigues siendo poca cosa mi lado Daniel?—mascullo interrumpiéndolo.

—no-no entiendo.—replicó en respuesta.

Un silencio se creo otra vez en la habitación. Daniel no sabia si era bueno o malo pero no le causaba vértigo y mucho menos miedo...solo era curiosidad, curiosidad por entrar en la mente del alfa frente a él y saber sus mas recónditos sentimientos y pensamientos, saber si de verdad lo quería como su compañero de vida. Nuestros animales interiores ya lo hicieron ¿por que nosotros no? 

¿Debería decirlo?

—Daniel.

¿Debería dejar fluir estos sentimientos cada vez que estoy junto a él?¿Dejar que fluya el deseo de juntar nuestros cuerpos y unirnos en un solo aroma? Simplemente desear amanecer a su lado, ver su rostro en las mañanas, ver los hermosos rayos del sol asomarse por la gran ventana  caer por su rostro y torso desnudo y creer que tengo frente a mi a la mas grandiosa creación en persona, con pelo negro azabache y piel reluciente, blanca y firme. Descubrir los secretos del universo en su cabeza y sus ideas llenas de inteligencia y arrogancia. La misma noche estrellada en sus ojos con un sin fin de universos brillantes.

-—Daniel...

¡No, no y no! No pienses eso. Su cabeza era un caos ahorita, estar en la misma habitación que el rey empezaba a hacer estragos en su mente, podía escuchar a su omega ronronear en respuesta a sus pensamientos, estaba de acuerdo. Pero en Daniel se creaba el miedo de nuevo, muchos años de menosprecio y dolor. Su autoestima estaba por los suelos, pero con Jack...con Jack se creaba otro mundo, donde sus miedos pasaban a otro plano  y sus necesidades de tenerlo junto a el era lo primordial; se sentía seguro, los gritos de ayuda del pequeño Daniel eran destruidos y dejados atrás encerrados en un cofre donde su inseguridad también se iba. Desear estar con esa persona que creaba nuevos sentimientos y pensamiento en su inocente mente lo estaba matando, eso era su miedo, era su destrucción. Desear a ese rey para el solo era impensable, no lo creía, era simplemente una fantasía, una que le daba libertad. 

¡El no era nada!

—¡Daniel mírame!

—Ah-¿qu-e?—chilló en respuesta.

—¡Ya estoy cansado de esto!

Daniel gimió. 

¿Cómo que cansado?

El temor creció en el, sus feromonas se dispersaron creando un ambiente agridulce de completo terror. 

Jack en respuesta gruño, su alfa y él. ¡No permitiría que Daniel tenga miedo en su presencia! de ninguna manera.

Con cuidado se fue acercando a su pequeño omega, que gimoteaba y otras traicioneras lágrimas se deslizaban por su tierna piel, donde sus mejillas se tiñeron de un hermoso carmín; que por una parte le daba rabia—no quería verlo llorar—pero por otra parte...le encantaba. ¿Por que no verlo llorando con su carita de ángel pidiendo, suplicando por que me entierre entre sus hermosas piernas? — su alfa gruño en aceptación — Jack sabia que era un insensible, su pequeño e inocente ángel llorando frente a el— por las palabras antes dichas—pero ¿qué podía hacer? Muchos años con el mismo modo operando lo hicieron de esta forma, ¿preocuparse por los sentimientos ajenos? Eso era impensable, le revolvía el estomago. Pero con Daniel bajo el, llorando, con sus hermosos ojos azules demostrando miedo y dolor se le estrujaba el corazón de tal manera que lo dejaba sin respiración, su alfa se ponía melancólico y las ganas de llorar crecía cada vez mas pero el nunca derramaría una lagrima, debía ser fuerte y recto. De esa manera fue su vida, esa era la manera de sobrevivir en este mundo. Pero con la pequeña criatura entre sus brazos, maltratado y abusado toda sus vida creo en él algo tan humano como el dolor, el miedo, la impotencia, el amor...

—Daniel...mi amor— dijo en un susurró cerca del oído de su amado. Sus brazos cubriendo su pequeño y frágil cuerpo. — No quise decir eso, por favor escúchame.

El pequeño omega levanto su mirada al alfa que lo tenia en brazos, el quería escucharlo, necesitaba escuchar su respuesta, sus palabras llenas de amor y no su rechazo.

Con sus grandes manos, Jack limpió las mejillas de su pequeño omega. Con su otra mano pasaba sus dedos en su torso tratando de aliviar el dolor que el había provocado. Miraba con amor cada parte del Daniel y eso le estaba provocando un agradable dolor en su pecho, su corazón palpitaba tanto que parecía querer salirse de su pecho. Cada caricia le creaba un pequeño gemidito de satisfacción. El alfa empezó a acercarse a su rostro y empezó a repartir pequeños besos en cada parte de su rostro; su nariz, sus ojos, su frente, su barbilla y empezaba a descender por su cuello mientras sus grandes manos mazaban sus muslos con cuidado y cariño. Daniel se sentía desfallecer, su cuerpo respondía en suspiros y gemidos que intentaba suprimir pero le era difícil; aquel hermoso alfa encima de el  estaba creando una agradable y placentera fricción, se sentía bien, se sentía correcto. Su omega ronroneaba en respuesta y deseaba más, llamando a su alfa con cada caricia, con cada beso.

—Te amo Daniel, mi hermoso omega, no sabes cuanto. —suspiró en anhelo cerca de su oído destruyendo la mente del pequeño vampiro. Su pecho se lleno de una indiscutible felicidad y gimió en respuesta. —No me gusta oírte menospreciandote bebe, no lo hagas, se me estruja el corazón y mi pecho empieza a doler, no lo vuelvas a hacer por favor. Yo te amo, te amo tanto que duele. ¿que dices mi hermoso ángel?

Daniel dirigió su mirada azulada a su alfa de cabellera azabache y con lagrimas en los ojos y una gran sonrisa dijo:

—Yo también te amo mi alfa.






¡Hola! 🐼

🍓 ¿Cómo están criaturitas? ¿Me extrañaron? Yo si a ustedes. Lamento la enorme tardanza pero bueno... La flojera tiene su modo operandi.

🍓 Lamento las faltas de ortografía, cualquier sugerencia será bien recibida. ¡Hasta la próxima bebes! 😘😘😘😘

Gran diferencia (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora