Capítulo 10. Baila Conmigo

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Ya al final de su recorrido y antes de que pudiera llegar y por fin sentir el grato olor de aquel alfa. Este aceleró las cosas avanzando lentamente con pasos firmes y decididos, posicionarse en medio del salón. Daniel, ante el repentino y extraño proceder del alfa, detuvo sus pasos.

—No me dejes aquí esperando, cariño. —dijo el alfa con una mano extendida al castaño.—Hoy los dioses no nos detendrán.

El silencio reinó en el gran salón y mecánicamente todos se alejaron de la gran pista formando un círculo dejando adentro al pequeño omega y al alfa.

Ante tal petición, Daniel abría y cerraba la boca, como intentando formular una oración negativa,—pues si, quería negarse—no quería hacerlo, sus piernas no aguantarían. El remedio "casero" solo servía cierto tiempo y es todo, no hay nada claro, nunca le dijeron nada claro, solo tener cuidado y no abusar. Tal vez, si le explicaba a Jack eso cambiaría de parecer y le permitiría reposar en algún lugar bien oculto, donde nadie se fijará en el, donde fuera invisible. Pero la mirada de Jack no daba tregua a sus súplicas y se acercaba más a el, hecho que asustó a Daniel y lo hizo retroceder unos pasos.

—Daniel, acércate.—dijo Jack con voz amable extendiendo una vez más su mano.—No te haré daño.

Y como si fuera un encantamiento, el omega se acercó lentamente al alfa agachando la cabeza.

Daniel se dió cuenta que en su interior una voz deseaba a gritos sentir contra su piel a su alfa, deseaba oírlo aún más cerca de el y estar con el para oler su delicioso aroma sin que nadie lo detenga. Verlo a su lado por las mañanas y yacer con el al anochecer diciendose cosas lindas y ¿por qué no? Ver las estrellas en un campo abierto deseando poder tocarlas y pedir un deseo.

¿Por qué?

Sin darse cuenta, el castaño llega a su destino y choca con los zapatos del alfa. Su respiración parece cesar lentamente y comienza a temblar. Las piernas se siente cada vez más débiles y sudor frío empapa sus manos y espalda. No quería hacerlo frente a el otra vez, no quería que lo viera en ese estado. Pero por otra parte, deseaba llegar, estar a su lado y sentir su aroma impregnandolo, llenando sus sentidos de él y no dando tregua a discusión. Daniel no se dió cuenta que sus manos sujetaban fuertemente pedazos del vestido todo este tiempo, ya casi llegaban a un tono blanco perdiendo todo color. Pero no importaba, ya consiguió lo que quería, ya consiguió callar su voz interna de desear estar a su lado, ya llenó sus pulmones de su esencia y ya escucho su voz... Ya no necesitaba estar ahí... ¿Verdad?

Ya no más... ¿Cierto?

Con mucho miedo a la reacciones de los demás, se fue separando del alfa lentamente y con cuidado a no tropezar y como si el alfa leyera su mente avanza hacia el y coloca su mano en su espalda atrayendolo a su cuerpo.

—¿A dónde crees que vas Daniel?—susurró Jack muy cerca de su oído.—La fiesta no ha terminado.

Con la mano aún en su espalda, el alfa aprovechó atrayendolo a su pecho causando la tensión y temblor de su pequeño omega. Con una sonrisa altanera levantó su delicado mentón y acercándose a su oreja le susurró: por favor mi amor, y se deleitó con el gran sonrojo en su cara y el brillo en sus hermosos ojos azules. Sin que Daniel lo deseara, empezó a liberar más feromonas embriagantes y dulces —como en celo—causando que el alfa casi perdiera el control de sacarlo de esa maldita fiesta y tomarlo en su habitación.

Daniel apartó su mirada de Jack encontrando otro punto en el cual enfocarse que no sea en aquel hermoso ser frente a el. ¿Qué le podía decir? No quería hacerlo, nunca lo había echo,—y hasta se había considerado de pies izquierdos—y ahora de la nada tiene que hacerlo y con Jack, no es que no quiera, solo... Solo no se siente preparado y menos con el dolor que se carga en el cuerpo. Jack le estaba ofreciendo comida, cuidados, cariño, respeto y ahora hacia una fiesta en honor a su unión como pareja.

Pareja... Que bien se oye eso.

Vamos,—junto a esa palabra, comenzó el sonido de la música.—yo te guiaré.—y lo guió con el primer movimiento.

Uno, dos, tres, uno, dos, tres.

Eso se repetía en su mente desde que empezó la melodía. Se balanceaba hacia al frente y hacia atrás, para un lado y para el otro creando un—sustentable—baile, o eso creía hacer. Los primeros pasos llegó a pisar su vestido y casi tropezandose en el proceso pero siempre estaba las grandes manos del alfa cuidándole de cada tropiezo y posible accidente. Jack lo guió lentamente y con mucho cuidado a no lastimarlo, le dio la oportunidad de alejarse de el al ver lo concentrado que estaba en seguir sus pasos—lo cual, le parecía adorable— y también que ya no temblaba a sus toques. El alfa estaba feliz y su lobo también, frente a el estaba el más hermoso ser que haya conocido y nadie lo podía negar; de vez en cuando dirigía una mirada de odio que dejaba congelados de miedo a aquellas bestias que miraban con ojos nada decentes a su omega y procuraba que Daniel no se enterara de eso y lo atraía más a el.

La melodía seguía y cada vez se unían más parejas a bailar con ellos ya que parecía seguro. ¡Claro! Siempre y cuando no hicieran nada indebido, lo cual hasta ahorita nadie provocó su ira y no había ningún muerto...hasta el momento, pues Jack no asustaría a su pequeño omega y sobretodo no borraría su sonrisa de su preciosa cara.

—Lo haces bien.

Daniel levantó su rostro y vió a aquel dios regalándole una de esas hermosas sonrisas que a él tanto le encantaba, hacía que su interior revoloteara miles de mariposas y también lo hacía sentir completo. Su sonrisa lo hacía sentir completo, su ojos, sus toques y su voz. No sabía que pasaba pero eso lo hizo sentir confiado, lleno de energías y con ganas de soltar lo que tanto deseaba desde que se marchó en la mañana, necesitaba hacerlo y su voz interior así lo deseaba al igual que el...

Y lo haría, ya no importaba nada más.

Jack, —hizo una pausa y el alfa se acercó—¿Me darías un beso?

Dijo Daniel con voz decidida y rostro sonrojado.

Y por esa simple frase, con aquel ser angelical acercándose y aferrándose a su cuerpo como si su vida dependiera de ello, la poca cordura que le quedaba amenazaba con abandonarle y llevarse a aquel omega a su habitación y hacer con el lo que quisiera.

Nota:

*Hi! Criaturitas🐰aquí esta el capítulo 10.

*Perdonen la tardanza y las muy posibles faltas de ortografía. 🌟🌟🙈🙊🙉🐙

Bye💋👸👑😘

Gran diferencia (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora