Capítulo 3. Dolor

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Al oírlo, creyó que el mundo se le venía encima. No sabía lo que pasaría y eso lo doblegaba y hacía caer.

Los intentos de Daniel de quitarse al alfa de encima eran inútiles, ya no sabía que hacer. Su cuerpo aún dolía por las heridas sufridas anteriormente. Las supuestas caricias sobre su cuerpo que Jack hacía eran hirientes y calientes. Muy a su pesar, su cuerpo pedía su toque aun más y aunque no lo aceptara, quería que lo marcara.

Daniel sabía que ese alfa, llamado Jack, era su pareja destinada; pero aunque el se negará, su escencia lo señalaba. El pequeño omega estaba en su primer celo y no sabía que hacer, no se sentía preparado, tener un celo a los quince y no tenerlo en sus primeros años de edad era prácticamente declararlo un "omega defectuoso." Entonces...¿por qué reacciona ahora a su toque? ¿por qué ahora...?

No quería que se decepcionara, Daniel creía y perjuraba que no era bueno para él.

-P-por fa-vor...señor Jac..jack, me me d-duele..pare...-quiso hacerlo recapacitar pero no funcionó, jack siguió en lo suyo, el deseo lo nublaba, el olor del pequeño lo volvía loco. No pararía ¡ni loco lo haría! No importaba sus protestas, sería suyo.

Sus manos desgarraron su camisón y dejó al descubierto las heridas del castaño, las heridas que anteriormente no había notado, provocando así, la ira del Jack.

-Puedo ver...-dijo con aspereza-que el dolor en tu piel te complace-.Recalcó cada palabra mientras bajaba su miraba al castaño.

-Deja que te complazca aún más.

Jack no lo pensó, ya no solo sería suyo, sino que además nadie lo tocaría. Sin delicadeza posó sus manos en la cintura del castaño haciendo crecer el desconcierto y temor en el pequeño omega.

-¿A..a qué se refiere?-dijo Daniel aguantando las lágrimas. Sentía que el alma se le iba con la penetrante mirada del alfa que emanaba enojo y lo hacía sentir mucho miedo y sobre todo, sus temblores. La pequeña presión ejercidas en sus caderas lo tenía dominado.

La pasciencia en Jack ya no existía, sus intentos de ser gentil ya no importaba. Haría comprender a Daniel que no hay escapatoria, ¡ que no lo habría! Nadie lo tocaría. Las uñas del alfa se convierten en garras y ahora la pequeña presión ejercida en la cintura de Daniel se convierte en una presión dolorosa, encajandose dolorosamente en su piel.

-¡Ah! Du...ele, no...no por...por f...avor.-Gimió Daniel. Sus gemidos eran cortantes, el dolor era horrible. Su cuerpo estaba lastimado y herido, Sereida no había tenido piedad anteriormente.

Su mate le estaba asegurando mas dolor ¿qué podía hacer?¿qué lo hizo enojar? Estaba aterrado.

-Mi pequeño Daniel...-Dijo arrastrando cada una de sus palabras manteniendo un silencio preocupante.

Daniel cerró sus ojos tratando de sentir alivio en su pulsante dolor, pero al oír a Jack levantó su mirada. Y lo que vio, lo dejo sin aliento. Observó sus ojos completamente obscuros y en su centro rojo, tan intenso y brillante. Daniel vio la belleza en su mirar, eran hermosos a la vista del omega...

Jack endureció su mirada hacia el pequeño. Dando una mirada gélida.

-Te haré entender Daniel...que eres mío.

Con brusquedad, se posicionó entre las piernas de Daniel alarmándolo. Posicionó su gran hombría con gran anchura, de proporciones subrealistas, en su pequeño orificio virgen, y de una estocada lo penetra sin piedad.

-¡Ahh! No...n-no...due-le.

Sin una pizca de cordura en su sistema, Jack empieza el vaivén rápido y profundo; profanando su interior. Las garras de Jack se encajan sin piedad en su cintura afianzando su agarre. Muerde sus rosados pezones y lame la sangre que se escurren de estos.

Gran diferencia (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora